Hace 32 años Luis Urquiza fue secuestrado por sus compañeros de la policía de Córdoba. Sospechaban que era un infiltrado que hacía inteligencia en la propia tropa. Lo torturaron, pasó dos años en La Perla y cuando un Consejo de Guerra lo absolvió, se exilió en Dinamarca. En 2005 denunció a sus verdugos ante la Justicia. Ayer tuvo su primera satisfacción. La jueza federal Cristina Garzón de Lascano procesó a dos militares, un gendarme y nueve policías, incluida una mujer. Les imputó privaciones ilegales de la libertad, tormentos y lesiones agravadas que ocurrieron en el Departamento de Informaciones, más conocido como D2, centro clandestino que funcionó en el Cabildo histórico, pegado a la Catedral y frente a la plaza San Martín, donde hoy funciona el Archivo Provincial por la Memoria. También ayer la Secretaría de Derechos Humanos de Córdoba anunció que analiza reincorporar y resarcir a los policías como Urquiza que no acataron ordenes ilegales.
Los procesados son el ex comandante del Cuerpo III Luciano Benjamín Menéndez, el ex jefe del Destacamento de Inteligencia 141 ex coronel Hermes Oscar “Salame” Rodríguez, el ex jefe de la Región Noroeste de Gendarmería José Eugenio San Julián y los policías Yamil “Turco” Jabour, Miguel Angel “Gato” Gómez, Carlos Alfredo “Tucán” Yanicelli, Fernando Martín “Tuerto” Rocha, Gustavo Rodolfo Salgado, Calixto Luis Flores, Luis David “Moro” Merlo, Luis Alberto Lucero y Mirta Graciela “Cuca” Antón, hermana del prófugo Herminio “Perro” Antón. Siete son presos VIP en otras causas. Menéndez, que batió todos los records de procesamientos por crímenes de lesa humanidad, goza de arresto domiciliario. Rodríguez es atendido por subordinados en el Cuerpo III. Jabour, Yanicelli, Flores, Lucero y Gómez son servidos por camaradas en la Guardia de Infantería.
La jueza declaró la falta de mérito a los policías Ricardo Rocha (preso en otra causa), Nelson Grosso y José Herrera. Sobreseyó sólo porque murieron a tiempo al militar Juan Antonio Tissera y a los policías Miguel Angel Serrano y Oscar Francisco Gontero, que le pegó un tiro en la pierna a Urquiza en el D2. “Vengo luchando desde hace 32 años. Los denuncié ante Garzón en España. Los denuncié en 1997 en Córdoba y tuve que irme por las amenazas, ya que Yanicelli aún era jefe de Inteligencia. Creo que estamos a mitad de camino, pero me siento muy bien de ver que la Justicia se acerca”, resumió Urquiza.
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