Ya resulta por demás extraño el lockout más violento de la historia del país que se acerca a cumplir 100 días.
Un grupo de empresarios del campo, de las zonas más privilegiadas y ricas de la actividad agropecuaria, protestan por la suba de las retenciones como si estuvieran al borde de la quiebra. No es así.
El Gobierno presenta el conflicto como si sólo una parte no tuviera vocación de diálogo. No es así.
Dueños de tierras que siguieron subiendo de precios en dólares hasta niveles record pese al conflicto, y arrendatarios y arrendadores que no rompieron ningún contrato por la supuesta crisis de rentabilidad, cortan rutas porque sostienen que no es negocio cultivar. No es así.
La administración kirchnerista destaca que se preocupa por la evolución de los precios de los alimentos, pero se apoya en los eslabones más concentrados de la cadena agroindustrial y comercial. También afirma que está en contra de la expansión de la sojización. No es así.
Los peones rurales, los peores pagos del universo de trabajadores, además de estar la mayoría en negro, siguieron con las tareas diarias. Sus patrones, con nada de pudor por la violación de normas laborales, se quejan que con las retenciones se viola la institucionalidad. No es así.
Los piqueteros de la trama multinacional sojera integran uno de los sectores con más alta evasión impositiva y sostienen que si pagaran las actuales retenciones el campo dejaría de ser rentable. No es así.
Las tres etapas del lockout agropecuario, con la última todavía en desarrollo, incluyó la no comercialización de granos, con cortes de rutas de productores que revisan los camiones para detenerlos si llevan esa carga. Aseguran que de esa forma presionan al Gobierno porque así afectan “la caja”. No es así.
La recaudación por retenciones siguió en alza y las exportaciones de granos en cantidad no disminuyeron en el período enero-mayo de este año respecto del mismo lapso de 2007, sino que subieron.
Camioneros de carga de granos aseguran que hace más de 90 días que no pueden trabajar, pero por algún medio de transporte y caminos llegaron los cereales al puerto. Cortan rutas afirmando que están ahogados. No es así.
Desabastecimiento, góndolas vacías y surtidores cruzados fueron presentados en los últimos siete días por noticieros como un hecho concreto. No es así. Es evidente que existen problemas de acceso y pueden agudizarse si se extendieran los cortes, pero hoy no hay faltantes dramáticos.
A esta altura, los integrantes de la Mesa de Enlace de las cuatro entidades del campo que impulsaron, avalaron y profundizaron semejante desorden social dicen que ellos no son responsables de este caos y que lo hacen por la patria. No es así.
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