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Economía|Sábado, 20 de diciembre de 2008
EL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS FINALMENTE ACCEDIO A UN PLAN DE SOCORRO DE LAS AUTOMOTRICES

En medio de la noche apareció la grúa

Después de advertir que analizaba llevar a General Motors, Chrysler y Ford a una quiebra ordenada, el gobierno de Bush aceptó otorgar 17.400 millones de dólares para salvar a las dos primeras empresas. Ford por ahora no pidió ayuda. Las condiciones son duras.

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Las empresas tienen tres meses para demostrar su viabilidad, si no deberán devolver la plata.

En el último minuto llegó el salvavidas para las automotrices. Cuando ya las terminales analizaban la manera ordenada de presentar la quiebra, la administración Bush apareció en tiempo de descuento con un paquete navideño de 17.400 millones de dólares. El plan evitará la desaparición de General Motors y Chrysler, dos de las tres compañías emblemáticas en el mundo. El mandatario puso de esta manera punto final al suspenso de las últimas dos semanas sobre el futuro de los tres grandes de Detroit, contando también a Ford. Los fondos tendrán duras condiciones para las empresas rescatadas, que incluyen hasta demostrar la “viabilidad” de sus planes de producción en apenas tres meses. El sindicato de trabajadores del sector adelantó que buscará a partir de la asunción de Obama a la presidencia quitar esas “injustas condiciones”.

Las automotrices Chrysler y General Motors recibirán el 29 de diciembre 9400 y 4000 millones de dólares respectivamente, mientras que en febrero este última accederá a otros 4000 millones. Ford, el segundo fabricante de automóviles estadounidense, no ha solicitado por el momento ayuda financiera a Washington. Los recursos procederán del plan de rescate de la industria financiera que el Congreso aprobó en octubre por 700.000 millones de dólares; y del que el secretario del Tesoro, Henry Paulson, ya solicitó la segunda partida.

Las ayudas financieras para las automotrices mantienen las mismas condiciones que contenía el proyecto de ley pactado por la Casa Blanca y la Cámara de Representantes para otorgar 14.400 millones de dólares a GM y Chrysler, pero que finalmente fue bloqueado por los republicanos en el Senado. El principal requisito es que esas empresas deberán presentar antes del 31 de marzo planes detallados de la viabilidad de sus empresas. Si el gobierno considera que no reúnen las condiciones necesarias, los dos fabricantes tendrán que devolver el dinero prestado.

El presidente de GM, Rick Wagoner, dijo estar confiado en que su compañía cumplirá en término con los requisitos impuestos por Washington y que la cantidad de dinero proporcionada “será suficiente” para efectuar los profundos cambios estructurales necesarios. El ejecutivo también indicó que está “ansioso” de iniciar conversaciones con el sindicato United Auto Workers (UAW) para reabrir el convenio colectivo.

Durante su discurso, Bush mencionó de forma expresa a los sindicatos. Una de las principales razones de la oposición de los senadores republicanos al fallido proyecto de ley fue la necesidad de extraer más concesiones a los representantes de los trabajadores. El jefe de la Casa Blanca advirtió que las firmas tendrán que “poner sus planes de pensión en el camino de la sustentabilidad” y, especialmente, “hacer sus salarios competitivos con los de los fabricantes extranjeros que operan en Estados Unidos”. Es decir, una buena parte del ajuste recaerá sobre las espaldas de los trabajadores.

“Las empresas y los sindicatos deben entender lo que está en juego y tomar las decisiones difíciles necesarias para la reforma”, apuntó Bush.

“Estas condiciones envían un claro mensaje a todos los que están implicados en el futuro de los fabricantes: es el momento de tomar decisiones difíciles para ser viables”, insistió el Presidente, quien repitió que si no es así, “la única opción será la quiebra”. De hecho, para que quede claro el mensaje, el propio gobierno había dejado trascender el día anterior que analizaba promover una “bancarrota ordenada” de las automotrices. Finalmente, postergó esa decisión y accedió a un plan de rescate por un monto mayor al previsto en el proyecto de ley, pero con las mismas duras condiciones.

El titular de GM afirmó que la opción de la quiebra tendría “un costo elevado” y consideró que lo mejor es “continuar con este proceso (de salvataje) y poner en marcha un plan que no requiera” la suspensión de pagos. Chrysler también emitió un comunicado prometiendo cumplir con los requisitos. Le quedan tres meses para demostrarlo.

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