Mientras los teléfonos de la Casa de la Memoria, por la Verdad y la Justicia de Zárate siguen sonando en busca de Juan Evaristo Puthod, el testigo secuestrado el martes y liberado 28 horas después, los integrantes del organismo retomarán esta semana la organización del homenaje a los militantes peronistas Osvaldo Agustín Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi, asesinados por Luis Abelardo Patti el 14 de mayo de 1983. La investigación para dar con los responsables del secuestro, sobre la que no trascendieron más detalles que las recorridas del fiscal Martín Zocca por campos cercanos a Zárate para ubicar el lugar donde Puthod permaneció más de un día atado a una cama, pasará esta semana a la Justicia federal. El único interrogante es si la recibirán en Campana, departamento judicial donde ocurrieron los hechos, o en San Martín, donde se instruye la megacausa Campo de Mayo en la cual Puthod declaró en 2004 como testigo.
“¿A quién se le ocurrió la idea del homenaje a Cambiasso y Pereyra Rossi? ¿Qué tiene que ver (Sara Derotier de) Cobacho (secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires) con ese monumento? ¿Para qué refrescar la muerte de esos dos terroristas”, fueron algunas de las preguntas que uno de los secuestradores le formuló a Puthod durante su cautiverio. El hombre, atado a una cama en el piso de una habitación, les respondió que la idea era de los miembros de la Casa y que Derotier de Cobacho no tenía “nada que ver”. Agregó que el homenaje era por los 25 años de uno de los crímenes con los que se despidió la dictadura militar y que debía ser parte de la memoria del pueblo. Ante la sospecha de que el interrogador fuera un íntimo de Patti, Puthod le aclaró que la organización del acto había comenzado en febrero, cuando nadie en la Argentina podía imaginar que la actual Corte Suprema de Justicia fuera capaz de facilitar la liberación temporaria del represor.
En la mañana del 14 de mayo de 1983, Cambiasso y Pereyra Rossi fueron secuestrados frente a varios testigos en el bar Magnum, de Rosario, en un operativo combinado de los Cuerpos I y II del Ejército. Horas después fueron asesinados, cerca de Zárate, por una patrulla del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional de Tigre integrada por el entonces oficial principal Luis Patti y los suboficiales Rodolfo Diéguez y Juan Amadeo Spataro. El comunicado del Ministerio del Interior y de la policía bonaerense informó que habían sido “abatidos en un enfrentamiento”. Sin embargo, el peritaje de los tejidos estableció que antes de morir ambos habían sido golpeados, torturados con picana eléctrica y atados con cuerdas que dejaron sus rastros en la piel, y que los disparos mortales habían sido efectuados a quemarropa.
Ese mismo año Patti estuvo preso en la cárcel de San Nicolás por ambos crímenes. Pero luego de recibir enormes presiones, el juez que lo había encarcelado cambió de posición y lo sobreseyó. Pese a las evidencias del caso, el brazo corto de la Justicia consideró que no se había probado la relación entre el secuestro y los asesinatos. Bien podían haberse fugado después de la sesión de picana, conseguido un vehículo, armas, y marchado hacia Zárate, donde tuvieron la mala fortuna de toparse con el enérgico policía, quien siempre en legítima defensa los acribilló a balazos. El 4 de noviembre de 1983 la Cámara Segunda de Apelaciones de San Nicolás confirmó el sobreseimiento pero consignó que los testigos habían modificado “extrañamente” sus dichos.
Dos décadas después, tras la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida, el fiscal federal de San Nicolás, Juan Patricio Murray, pidió la reapertura de la investigación por “privación ilegítima de la libertad, tormentos y homicidio”. Al mismo tiempo que comenzaron a organizar el acto por los 25 años de los crímenes, Puthod junto con su compañera Graciela Lencina y con Martín Labró, miembros de la Casa de la Memoria, recorrieron los campos aledaños al lugar del fusilamiento en busca de testigos. “Se sorprendieron de que alguien los escuche. Es increíble pero en treinta años nadie les preguntó qué vieron”, contó Labró a Página/12 durante la tensa vigilia del miércoles.
El homenaje a Cambiasso y “Carlón” Pereyra Rossi comenzará a las once de la mañana del viernes 16 de mayo. Será en el kilómetro 103 de la Ruta 9, mano izquierda camino a Rosario, por donde entraron los patrulleros con los policías que los terminaron de matar. Allí se inaugurará un monumento recordatorio que modela por estos días un grupo de cinco personas encabezado por el artista plástico zarateño Mauro Cuadrelli, autor de una serie de pinturas a la vera del río Paraná y de una escultura de Ernesto Guevara en la plaza principal de Zárate. Labró apuntó que la obra será una estrella federal con ramas como prolongación de sus ocho puntas. Agregó que la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, cuya titular Derotier de Cobacho es amiga y madrina política de Puthod, adheriría al homenaje. El mismo viernes, a las ocho de la noche, músicos de Zárate y de Campana se presentarán en la Asociación de Jubilados y Pensionados de Lima (AJyPLI), la localidad más cercana a los crímenes. El cierre del recital correrá por cuenta de la cantante y compositora Teresa Parodi.
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