La defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Cynthia Ottaviano, se considera una “esperanzada”. “Nos va a llevar tiempo, pero vamos a llegar, porque la necesidad de un cambio nació de las entrañas del pueblo argentino”, sostiene sobre la instalación del “nuevo paradigma comunicacional” que implica la aplicación integral de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la norma que le dio origen al organismo que dirige desde hace poco más de un año. Allí, coordina un equipo dedicado a recibir denuncias y reclamos de la audiencia, pero también a formarla en sus derechos: “Sin una audiencia activa es prácticamente imposible el escenario que pretendemos camino a la soberanía comunicacional”.
–El cambio en la grilla es un avance. Que los cambios se den recién ahora demuestra que llevan tiempo pero son irreversibles. En la Defensoría del Público tuvimos casi el 30 por ciento de los reclamos referidos a estos incumplimientos, no sólo por Clarín, y encontramos soluciones alternativas. En el caso de Cablevisión, logramos que entreguen decodificadores y servicios digitales sin cargo para aquellos que se habían quejado de no tener en el servicio analógico PakaPaka, Telesur o Incaa TV. En el caso de DirecTV acordamos algo parecido. Soluciones parciales pero que van camino al pleno cumplimiento de los requisitos.
–No tenemos poder sancionatorio, pero desarrollamos una capacidad extraordinaria de diálogo. El 70 por ciento de los reclamos que recibimos el primer año los resolvimos a través de mesas de encuentro en las que intercambiamos puntos de vista con los denunciantes y los denunciados. Con pensamiento alternativo vamos encontrando soluciones al escenario general en el que estamos trabajando en este momento. Tenemos una dirección de investigación y monitoreo que trabaja interdisciplinariamente cada tema que llega al organismo, y otra que se encarga de la protección de derechos. A partir de todas esas perspectivas es que nos sentamos a trabajar en mesas de diálogo en las que siempre buscamos consensos.
–Estamos atravesando una puja distributiva de la riqueza informativa, en la que pugnamos por construir colectivamente un nuevo paradigma de la comunicación y una nueva ciudadanía comunicacional. Es fundamental que la audiencia sepa de su función, son los nuevos actores que irrumpen en el esquema de la comunicación. Sin una audiencia activa es imposible el escenario que pretendemos camino a la soberanía comunicacional.
–Era y es fundamental la corrección de una asimetría tan profunda como existe entre pequeños y grandes medios. El año 2014 tiene que ser el año de la transformación del mapa comunicacional del país. Y es cierto que hay que seguir trabajando en la aparición de los nuevos actores, de nuevas voces. Desde la Defensoría venimos haciéndolo. Acompañamos a esas nuevas voces desde la capacitación y estamos abiertos a todo pedido al respecto. También promovemos concursos y premios a proyectos radiofónicos nuevos.
–La transformación de aquel paradigma autoritario y mercantilista en el que vivíamos hacia el nuevo que propone la LSCA es absolutamente clave para la soberanía informativa. No existe sin un paradigma comunicacional profundamente democrático, plural y diverso, en el que todos tengamos las mismas posibilidades de acceder a los diferentes servicios de comunicación audiovisual, pero que también podamos formar parte y ser constructores de esos servicios. En el fallo de la Corte sobre la ley, la perspectiva de Raúl Zaffaroni es interesante, porque claramente habla de la comunicación como derecho colectivo y como una necesidad constitutiva de la democracia. En ese sentido, la LSCA es clave, es la forma que ha encontrado el pueblo argentino de caminar hacia la plena soberanía comunicacional. Nos va a llevar tiempo, pero soy una esperanzada porque este camino, la necesidad de un cambio, ha surgido de las entrañas del pueblo argentino.
–Mar del Plata me encanta. Me gusta mucho y descubrí hace poco la del Barrio Camet Norte, en Santa Clara del Mar, aunque me arrepiento un poco de decirlo porque no es muy conocida y temo que se multiplique la gente.
–Me tomé cinco días de vacaciones y durante ellos leí varias cosas: agarré una antología de Gramsci, una biografía de Stella Caloni y la única novela de Carlos Ulanovsky, Nunca bailes en dos bodas a la vez.
–Me encantan los mariscos y los pescados.
–¿Algún trago raro?
–Me gusta el mojito, pero es difícil porque se hace con yerbabuena y acá lo hacen con menta. La otra vez fui a un restaurante de comida peruana y tomé un pisco riquísimo.
–¿Gato o perro?
–Ni gato ni perro, tengo tortuga. Los chicos le pusieron Manuelita.
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