Página/12 En Gran Bretaña
Desde Londres
“El Partido Laborista es ahora una amenaza a nuestra seguridad nacional, a nuestra seguridad económica y a la seguridad de nuestras familias.” El primer ministro David Cameron, que felicitó el sábado a Jeremy Corbyn por su victoria, dio por terminadas las formalidades a las 10 de la mañana del domingo hora de Londres con este mensaje en su cuenta de Twitter. En una clara señal de guerra, el Partido Conservador envió el mismo mensaje a sus simpatizantes.
Con un aire arrogante y despreciativo, los medios, mayoritariamente conservadores, lanzaron también su grito de guerra. “Bye bye Labour”, tituló el Daily Express, “Red and buried” (Rojo y enterrado) fue el del Daily Mail mientras que el Daily Telegraph y el Sunday Times vaticinaban una “guerra civil en el laborismo”. Ni el medio más afín al laborismo como el The Observer dejó de advertir en un largo editorial que parecía escrito a dos manos que no se comunicaban, que el laborismo corría el peligro de convertirse en un partido de protesta si Corbyn no moderaba su postura, que lo ha convertido en el líder más de izquierda de los 19 de la historia partidaria.
La victoria en la elección interna fue contundente (casi el 60 por ciento de los votos), pero apenas unos 20 de los 232 diputados que tiene el partido apoyan a Corbyn. Ocho de los que formaban el gabinete en la sombra (que replica los cargos ministeriales en la oposición) renunciaron a sus cargos por “insuperables” diferencias de opinión. Corbyn pasó todo el día de ayer tanteando diferentes candidatos para los 28 puestos que debe nombrar. En un aparente exceso de optimismo prometió que la mitad de los puestos serían para mujeres y que habría un gabinete de unidad.
Las divisiones entre corbynistas y la derecha partidaria son insalvables en algunos temas. Corbyn se opone al reemplazo del sistema nuclear británico Trident, que deberá votarse en la primera mitad del año próximo, y que cuesta de simple mantenimiento el equivalente a unos tres mil millones de dólares anuales. La mayoría de los diputados laboristas está a favor de su reemplazo.
Corbyn se opone a una ofensiva aérea sobre el Estado Islámico (EI) en Irak, que se extendería a Siria si el gobierno de Cameron lo propone en las próximas semanas ante el Parlamento: nuevamente muchos de sus diputados estarían a favor ante la amenaza terrorista que representa EI. Corbyn ha manifestado serias reservas respecto a la OTAN, diciendo que es un anacrónico legado de la Guerra Fría, que exige que todos sus miembros inviertan un 2 por ciento de su PBI en defensa: este cuestionamiento es un anatema para la derecha partidaria. El mensaje de Cameron en Twitter apunta a aprovechar estas fisuras y convencer al electorado de que Corbyn es una amenaza para la defensa y seguridad de los británicos.
Nadie sabe aún qué piensa el electorado de Corbyn. Las encuestas que se dieron a conocer han sido hechas a las apuradas y dan resultados contradictorios. El ultraconservador Daily Mail publica una encuesta express en la que, a la pregunta de si los laboristas perderían las próximas dos elecciones, un 39 por ciento opinó que sí, un 22 por ciento que no, y un 39 por ciento que no sabía. En el portal de otra encuestadora, YouGov, se puede evaluar a políticos y figuras públicas: Corbyn es mucho más popular que el primer ministro David Cameron.
El primer reto será nombrar a su gabinete en la sombra y mostrar que el laborismo no se desangrará en el camino. El tiempo no juega a su favor. Este miércoles tendrá que enfrentar en el Parlamento a David Cameron en las preguntas al primer ministro, un evento semanal de alto voltaje transmitido en vivo.
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