Natalia Fernández, una de las testigos que fue llevada por personal de Prefectura a presenciar el procedimiento en el departamento de Alberto Nisman, “rectificó” el relato que había hecho en algunos medios al declarar ayer bajo juramento. Así lo informó la fiscalía de Viviana Fein, donde la chica fue citada después de haber dado en entrevistas periodísticas una versión que pintaba desprolijidades e irregularidades durante el operativo en el que se recogieron pruebas en la vivienda del fiscal tras ser hallado sin vida. Al declarar en la fiscalía, Fernández se desdijo de algunas cuestiones, como que los uniformados que estaban en el lugar pidieron medialunas o que le hayan servido café y no habló de haber visto a Fein con una bolsa con cinco proyectiles adentro (la autopsia determinó que el disparo fue uno solo). Contó que la dejaron pasar a un baño de la vivienda, pero que fue después que terminó todo, y que el resto del tiempo estuvo sentada, sin recorrer el lugar.
Fernández trabaja en un restaurante de Puerto Madero y al salir de allí, cerca de la 1.30 de la mañana, fue abordada por agentes de Prefectura que la llevaron a presenciar como testigo el procedimiento judicial y policial en el departamento. En ocasiones así, es una carga pública oficiar de testigo. Su descripción, de un despliegue caótico de fuerzas de seguridad e investigadores en el departamento, ponía en duda todo lo que sucedió en la escena de la muerte y, de ese modo, lo que hasta ahora marcó la autopsia, que es que no hubo “terceras personas”. Pero ayer dio marcha atrás en algunos puntos al declarar ante la fiscal Fein, a otros les bajó el tono y algunos los omitió. La fiscal ya había dicho que su versión le parecía “descabellada” y que estaba todo el procedimiento filmado y documentado. De todos modos, la llamó a declarar para que aclare o ratifique lo que dijo públicamente, en un momento en que cualquier versión siembra el peligro de embarrar la cancha.
La joven habló en la fiscalía durante más de tres horas. Se fue pasado el mediodía, enfundada en una campera de cuero. Uno de los primeros datos en los que se corrigió fue el horario en que fue retirado el cuerpo de Nisman: había dicho cerca de las 3.30 y esta vez en la fiscalía señaló las 5.30, que es una hora que coincide con la del traslado a la Morgue Judicial (el cuerpo llegó 5.40). A ella, describió, la hicieron esperar hasta ese momento sentada en el living, por donde veía pasar gente.
En su versión mediática, había dicho que vio a la fiscal Fein con una bolsita tipo Ziploc con cinco casquillos de bala. No fue eso lo que describió en la fiscalía, sino que la había visto a Fein salir del dormitorio y dirigirse al living, que la observó hablar por teléfono, haciendo alguna referencia a una vaina servida (lo que daría cuenta de un único proyectil). Según determinó la autopsia, el disparo fue uno solo, había una sola vaina servida y cuatro balas en el cargador de la pistola que le había prestado el informático Diego Lagomarsino.
En su declaración testimonial, aclaró que el personal que estaba allí (había prefectos y policías) no pidió medialunas, que sólo –cuando pasaron las horas– hicieron un comentario del estilo “podemos pedir medialunas” y que alguno incluso mirándola a ella bromeó: “Más que para medialunas estamos para un vino”. Así lo relataron fuentes cercanas a la causa a este diario. Cuando le preguntaron específicamente si había clima de juerga o de jarana, dijo que no le pareció.
Como otra señal de anomalías, la testigo había narrado, según publicó Clarín, que el portero del edificio se sentó al lado de ella, la vio mal y le ofreció un café de la cafetera de Nisman. Al portero, efectivamente, lo habían convocado como testigo en reemplazo de una amiga de Natalia, de nombre Antonella, que estaba con ella pero se tenía que ir de viaje. Lo que declaró Fernández ayer es que instantáneamente una agente que estaba presente en el lugar le dijo que ni se le ocurriera tocar la cafetera. O sea, nadie tomó café de la cafetera del fallecido fiscal.
La chica dijo, en su declaración oficial y en los medios, que vio a personal de Prefectura subrayar papeles con marcador y por la descripción que hizo, que señalaba que marcaban los primeros renglones para dictarle a la mujer que tipeaba, la fiscalía deduce que se está refiriendo a que estaban “foliando” el material, al dejar constancia de lo que se estaba secuestrando. Eso es lo que declaró también por lo menos un prefecto que había sido citado anteayer en la fiscalía.
Un dato que ratificó es que la dejaron usar un baño del departamento una vez que terminó todo el relevamiento de pruebas. El otro, que sonaba un celular de Nisman y que cuando uno de los agentes estaba a punto de atender ella misma le advirtió que un perito había dicho que no lo tocaran, entonces nadie atendió.
La declaración fue delante de los abogados de la defensa de Lagomarsino (imputado por prestarle el arma a Nisman sin ser legítimo usuario) y de la querella de las hijas y la madre de Nisman, representadas por la Defensoría Oficial. Los otros testigos convocados al procedimiento también tendrán que declarar. La semana próxima, está citado el secretario de Seguridad, Sergio Berni.
Ayer declaró también una bioquímica de la Policía Federal que se ocupó de los estudios del ADN hallado en el arma, la ropa y el baño donde apareció muerto Nisman. Dio una explicación técnica sobre por qué se encontró material genético del fiscal en la pistola y no otro (como de Lagomarsino, quien se la facilitó): el arma –explicó– tenía sangre y el ADN de la sangre es identificable y prevalece sobre el llamado ADN “de toque” en el caso de que hubiese existido, que se produce por descamación. Las pruebas científicas, a las que esta semana se sumó la toxicología (que mostró que Nisman tenía bajas dosis de sedantes y alcohol) por ahora apuntarían al suicidio. La semana próxima los peritos de la ex esposa, Sandra Arroyo Salgado, seguramente pondrán algunos puntos de esa teoría en discusión a través de un dictamen.
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