El ex secretario general del Cuerpo V de Ejército, coronel Jorge Roque Cocco, declaró ayer ante la Justicia que los servicios brindados a los camaradas en desgracia procesados por crímenes de lesa humanidad fueron “en respuesta a órdenes superiores”. Agregó que “por caridad cristiana” un par de veces les llevó tortas de coco. Ayer la ministra de Defensa, Nilda Garré, recibió al comandante del Cuerpo V, general de brigada Oscar Roberto Gómez. Según una alta fuente de la cartera que no dejó trascender la explicación brindada por el militar, la ministra le advirtió que “las solidaridades corporativas con acusados de terrorismo de Estado perturban seriamente el proceso de reconciliación de las Fuerzas Armadas con la sociedad”. Defensa deberá evaluar ahora el informe escrito de Gómez.
A casi dos semanas de la fuga del teniente coronel retirado Julián Oscar Corres, alias Laucha, procesado por secuestros, torturas, homicidios y desapariciones forzadas en 1976, su paradero sigue siendo un misterio. La causa tiene dos imputados: el comisario Gustavo Scelsi y el subcomisario Marcelo Voros, jefe y subjefe de la delegación de la Policía Federal donde se alojó a Corres durante casi cuatro meses. Luego de rechazar el pedido de recusación de los fiscales Hugo Cañón y Antonio Castaño por su amistad con Scelsi, quien participa de sus fiestas de cumpleaños, el juez federal Alcindo Alvarez Canale les negó la excarcelación a los policías, detenidos en la cárcel de Villa Floresta. Voros aún no declaró.
PáginaI12 informó el domingo que Garré había citado a Gómez y ordenado la apertura de sumario para Cocco, a quien ordenó pasar a disponibilidad. Cocco llegó al tribunal bahiense sonriente y con uniforme. Enmarcó el aporte de camas, colchones, sábanas y toallas a los represores como parte de la acción solidaria del Ejército. La equiparó con donaciones a boy scouts, bomberos y discapacitados. Aclaró que los pedidos se satisfacen “siempre que sean institucionales” y dijo que en el caso específico fue “por requerimiento de la Policía Federal”.
–¿Y para qué fue con un inventario y aclaró que debían devolverlas cuando los detenidos abandonaran esa dependencia, como declaró el comisario Scelsi? –le preguntó el fiscal Hugo Cañón.
Cocco no supo qué responder. El militar se tomó su tiempo ante cada pregunta. Invocó una supuesta directiva de Sanidad del Ejército por la cual el comando tendría obligación de proveer de medicación a militares presos. Los superiores que mencionó son el general Gómez y el jefe de Estado Mayor del Cuerpo V, coronel José Herminio Hernández.
El militar dijo que visitaba a los imputados una vez por semana, cuando salía del Comando, entre 19 y 20.30, pese a que el horario de visitas había concluido. Admitió que la habitación/calabozo donde tomaban mate no tenía llave ni candado. Además de la torta dijo que “el 25 de Mayo, Día de la Patria, por caridad cristiana” les llevó un locro que costeó de su bolsillo. Aclaró que conoció a Corres tras la detención. Sobre la fuga del sábado pasado, dijo que a las nueve de la mañana partió hacia Río Cuarto y que a las cinco de la tarde el coronel Hernández le avisó por teléfono.
–¿Cuál fue su reacción?
–Grité “¡qué tremendo hijo de puta!” –aseguró.
Garré recibió a Gómez en su despacho de piso 11 acompañada por el secretario de Asuntos Militares, Germán Montenegro, y la directora de Derechos Humanos, Ileana Arduino. La reunión duró más de una hora. La fuente de Defensa informó que la ministra “reiteró en tono enérgico precisas instrucciones acerca de la absoluta limitación de la participación de las Fuerzas Armadas en actividades de supuesta contención de personas acusadas penalmente ante la Justicia, especialmente aquellos acusados por crímenes durante el terrorismo de Estado”.
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