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El mundo|Domingo, 25 de agosto de 2013
Lawrence Lessig, experto en derecho informático de Harvard

“EE.UU. es muy vengativo”

Según el experto, personas como Chelsea Manning y Edward Snowden deben ser protegidas cuando revelan informaciones que sirven al interés público. Explicó que el activismo en Internet depende del coraje de quienes lo ejercen.

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“El gobierno no fue lo suficientemente cuidadoso en ser transparente sobre lo que hace.”

Los ciudadanos necesitan cierta información para poder construir una mejor democracia. Para Lawrence Lessig, experto en derecho informático, abogado y profesor de la Universidad de Harvard, personas como Chelsea Manning y Edward Snowden deben ser protegidas cuando revelan informaciones que sirven al interés público. “Estés de acuerdo con los motivos o no, Manning cree que el sistema democrático necesitaba conocer esa información para funcionar correctamente”, expresó Lessig en diálogo con Página/12. Desde su punto de vista, la estrategia de Snowden de escapar de la Justicia de Estados Unidos no puede ser sostenida por mucho tiempo. “El gobierno de EE.UU. se está esforzando mucho por encontrar una manera de poder procesarlo”, afirmó.

Lessig explicó que el activismo en Internet dependerá del coraje de quienes logren superar los obstáculos que muchos gobiernos imponen para evitar que informaciones comprometidas salgan a la luz. “Se pensaba que Internet, dado su diseño, permitía una infraestructura para la libertad, pero también puede serlo para la opresión”, sostuvo. Por otra parte, afirmó que el periodismo sire para divulgar y explicar los contenidos de las filtraciones. “Hay que encontrar maneras de procesar esos volúmenes de información con el fin de aprender algo de ella. El periodismo está haciendo eso mucho mejor”, reconoció.

–¿Cree que la falta de transparencia en la forma en que el gobierno de Estados Unidos utiliza la información de los servicios secretos lleva a casos como el de Snowden o Manning?

–Sí, creo que el gobierno no fue lo suficientemente cuidadoso en ser transparente sobre lo que hace, por qué lo hace y cómo lo hace y sobre cuál es el estado real de la protección de esos datos. Porque quedó probado que esa información podía ser vulnerada. El problema del caso Snowden es que dejó al descubierto que los analistas tenían vía libre para hacer lo que quisieran. Esto significa que el gobierno tendrá que hacer mayores esfuerzos para ganar la confianza de la gente.

–¿Está de acuerdo con la condena a Manning?

–No. Pero las personas de otras partes del mundo deben recordar que Estados Unidos es un país extremadamente punitivo. Entonces, 35 años puede parecer una locura. En Alemania, podés cometer doble homicidio y pasar menos de 35 años en la cárcel. Las penas son altas en Estados Unidos y creo que ésta particularmente lo es. Claro que podría haber sido más alta. Sin embargo, creo que lo malo es cuando el sistema no puede reconocer los motivos.

–¿Considera que Snowden debe ser juzgado en EE.UU.?

–Creo que será difícil para él pasar el resto de su vida evitando la Justicia estadounidense. Puede ser una estrategia sensata evitarla el mayor tiempo que pueda, porque cuando sea juzgado las sensibilidades pueden haber cambiado.

–¿Sería justo procesarlo?

–En mi visión de lo que un desobediente civil debe hacer, es necesario romper la ley en vista de un propósito mayor y luego estar preparado para afrontar las consecuencias. Creo que la ley debe tener en cuenta el motivo, y si alguien está haciendo algo por razones de políticas públicas, la condena debería ser indulgente. Sería magnífico imaginar a un presidente iluminado que tomara en cuenta la información que fue revelada y pensara que la persona en cuestión debiera ser absuelta.

–¿Cree que las experiencias como Wikileaks producen una democratización de la información, aunque vayan en contra de la seguridad nacional?

–No se trata tanto de “filtraciones”, sino de “inundaciones”. Wikileaks fue el primer gran caso. Creo que necesitamos una mejor manera de pensar en cómo lidiar con eso, qué condena debería haber para gente que filtra información clasificada, y una mejor manera de asegurarnos de que la información que está clasificada es información de la que los estadounidenses se sientan orgullosos. El problema es que esta gente está motivada porque piensa, creo yo correctamente, que la mayoría de los estadounidenses no apoyarían lo que el gobierno está haciendo, que es lo que debería suceder en una democracia. Creo que Ma-nning ve que The New York Times y otros grandes diarios fallan en criticar al régimen y piensa que es el único que puede hacer algo contra él. Creo que ése es un rol importante en una democracia.

–¿Proyectos como Wikileaks reemplazarán al periodismo tradicional?

–No creo que lo reemplacen, pero sí que el periodismo tradicional está cambiando. En primer lugar, el periodismo tradicional se está basando cada vez más en datos y Wikileaks se trata de cantidades masivas de información. Pero el problema es cuál es el modelo de negocios del periodismo. Si los diarios no pueden pagarles a los periodistas para hacer buenos trabajos de investigación, hay que encontrar una manera de hacerlo porque la democracia necesita un periodismo que funcione correctamente.

–La semana pasada el presidente Obama habló sobre modificar los programas de vigilancia y el Acta Patriótica. ¿Cuán profundos serán esos cambios?

–Sé que el presidente quiere incrementar la transparencia en el sistema, crear más confianza. También habló sobre la necesidad de incorporar mejores métodos de control. La ley restringe el uso que gente como Snowden le da a la información que descubre pero también podrías tener al código del sistema restringiendo las maneras en las que esa información podría ser usada. Si ese aspecto está incorporado en las modificaciones sobre las que habló Obama, sería una señal importante de cambio.

–Después de Prisma, ¿cuáles son los límites del activismo en Internet?

–Creo que los límites están en el coraje de la gente que participa. Es claro que los gobiernos no están retrocediendo y en particular el gobierno estadounidense es muy vengativo. Uno de los ejemplos más dramáticos y trágicos de esto es el de mi amigo Aaron Swartz, quien se suicidó a comienzos de este año.

–¿Cuántas libertades perdieron los estadounidenses después del 11-9?

–Creo que han sido significativas, es difícil cuantificar libertades. La mayoría de las leyes no salieron necesariamente del Acta Patriótica, sino del desarrollo de una infraestructura en los sistemas de vigilancia. Creo que eso es lo que estamos empezando a ver, cómo esta infraestructura es utilizada para una forma de vigilancia que hubiera sido imposible antes. Si el gobierno descubre que hay una manera de monitorear el tráfico de Internet para poder evitar amenazas terroristas y no la pone en práctica, en caso de producirse un atentado las consecuencias serían graves.

–¿Piensa que el gobierno de EE.UU. tiene miedo al activismo en Internet?

–No creo que sea acertado decir que tiene miedo, creo que reconoce que es un costo y prefiere no pagarlo. Creo que es enorme y el más poderoso, es la fuerza más poderosa en la Tierra. Y lo que da miedo es que muchos límites que pensábamos que estaban claros respecto de lo que el gobierno podía hacer, ya no parecen tan precisos como alguna vez fueron.

Entrevista:Patricio Porta.

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