La brutal represión policial de las protestas que estallaron en la madrugada del domingo tras conocerse la absolución del otrora hombre todopoderoso de Egipto, Hosni Mubarak, dejó dos manifestantes muertos y otros trece heridos en el centro de El Cairo, según informó el domingo el Ministerio de Salud. El sábado a la noche más de un millar de personas se habían concentrado en la plaza de Abdelmuneim Riad, cerca de la emblemática Tahrir, donde triunfó el movimiento popular que derrocó a Mubarak en 2011. Los manifestantes protestaron por la absolución del ex presidente por las muertes que causó la represión con la que intentó sofocar las marchas de 2011.
Los manifestantes gritaban “¡El pueblo quiere derrocar al régimen!”, la misma consigna que se usó durante la revolución de 2011 contra Mubarak. Otras estaban dirigidas directamente contra el actual presidente Abdel Fatah al Sisi y el ejército. Los manifestantes se indignaron aún más después de que Mubarak dio una entrevista de televisión tras el veredicto en la que dijo que “no hizo nada malo” durante los enfrentamientos que dejaron al menos 200 manifestantes muertos. Testigos presenciales dijeron que los manifestantes fueron expulsados en calles laterales por las fuerzas de seguridad. Las autoridades dijeron que se desencadenó después de que los partidarios de la Hermandad Musulmana se unieron a la protesta.
Antes de ser electo en las urnas, Al Sisi fue el general que encabezó el golpe de Estado de 2013 contra Mohamed Mursi, el primer presidente electo después del derrocamiento de Mubarak dos años atrás. Muchos jóvenes y sectores progresistas apoyaron en principio el golpe contra Mursi, pero luego se desencantaron con Al Sisi, quien impulsó leyes que limitaron drásticamente la protesta y la movilización popular.
El Ministerio del Interior egipcio defendió el domingo en un comunicado la decisión de reprimir las protestas, alegando que se habían infiltrado miembros de la Hermandad Musulmana, el movimiento islamista que sirvió de base electoral y apoyo popular a Mursi en los comicios de 2012 y durante su año en el poder. Según la versión del Ministerio del Interior, las protestas fueron inicialmente pacíficas, pero los islamistas gritaron consignas contra el ejército y la policía y lanzaron piedras contra los efectivos de seguridad desplegados.
Desde el golpe contra Mursi, la Hermandad Musulmana ha sido muy reprimida, aunque con el pasar de los meses, la oposición al gobierno dejó de limitarse a los islamistas y sumó a otros sectores laicos. Pese a esta absolución, Mubarak no será puesto en libertad, ya que en mayo fue hallado culpable en un caso diferente relacionado con el robo de fondos públicos.
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