“CGT hay una sola, lo demás son agrupaciones de origen gremial con intenciones políticas”, aseguró el dirigente estatal Andrés Rodríguez, secretario general de UPCN e integrante de la central obrera que realizará la elección de autoridades el 3 de octubre, después de que el camionero Hugo Moyano decidiera seguir al frente a pesar de la falta de apoyo de los dirigentes, fracturando la CGT. En la sede que el gremio tiene en la calle Moreno al 1300, Rodríguez recibe a Página/12 y dice que Moyano “tiene todo el derecho de generar una instancia de alternativa política dentro del contexto democrático de un país, pero lo tiene que hacer a partir de un partido, no a partir de conformarse como agrupación gremial o como él se autodenomina CGT”. Ve con buena perspectiva el avance de las negociaciones con el Gobierno sobre puntos como las obras sociales, asignaciones familiares y el mínimo no imponible de Ganancias, y lo enmarcó en el proceso de diálogo abierto con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Además reflexiona sobre la Juventud Sindical.
–En la recta final del proceso electoral está en discusión la forma que adquirirá el Consejo Directivo. ¿Va a ser tradicional, con un secretario general, o el triunvirato también es viable?
–Están en evaluación todas las posibilidades. Fundamentalmente la mayoría de los que hemos transitado esta historia del movimiento sindical de los últimos años hemos visto que lo primero y principal es que el personalismo es el principal enemigo para que la CGT pueda crecer y evolucionar y jerarquizarse como corresponde. Por eso hay que tener en cuenta fundamentalmente que la concepción es un cuerpo colegiado, que tiene una sola cabeza, un secretario general y diferentes secretarías, pero en principio esa entidad tiene que funcionar como un cuerpo colegiado, con debate, análisis previo y consenso de la mayoría de sus miembros. Como transición hacia un momento donde ha habido una situación difícil de resolver con una posición de Hugo Moyano en la que deja de lado el reordenamiento gremial y pasa a un escenario político que no comparte la mayoría de la dirigencia gremial. Para resolver esta cuestión puede darse como tránsito un triunvirato o cuatro personas en la cabeza de la CGT. Ha habido en otras épocas históricas; el propio Moyano comenzó con un triunvirato. No es descartable, pero tampoco hay que descartar que no nos pongamos de acuerdo entre todos y elijamos un solo dirigente para ser el secretario general. Son fórmulas que las vamos a empezar a conversar en estas épocas y las resolveremos de común acuerdo. Lo importante es la concepción de que la CGT tiene que funcionar con debate interno y por decisión de la mayoría de sus miembros colegiadamente.
–En este marco que usted plantea, ¿la candidatura del líder de la UOM, Antonio Caló, sigue vigente?
–Caló sigue siendo un posible candidato. Este proceso se dio porque en realidad se fue deformando la noticia y quedó trastrocada. Pero en realidad lo que pasó fue un paso de la propia UOM en donde su secretariado decidió impulsarlo como posible candidato a secretario general, lo que fue bien recibido por el resto del contexto sindical, pero eso no quiere decir que aún lo hayamos tratado para generar una aprobación y una decisión de la mayoría. Pero es factible que lo pueda ser, la opción de que él sea todavía tiene que ser tratada por todos.
–¿Cómo se explica el giro de Moyano tan enfrentado al Gobierno del que fue aliado durante ocho años? Cada vez que habla hace hincapié en las legislativas del año que viene...
–Está claro que no representa los intereses del movimiento sindical. Tiene todo el derecho de generar una instancia de alternativa política dentro del contexto democrático de un país, pero lo tiene que hacer a partir de un partido no a partir de conformarse como agrupación gremial o como él se autodenomina CGT. Esto no existe en el historial del movimiento obrero. Así que ya tomó un sesgo fuera de lo que es la propia esencia sindical y además vemos que ha tomado compromisos con sectores que nunca tuvieron que ver con la propia realidad del movimiento obrero, fundamentalmente peronista. Con entidades como la Sociedad Rural nunca tuvimos nada que ver y vemos que hay reuniones permanentes con otros partidos preparando una suerte de sensación de frente electoral que no tiene nada que ver con lo que son los intereses propios del sindicalismo y que, por supuesto, va a fracasar.
–¿Cuál es el juego del gastronómico Luis Barrionuevo que no termina de definirse?
–Ojalá que reflexione y también sea parte de la CGT, pero indudablemente me parece que la dificultad que él tiene –es una opinión personal– es que el espacio que naturalmente siempre ocupó de oposición al Gobierno se lo pelea Moyano y esto es una disputa en ese terreno. A nosotros no nos interesa disputar un espacio de carácter político opositor al Gobierno, nos interesa reconstruir el poder gremial del movimiento obrero para, principalmente a través de la negociación y de las conversaciones que podamos tener con quienes gobiernan, ir consiguiendo reivindicaciones propias de los trabajadores. El tema de Barrionuevo es que ha quedado un poco desubicado porque el espacio político lo ocupa Moyano y él tampoco tiene gran cantidad de gremios como para mover el amperímetro y ser una mayoría o imponer una mayoría dentro de movimiento sindical. Yo me reía porque a veces aparece en los medios de comunicación que uno tiene cincuenta gremios, el otro tiene cien, si fuera así no-sotros que tenemos los gremios grandes deberíamos ser diez gremios, porque los demás tienen todo. Los padrones de la CGT tienen 180, 190 gremios que están confederados y la mayoría está de este lado. Y después hay grupos, en lo que muchos se han convertido en agrupaciones que son minoritarias.
–¿La Juventud Sindical dónde queda?, porque fue un armado dentro de la CGT. ¿Se puede decir que fue una construcción del moyanismo?
–Es una construcción totalmente sectaria, muy limitada a ese espacio. De cualquier manera los jóvenes activistas del movimiento sindical militan mucho en cada uno de los sindicatos. Nosotros, por ejemplo, tenemos casi un tercio de nuestros delegados que son gente joven que además de su función de delegados electos también cumplen un rol en el horizonte de la juventud con proyectos de debate y participación en la formación sindical que generan una mecánica de la militancia de los jóvenes. Ojalá en algún momento se vuelva a conformar una juventud que represente al conjunto de los gremios, pero que tenga una entidad con la característica de la acción siempre pujante que dan los jóvenes pero con un neto contenido gremial, auténtico, para mejorar la calidad del movimiento sindical.
–¿Este año se va a poder tratar la suba del mínimo no imponible, que es uno de los puntos que más se ha hablado de la agenda sindical?
–Quedan temas significativos de la agenda. Dentro del paquete de las obras sociales quedan temas que se han peticionado. Sobre el mínimo no imponible presentamos la opción y sabemos que se ha estudiado en el contexto de la AFIP la posibilidad que hemos propuesto de que se quite peso, sobre todo en las franjas medias o de salarios intermedios, y recargarlo en los salarios más altos. Esto es algo que técnicamente tiene que proponer la AFIP y que ya se estuvo elaborando dentro del organismo una alternativa que tendrá que ser propuesta a nivel político a la Presidenta. Estos cambios son factibles de realizar, porque la crítica que hace la dirigencia gremial es que hasta hace tres o cuatro años el impuesto lo pagaban entre 800 y 900 mil trabajadores en relación de dependencia y hoy pasó a un millón seiscientos porque no ha habido actualización e indudablemente con los diferentes convenios se ha mejorado el ingreso salarial de la gente. Hay trabajadores que ganan siete mil, ocho mil pesos de sueldo, y no es tampoco para cargarle una imposición muy severa; esto hay que aliviarlo. Por eso solicitamos que se alivien esas franjas intermedias y se recargue arriba si es necesario.
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