Desde Santiago
Empezó la veda electoral. Tras el último mensaje de los candidatos sobre el filo de la medianoche de anteayer, las campañas descolgaron sus carteles y se llamaron a silencio. Dos días para pensar bien el voto, de los cuales ahora queda uno. Una elección que se va decantando hacia un escenario con ballottage entre el candidato de la derecha, en este caso Sebastián Piñera, y el de centroizquierda, en este caso Eduardo Frei, como es habitual en Chile desde el retorno de la democracia en 1990. Hasta ahora, en ese escenario siempre ganó la Concertación del centroizquierda. Pero esta elección es distinta.
Cualquiera sea el resultado de las elecciones de mañana y del eventual ballottage del mes que viene, el mapa político chileno ya no será el mismo, dijo a Página/12 el reconocido sociólogo de la Universidad de Chile Manuel Antonio Garretón. Según Garretón, la novedad es que hasta ahora las fuerzas democráticas abroqueladas alrededor del “No” en el plebiscito pinochetista de 1988 hasta ahora presentaban una sola candidatura, con la excepción de los comunistas, que siempre llevaban su propio candidato. Esas fuerzas iban unidas a la primera vuelta y sumaban a los comunistas en el ballottage. Así, los votos siempre alcanzaban para derrotar a la derecha, esa derecha que expresaba el proyecto económico de Pinochet y en gran parte también su proyecto político. “Esta vez las fuerzas del ‘No’ enfrentan a un único candidato del frente opositor con tres candidatos. Quiere decir que nadie representa a las fuerzas democráticas en su conjunto”, dice el sociólogo, al teléfono recién llegado de Colombia y a punto de partir hacia Argentina. “Chile sigue siendo un país de centroizquierda. Por eso la derecha no puede ganar, pero puede perder la Concertación.”
Hoy están más menos así: Piñera (derecha) con 45 puntos de intención de voto, cerca del techo histórico de la derecha. Frei (Concertación) con 32 puntos, Enríquez-Ominami (ex Concertación) con 20 puntos y Arrate (izquierda) con seis puntos. Si Frei consigue achicar un par de puntos la diferencia y el voto del “No” se abroquela es posible que Piñera no consiga sumar en el ballottage los cinco puntos que necesita para ganar la presidencia. Pero si la diferencia empieza a acercarse a los quince puntos, entonces es posible que algunos votantes de Enríquez-Ominami decidan patear el tablero y darle sus votos a la derecha para manifestar su descontento por las mismas razones que los hicieron abandonar la Concertación.
Pase lo que pase, el espacio de la Concertación sufrirá una transformación profunda, anticipó Garretón. “Si pierde habrá una estampida. No habrá un traspaso a la derecha, sino una centrifugación, un reordenamiento en el mapa político de la oposición. Como Piñera no va a poder gobernar con la derecha dura, va a proponer un gobierno de unidad y algunos individuos o grupos seguramente aprovecharán ese espacio.”
¿Y si gana Frei? “Si gana Frei, deberá encarar un proceso de refundación del espacio político. Tendrá que ampliar la Concertación y llegar a acuerdos políticos con los sectores que representan Arrate y Enríquez-Ominami. Por eso digo que en estas elecciones estamos ante un panorama que hasta ahora no había existido.”
Garretón no es el único que percibe el cambio de escenario. En su discurso de cierre de campaña en Concepción, bajo una gigantografía de su padre asesinado, Frei ensayó una fuerte autocrítica: “Sabemos que tenemos un déficit, que faltan cosas, que hay que avanzar... Chile necesita cambios, nuestra política tiene que renovarse completamente para dar pie a nuevas generaciones”.
Consciente del peligro y sin chances de liderar la coalición, Arrate llamó al diálogo político, que Frei no dudó en aceptar. En cambio, Enríquez-Ominami usó sus últimas palabras para insistir en que un voto por él es un voto útil. Dijo que es el único candidato competitivo con Piñera y prometió un gobierno progresista y más Estado. Entre promesas a los pobres y llamado a ejercer mano dura policial, Piñera tampoco se privó de hablar de la interna del “No” en su discurso de cierre de campaña. Dijo que la autocrítica de Frei había llegado demasiado tarde y prometió gobernar “con los más calificados, no los más acomodados”.
Para Garretón, lo de Piñera es pobre. “Si uno examina la campaña de Piñera es evidente que no hay un proyecto. El dice que es el mejor candidato, que se ha preparado cuatro años, pero no dice lo que va a hacer, salvo que va a haber un cambio. Me hace acordar a Maradona cuando le preguntan por el equipo y se pone hablar de él.”
Sin embargo, ante la crisis interna de la Concertación, la derecha parece haber avanzado. “Yo creo que el pinochetismo tiene vertientes. Una vertiente autoritaria que se manifiesta a través de la UDI (socios de Renovación Nacional, el partido de Piñera, en la Alianza derechista). La otra vertiente es la oligárquica-plutocrática y nadie la expresa mejor que Piñera. Esa vertiente ha sido muy rechazada, porque sociológicamente Chile no es un país de derecha ni de centroderecha. Pero es cierto que en algunos estratos medios, con ciertos niveles de ingresos y consumo, pueden haber perdido su ideología antiplutocrática. Igual no creo que superen el 48 por ciento. Por eso digo que no pueden ganar por sí mismos, pero puede perder la Concertación.”
¿Y cómo se daría esa derrota autoinfligida? Al sociólogo no le parece demasiado feliz la decisión de Enríquez-Ominami de apostar al desmoronamiento de la Concertación para quedarse con sus restos, a riesgo de servirle en bandeja la elección a Piñera. “Creo que Enríquez-Ominami está cometiendo un error. Si dice que la prioridad es derrotar a Piñera debería ser consecuente con sus palabras”, advierte Garretón.
Pero los votantes de Enríquez Ominami no quieren saber nada con la Concertación. ¿Acaso Garretón le está pidiendo a Enríquez-Ominami que sacrifique su caudal de votos?
“La política está hecha de esa forma. No siempre hay que buscar el beneficio inmediato. La política no es sólo Maquiavelo, sino también pensar en el bien del país”, contesta el sociólogo.
En cambio, el análisis de los errores de la Concertación y su anhelada refundación deberán esperar, por lo menos hasta el próximo lunes. “Ese debate no se puede dar a dos días de las elecciones, pero será el tema clave para ir a la segunda vuelta”, apunta Garretón.
Difícil, pero no imposible. El recordado billarista argentino Juan Navarra, dos veces campeón mundial, tenía una frase que usaba en televisión para anticipar el recorrido de una carambola complicada justo antes de intentarla: “Si sale...”
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