Mientras el Volkswagen Gol azul localizado en Mar del Plata, en el que habría sido trasladado Jorge Julio López tras su secuestro, comenzó a ser analizado en busca de rastros del testigo de-saparecido, el juez federal platense Humberto Blanco, que subroga al titular Arnaldo Corazza, decretó ayer el secreto de sumario en la investigación. El vehículo desmantelado, oxidado, sin patente ni faros ni ruedas, fue secuestrado el martes en la casa de Carlos Osvaldo Falcone, un médico retirado de la policía bonaerense que visitó al represor Miguel Osvaldo Etchecolatz al menos en dos oportunidades durante los 45 días previos a la segunda desaparición de López, el 18 de septiembre de 2006.
“Tomamos el hallazgo con esperanza pero con cautela, para no crearnos falsas expectativas”, declaró Rubén López, hijo del testigo clave del juicio que concluyó con la condena a prisión perpetua de Etchecolatz.
Fuentes judiciales vinculadas a la investigación desmintieron la versión –que circuló ayer– de inminentes excavaciones en las afueras de Mar del Plata y confirmaron que la Asesoría Pericial de La Plata comenzó a analizar las agendas, celulares y documentos recolectados el martes durante los allanamientos que se realizaron en dos domicilios de Falcone, uno en Mar del Plata y el otro en Pehuajó, donde reside el policía.
El nombre de Falcone surgió a partir del relato de un testigo que no fue tenido en cuenta durante un año y medio. Entre otras, la pista volvió a ser investigada a partir de la reactivación de la causa en noviembre, cuando el caso López pasó a la secretaría especial para delitos de lesa humanidad a cargo de Juan Martín Nogueira. El testigo, cuya identidad se mantiene en reserva, aportó detalles del secuestro y la desaparición del cuerpo de López, que habría sido tirado en la zona de La Serena, en Mar del Plata, cerca del domicilio del médico cercano a Etchecolatz.
Carlos Osvaldo Falcone tiene 66 años y una larga trayectoria en la policía bonaerense. Pasó a retiro en octubre de 2005 con el grado de capitán, equivalente a comisario o subcomisario antes de que León Arslanian reestructurara la maldita policía. Su nombre figura en la agenda que se le secuestró a Etchecolatz tras la desaparición de López y también entre las personas que el ex director de Investigaciones de Ramón Camps solicitó que fueran autorizadas a visitarlo en el penal de Marcos Paz. De los cruces registrados en la causa también surgen varios llamados a la residencia del genocida en el bosque Peralta Ramos de Mar del Plata, que prueban su íntima relación con la familia de Etchecolatz.
Falcone lo visitó en la cárcel al menos dos veces: el 9 de agosto y el 15 de septiembre de 2006, tres días antes del secuestro, el mismo día en que los abogados que patrocinan a López hicieron su alegato y pidieron la condena a perpetua del represor. Ambos registros no permiten descartar otros encuentros, pues como se comprobó en la investigación el Servicio Penitenciario Federal no registró la mayor parte de las visitas.
“El hallazgo de este auto lo tomamos con esperanza pero con cautela, para no crearnos falsas expectativas. Dicen que ahí habrían trasladado a mi viejo, pero primero hay que encontrar pruebas adentro del auto para empezar a tener una luz de esperanza”, dijo Rubén López, hijo del albañil. “Ojalá –agregó–. Dios quiera se encuentre algo como para empezar a tener un panorama de lo que pasó.”
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