La presidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a defender el proyecto de reforma del Poder Judicial que todavía tramita su última norma en el Congreso de la Nación y propuso realizar foros y debates en todo el país para evaluar nuevos cambios, aunque repitió que no va a proponer una reforma constitucional. Fue en el cierre del primer Congreso sobre la Democratización de la Justicia que se llevó a cabo ayer en la Universidad de La Matanza y del que participaron, durante todo el día, miles de personas, que se congregaron al caer la tarde en el campo de deportes de la casa de estudios para asistir a la presentación de la mandataria. “Queremos una Justicia que acometa contra las corporaciones que han saqueado al país. Cómo no van a poder hacerlo si hay una sociedad entera que lo reclama”, sostuvo CFK, resumiendo lo debatido durante la jornada en distintos paneles. “Hay que volver a vincular Justicia con igualdad”, insistió.
“La sociedad le habla a la Justicia”, era el lema del encuentro. En un gesto político claro, durante su breve exposición, Fernández de Kirchner estuvo acompañada por Estela de Carlotto (titular de Abuelas de Plaza de Mayo), Susana Trimarco (madre de Marita Verón, secuestrada por una red de trata), Pablo Ferreyra (hermano de Mariano, asesinado por una patota sindical durante una protesta de trabajadores tercerizados) y Sergio Burstein (de la asociación 18-J de familiares de víctimas del atentado a la sede de la AMIA), entre otras figuras que calificó como “las víctimas de la falta de Justicia” en el país. “En este panel falta una víctima: la Argentina, saqueada, endeudada, con corralito y represión”, señaló la Presidenta, antes de remarcar que “la Justicia no puede tener una agenda mediática, debe ser la agenda de la sociedad, que es juzgar y condenar a los culpables”.
El discurso de la jefa de Estado fue seguido por muchas personas que desbordaron la cancha de fútbol 11 donde se instaló el escenario: entre los asistentes había jueces, abogados y miembros del Ministerio Público, pero también dirigentes políticos, legisladores, funcionarios, varios intendentes del conurbano, entre una fuerte mayoría de estudiantes. Los que no llegaron a conseguir un lugar en las sillas acomodadas sobre el césped o en las gradas que lo bordean siguieron las palabras de CFK desde alguna de las múltiples pantallas instaladas en los pasillos del campus, adonde llegaba el humo de los choripanes que se cocían en la entrada de la universidad.
“No vine para quedar bien, no vine a dar un discurso pour la galerie, he venido a decir lo que siento, lo que pienso y lo que vivo”, manifestó la Presidenta al comienzo de su discurso, antes de poner énfasis en lo que llamó “la primera gran ecuación” del asunto, la que conforman “justicia y seguridad, íntimamente vinculadas con fenómenos contemporáneos como el narcotráfico”. En ese sentido, criticó a la oposición política por haber rechazado la reforma que planteó el Ejecutivo sin proponer ninguna alternativa a cambio, actitud que atribuyó a intereses comunes con la corporación judicial.
También hizo énfasis en el rol de los medios a la hora de problematizar la acción del Poder Judicial: “Algunos sectores pretenden instalar que la seguridad es un problema que apareció como un repollo hace tres o cuatro años”, dijo, y agregó que “también se instala que sólo en los gobiernos populares ocurren los problemas” que derivan en generar una sensación de inseguridad. “Hay entramados que todos sabemos que tenemos que derribar, hay que decir y llamar a las cosas por su nombre”, insistió, antes de tomar el lema del encuentro y modificarlo para decir que “la sociedad está interpelando a la Justicia, más que hablarle”.
Durante todo el día, unas 20 mil personas (según estimaciones de la organización) pasaron por el campus de la Universidad de La Matanza para participar de los nueve paneles de debate que se llevaron a cabo con la participación de jueces, fiscales, abogados, académicos, funcionarios, legisladores, dirigentes sociales y de derechos humanos, trabajadores del ámbito de la Justicia y estudiantes de Derecho.
La Presidenta defendió los seis proyectos enviados por la Casa Rosada al Congreso para reformar el Poder Judicial, aunque advirtió que no debe esperarse “ningún milagro” de estas iniciativas porque “son instrumentos que intentan mejorar” en aspectos puntuales el sistema actual. “Para hacer una verdadera reforma de la Justicia debería ser modificada” la Constitución nacional, aseguró, aunque se apuró en aclarar que no será ella quien proponga ese paso.
También recriminó a opositores políticos y mediáticos por haber denunciado que la reforma se realizaría “a libro cerrado” cuando finalmente tres de los seis proyectos enviados tuvieron modificaciones, entre ellos los dos que más resistencia despertaron (el que legisla sobre medidas cautelares contra el Estado y el que establece la elección de miembros del Consejo de la Magistratura por medio del voto popular). “¿Cómo puede ser que de seis proyectos estén en contra de todos?”, se preguntó.
“Admitamos –continuó– que necesitamos una interpretación de la Justicia que no sirva a los intereses de las corporaciones, sino para que los tres poderes puedan funcionar en beneficio de la sociedad.” En ese sentido, anticipó nuevas reformas que podrían ser fruto de una “mayor apertura y participación” en debates fomentados en “muchos foros como éste a lo largo y ancho del país”, como se hizo con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Destacó, de entre los proyectos que ya pasaron por el Parlamento, el que instaura el voto popular para los integrantes del Consejo de la Magistratura como un mecanismo que tendrá la sociedad para controlar a la corporación judicial, porque “los jueces nunca votan en contra de los jueces”. Y también que hoy existe “una Justicia de dos velocidades” en la que “si los implicados son corporaciones poderosas, con poder para presionar a jueces y fiscales”, van a un ritmo distinto que cuando el que actúa es un ciudadano de a pie.
Al final de su discurso, CFK se abrazó con los familiares de víctimas que la acompañaban y recordó, en un breve mensaje “fuera de programa”, aquella frase en la que comparó a la Universidad de La Matanza con Harvard durante una visita a la casa de estudios norteamericana. “No seremos Harvard pero acá, en el conurbano, hay 46 mil alumnos y el 90 por ciento son primera generación de universitarios. El 70 por ciento de ellos provienen de hogares humildes. Estamos en el corazón de la patria”, evocó, aplaudida por la concurrencia, mientras el olor a pólvora de la pirotecnia que marcaba el final de la jornada se mezclaba con el aroma de los choris.
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