El ex número dos de la SIDE Francisco “Paco” Larcher declaró ayer ante la jueza Fabiana Palmaghini en el marco de la causa por la muerte de Alberto Nisman. Larcher contradijo en todo al superespía Horacio Antonio Stiuso quien había sostenido que recibió instrucciones para frenar toda investigación sobre Irán y el atentado contra la AMIA. Y que, como –supuestamente– Nisman y Stiuso siguieron adelante con sus investigaciones sobre Irán, al fiscal lo mató el régimen de Teherán, ayudado por el gobierno anterior. “Nunca hablé con la Presidenta ni de Stiuso ni de la causa del atentado. Nunca le di ninguna instrucción de que frenara esa investigación ni ninguna otra”, afirmó Larcher ayer. La debilidad del testimonio de Stiuso está dada porque un año antes, cuando declaró por primera vez, no dijo nada de todo lo que afirmó hace veinte días. No mencionó las palabras homicidio ni asesinato. A pesar de las diferencias entre sus dos declaraciones, ambas bajo juramento. la jueza Palmaghini no lo acusó por falso testimonio. La Cámara del Crimen resolverá esta tarde, seguramente por unanimidad, el envío del expediente a la justicia federal. El testimonio de Larcher era esperado porque en su segunda declaración, el 1º de marzo de 2016, Stiuso lo señaló como la persona a través de la cual CFK había ordenado el freno de la investigación contra Irán. La instrucción se habría producido cuando se negociaba el Memorándum de Entendimiento, en 2012, pero Stiuso dijo que tanto Nisman como él mismo continuaron investigando a Irán desoyendo las supuestas instrucciones presidenciales. Un año antes, en febrero de 2015, Stiuso también declaró bajo juramento y no contó nada de eso. Ni siquiera sostuvo que a Nisman lo mataron. El juez Ernesto Botto –quien tuvo a su cargo un expediente contra la fiscal Viviana Fein– fue durísimo e irónico con Palmaghini: “ella sabrá por qué no imputó a Stiuso por falso testimonio ya que es evidente que cambió su declaración”, señaló el magistrado.
Ayer, Larcher también contradijo a Stiuso. El Señor 8, como le dicen al número dos de la SIDE, sostuvo que nunca habló de la causa AMIA con Stiuso y que nunca le dio instrucción alguna. En dos oportunidades, la jueza Palmaghini lo amenazó con los artículos del Código Procesal que hablan del testigo reticente y del falso testimonio. Pero Larcher se mantuvo firme. A gran parte de las preguntas contestó que se enteró por los diarios. Por ejemplo, el ex Señor 8 dijo que no supo del Memorándum con Irán hasta que salió en la prensa; que tampoco supo a qué se dedicaba Stiuso y que aún menos vínculo tuvo con Nisman. En teoría, el Señor 8 es el encargado de la gestión diaria de la SIDE, mientras que el Señor 5, el titular de la Secretaría de Inteligencia –que en su momento era Héctor Icazuriaga– está más concentrado en las relaciones con el Poder Ejecutivo.
Lo de Stiuso y Larcher quedará como un clásico de declaraciones contradictorias, palabra contra palabra, con el problema para Stiuso de que primero dijo una cosa y un año más tarde llegó con una declaración justito a la medida de lo que necesitaba el gobierno de Mauricio Macri, los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel y la ex pareja de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado. A todos ellos les venía bien el discurso en el que se echaba la culpa de la muerte del fiscal a Irán y al gobierno anterior. El gran obstáculo es que las pruebas científicas, hasta ahora, indican todo lo contrario respecto de la muerte del fiscal: que no se observa accionar homicida, según consignaron los médicos forenses, y que no había nadie en el baño al momento del disparo, tal como lo dictaminaron los criminalistas. Como ha dicho la fiscal Fein “no hay un sólo elemento hasta el momento que sostenga la hipótesis del homicidio”.
Más allá de estas idas y vueltas, en el expediente se producirá esta tarde un paso trascendental: la Sala VI de la Cámara del Crimen determinará que la causa debe ser investigada por la justicia federal. El fallo de los doctores Mario Filosof, Marcelo Lucini y Rodolfo Pociello Argerich seguramente será por unanimidad, aunque tal vez cada uno esgrima sus propio argumentos. Lo más probable es que ninguno de los magistrados diga que a Nisman lo mataron –algo que exige Arroyo Salgado–, por lo cual hoy no habrá ningún tipo de definición sobre ese punto. El siguiente paso, indudablemente, es que vendrá un recurso de Casación presentado por Gabriel Palmeiro, defensor de Diego Lagomarsino.
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