Entre cánticos y bocinazos, se paseó por Montevideo la caravana de seguidores del Frente Amplio (FA). Como una especie de tubo, la larga fila de autos, motos, camiones y bicicletas sorprendió a los mismos representantes del oficialismo. “Son 25 kilómetros de vehículos ininterrumpidos, miles y miles de uruguayos que vinieron a apoyar a Pepe”, dijo Lucía Topolansky con voz entusiasta desde una camioneta en el que acompañaba a su esposo y candidato del FA, José “Pepe” Mujica.
La caravana recorrió 150 kilómetros por la capital uruguaya y pasó también por localidades del departamento de Canelones. Dice la estadística que quien gana en Canelones, gana en el país. Es que la cuenta regresiva se puso en marcha, al igual que los motores de los vehículos de los simpatizantes del oficialismo. El próximo domingo el centroizquierda apuesta a volver a ganar las presidenciales de la mano del popular ex guerrillero tupamaro.
Sin embargo, la mayoría de los sondeos anticipan que ningún candidato conseguiría la mitad más uno de los sufragios para ganar en primera vuelta. Mujica cuenta con un 44 por ciento de intención de votos seguido por el ex presidente Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional (Blanco), con un 30 por ciento, y Pedro Bordaberry, del Partido Colorado, queda relegado a un tercer lugar con el 10 por ciento de intenciones de voto. El número de indecisos se mantiene alto: entre 7 y 12 por ciento. Por eso, en una de sus últimas declaraciones, Mujica llamó a convencer, en estos días, a los que tengan dudas. “Es una lucha por la opinión pública, no es una guerra... los ciudadanos que votan a blancos y colorados no son enemigos, estamos en el mismo barco. No se puede convencer a quien se agrede.”
Su compañera de vida y militancia confía en el triunfo. “Ganamos en primera vuelta”, dice del otro lado de la línea la eventual primera dama y senadora Topolansky. Como ella, son varios los frenteamplistas que creen que los sondeos no llegaron a los barrios más marginales, en donde Mujica es claro favorito.
La movilización del oficialismo fue parte de una serie de actos partidistas que rompieron ayer con la monotonía y la calma del domingo de la capital. El Partido Nacional, que hasta ahora hizo campaña en el interior, tenía programados nueve actos distintos con la presencia de la fórmula presidencial de Lacalle-Larrañaga. A media tarde, unas seis columnas de simpatizantes blancos marcharon desde diversos puntos de Montevideo hacia el centro de la ciudad, pidiendo el voto y repartiendo boletas de las diversas listas electorales de su partido, cuyo caballito de batalla es acabar con la inseguridad militarizando varias ciudades del país y aumentando los efectivos de la guardia nacional republicana.
Pedro Bordaberry, hijo del dictador encarcelado Juan María Bordaberry, hizo su acto de cierre frente a la estatal Universidad de la República. En 2004, el Partido Colorado tuvo la peor elección de su historia, cuando el Frente Amplio rompió con el bipartidismo de 174 años. Este domingo los colorados la vuelven a tener complicada.
También el minoritario Partido Independiente, que postula a la presidencia a Pablo Mieres y marca aproximadamente un 1 por ciento de las intenciones de voto, clausuró su campaña ayer con una caravana y un acto con discursos en Montevideo. Y la izquierdista Asamblea Popular –una escisión del FA–, que promueve la candidatura a la presidencia de Raúl Rodríguez, cerró con un acto en una plaza del centro. Las encuestas le asignan cerca del uno por ciento de las intenciones de voto.
El miércoles se realizará el acto de cierre de la campaña de Mujica-Astori en Montevideo, cuando se despliegue la “colcha de retazos”, la bandera gigante tricolor –rojo, azul y blanca– de unos mil metros de largo. El último acto de la fórmula oficialista será el jueves en la ciudad de Pando, a 30 kilómetros de la capital.
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