La ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, sintetizó anoche ante Página/12 las cinco prioridades de su gestión. La número uno es una clara conducción política de las fuerzas de seguridad, que ponga fin a la idea de que las policías se autodirigen, deciden sus propias estrategias, sus operaciones, se evalúan a sí mismas y, en muy pero muy pocos casos, castigan sus propios excesos o ineficacias. Garré también adelantó que su objetivo es garantizar el derecho a la seguridad ciudadana, sin detrimento de otras garantías constitucionales. Es decir que habrá un fuerte acento en la prevención del delito y en el justo proceso de quienes delinquen. En el ministerio se anticipa una severa auditoría de los servicios de salud que presta el Hospital Churruca a los integrantes de las fuerzas de seguridad. Garré estaba anoche haciendo un seguimiento minuto a minuto de la ocupación del club Albariño en Lugano, pero le anticipó a este diario los cinco puntos clave de su gestión al frente de la Seguridad.
Históricamente, los gobiernos han hecho una supervisión más bien light de la Policía Federal y las demás fuerzas de seguridad. Existía un virtual autogobierno de esas fuerzas. A partir de ahora, Garré encabeza un ministerio específicamente concentrado en el tema y con el que los jefes deberán tratar diariamente las operaciones, estrategias y respuestas de cada fuerza a los problemas que se planteen. También la conducción política afrontará la evaluación de todo lo que se haga y se dice que es una decisión tomada que Asuntos Internos dejará de reportar a los jefes de cada fuerza, convirtiéndose en una auditoría externa, encabezada por civiles bajo la órbita del ministerio. Uno de los mayores desafíos de la gestión de Garré tiene que ver con erradicar los acuerdos entre funcionarios policiales y delincuentes, en especial en algunos delitos de máxima importancia como robo de autos, desguace y venta de repuestos, piratería del asfalto y la posterior venta de lo que llevaban los camiones sustraídos, el narcotráfico y la complicidad con algunos robos de bancos y en domicilios.
Lo habitual es que los cuadros policiales salen más bien militarizados y con mecánicas en las que predomina el uso de la fuerza como respuesta ante casi todas las situaciones. La idea es reorientar toda la formación, apuntando a la prevención, a los aspectos más científicos y a concentrar los esfuerzos en los estudios de las grandes redes del delito.
La estrategia es, fundamentalmente, incrementar los patrullajes, volcar más efectivos a las calles y coordinar la vigilancia en los puntos más calientes. Un indicio de esa estrategia está en la presentación que hará mañana la ministra, posiblemente con la presencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, del operativo en el que seis mil efectivos de Gendarmería patrullarán el Gran Buenos Aires. Al mismo tiempo, se trabajará en asegurar que quienes delincan tengan acceso al debido proceso. No es casualidad que Garré haya designado como secretaria de Seguridad a la fiscal Cristina Caamaño, quien fuera responsable principal de la investigación por el asesinato de Mariano Ferreyra. En ese caso, se juntaron las pruebas testimoniales y periciales para dictar los procesamientos y las prisiones de los siete imputados. Caamaño apartó a la Policía Federal de la investigación por existir sospechas de que apañó a los agresores y hasta allanó el Departamento Central de la Federal para incautar las grabaciones de las comunicaciones que existieron aquel día entre los móviles policiales.
En este terreno entran, por ejemplo, las grandes bandas que asaltan blindados, bancos y empresas; las organizaciones dedicadas al narcotráfico, las que manejan las redes de trata de blancas y la piratería del asfalto. Aunque han bajado mucho, los secuestros extorsivos también forman parte de lo que se conoce como delitos complejos, y en los últimos tiempos hubo que afrontar un crecimiento desusado de las llamadas salideras bancarias. La idea es que la Federal se convierta en una especie de FBI, es decir, en una agencia de investigaciones federales, aportando al esclarecimiento de delitos en todo el país, no sólo en la Capital Federal.
Hace tiempo se habla de irregularidades y casos de corrupción vinculados con el Churruca. El ex jefe de la Federal Roberto Giacomino fue procesado en una causa en la que se investigaron compras directas, equipamientos e insumos. Además, se pondrá acento en la calidad de los servicios.
Mientras se mantenía atenta a lo que ocurría anoche en Lugano, la ministra trabajaba en completar la estructura y el equipo de la cartera de Seguridad. Tiene que designar a los superintendentes de la Policía Federal, los comisarios que quedarán al frente de cada área, incluyendo las que tienen que ver con los cinco objetivos trazados por Garré. Es muy probable que en el acto de mañana, cuando se presente la operación de patrullaje de la Gendarmería en el Gran Buenos Aires, se hagan nuevos anuncios.
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