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El mundo|Martes, 10 de julio de 2012
La manipulación de la tasa Libor afecta al sistema bancario global

Un caso con impacto mundial

El escándalo en el Reino Unido muestra el nivel de desregulación y descontrol en que operan los mercados financieros. Así lo analiza el economista Michael Moran, profesor de la Universidad de Manchester.

Por Marcelo Justo
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Se abrió el debate en Londres sobre la regulación de los bancos.
Desde Londres

La actual crisis económica mundial es hija del estallido financiero de 2008. El rescate de las principales instituciones financieras, los paquetes de estímulo fiscal y la recesión mundial condujeron a la crisis de la deuda soberana con epicentro en la Eurozona. Los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda sirvieron para evitar una crisis de los bancos y entidades acreedoras de estos países. En Irlanda, el Estado se hizo cargo de toda la deuda incurrida por sus principales bancos: el balance fiscal pasó del superávit de 2007 a un rojo fiscal equivalente a un 32 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2010. El escándalo de la manipulación de la tasa interbancaria Libor que saltó hace diez días es una nueva etapa de esta larga crisis del sistema financiero. Dicho escándalo abarca a alrededor de 20 grandes bancos internacionales y un mercado de unos 500 billones de dólares, 4 veces el PIB de Estados Unidos. En una entrevista con Página/12, el profesor de Economía del Cresc, Centro de Investigación del Cambio Socio-Cultural de la Universidad de Manchester, Michael Moran, señaló que este escándalo puede asestar un golpe devastador a la frágil credibilidad del sistema financiero internacional.

–Hay nueve autoridades regulatorias investigando la manipulación de las tasas del Libor. Es un escándalo global, pero, ¿tiene el mismo potencial sistémico que tuvo el estallido de Lehman Brothers en 2008?

–La tasa Libor tiene un impacto mundial. Determina la tasa a la que se prestan los bancos y esto a su vez se transmite en las tasas de interés que pagan los consumidores y el mundo de la producción por sus préstamos. Como Londres es el más importante centro financiero del mundo junto a Nueva York y Tokio, una manipulación de esa tasa afecta al sistema bancario en Brasil o en Tailandia. Pero, además, el escándalo muestra a las claras el nivel de desregulación y descontrol en que operan los mercados financieros. Lo que pasó no es la conducta delictiva de unos 14 traders, como dijo hace unos días el ex director del Barclays, Bob Diamond, ante el Parlamento. El actual escándalo es un nuevo golpe a la confianza que necesita un sistema financiero para existir. Acaba de comenzar, pero tiene meses y hasta años por delante. En Estados Unidos podemos tener una catarata de demandas judiciales. En el Reino Unido se reabrió en toda su dimensión el debate sobre la regulación del sistema financiero en momentos en que todavía está debatiéndose la nueva ley, que hasta ahora parecía una versión muy aguada de la propuesta original. Creemos que ahora se va a intensificar mucho la exigencia para que la banca comercial y la especulativa estén claramente separadas.

–¿Cómo se manipula una tasa interbancaria?

–La tasa Libor no refleja lo que están haciendo los bancos en el mercado. Refleja lo que los bancos dicen. Los 16 bancos más importantes de Londres dicen cada día qué tasa de interés piensan que van a tener que pagar por pedir prestado dinero. La Asociación Bancaria que coordina la estimación de la tasa, descarta las dos estimaciones más altas y las dos más bajas, y saca un promedio con el resto de las estimaciones de los bancos. Esta tasa promedio es la Libor que funciona como punto de referencia para la determinación de la tasa a la que se van a prestar dinero los bancos. La estimación que hace cada banco no es arbitraria: tiene que caer dentro de una zona de credibilidad. Pero con el volumen de operaciones en juego, una variación de un 0,5 por ciento en la estimación significa miles de millones.

–Además de los bancos, ¿quiénes son los ganadores y perdedores de estas maniobras?

–La manipulación que se hizo fue tanto subiendo como bajando las tasas, con lo que había grupos que podían perder en un momento y ganar en otro: los bancos quedaban siempre mejor parados. Es decir, si la tasa Libor baja, esto tiene un impacto en la tasa que pagan los consumidores por sus préstamos: los consumidores se benefician. Pero a la vez los inversores, los fondos de pensión, reciben menos interés por sus préstamos. Uno de los dramas es que actores muy importantes del mercado financiero creían que la tasa Libor era parte de un cálculo honesto y transparente de la tasa de interés. Recordemos que el escándalo se ha centrado por el momento en el Barclays, porque fue el primero en ser multado por las autoridades regulatorias de Estados Unidos y el Reino Unido, pero hay casi 20 bancos más. Es obvio que el escándalo crecerá.

–¿Puede haber un contagio de este escándalo que empeore la situación de los bancos europeos? ¿Puede haber una repetición de 2008?

–La crisis europea ha implicado una continua inyección de recursos para apuntalar los bancos. Esto ha tenido un fuerte impacto político en los países rescatados. Al mismo tiempo, las intervenciones del Banco Central Europeo (BCE) para apuntalar a los bancos terminan con una adquisición de la deuda incobrable que tienen estas entidades. En algún momento, el mismo BCE tendrá que hacerse cargo de estas deudas. El sistema es muy frágil. Sería una necedad descartar una repetición de lo que pasó en 2008. Esto puede ocurrir de varias maneras. La más obvia es el derrumbe de la Eurozona.

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