Las explicaciones de Mauricio Macri no convencen a nadie. Página/12 dialogó con referentes de tres organizaciones especializadas en la lucha contra paraísos fiscales, con dos banqueros que denunciaron las prácticas ilegales offshore de bancos en Estados Unidos y Suiza, y sumó las declaraciones del argentino Hernán Arbizu, ex JP Morgan. Unos y otros coinciden en que no cierra la historia del “director ocasional” que no cobró honorarios ni poseía acciones en empresas inactivas, todo en jurisdicciones offshore que se caracterizan por existir para la evasión fiscal o el lavado de dinero.
Rudolf Elmer es el más conocido whistleblower del hermético sistema financiero suizo. Jefe de operaciones de la filial del banco Julius Bar en las islas Caimán, Elmer reveló que se usaba este paraíso fiscal para una masiva evasión impositiva y quedó enredado en una demanda judicial no solo con el banco sino con el mismo Estado suizo, principal perjudicado por las maniobras. Acusado de violar el secreto bancario de su país, considerado por el prestigioso Journal of International Tax Review como uno de los 50 individuos y organizaciones más influyentes en temas impositivos internacionales, Elmer sigue deambulando la kafkiana corte suiza por un caso que puede terminar en la Corte Europea de Justicia.
El ex banquero suizo encuentra poco creíble la idea de que Macri era un “director ocasional” con una relación esporádica y casi accidental con Fleg Trading, la offshore en Bahamas que dirigió entre 1998 y 2009, según los Panama Papers. “No es convincente. Además, es un director ocasional especial que no recibe remuneración. Como si estuviera ahí de casualidad. En cuanto a su explicación de que no tenía acciones, en este tipo de compañías las acciones son al portador, es decir, sin nombre específico, una manera de opacar quién es el beneficiario real de la compañía”, señaló a este diario.
En una tesitura similar, pero con matices, está Heather Lowe, asesora legal y directora de asuntos gubernamentales de Global Financial Integrity, una ONG con sede en Washington que lucha contra la corrupción financiera y la evasión fiscal. “No tengo idea qué puede ser un ‘director ocasional’. Es la primera vez que escucho hablar de ese concepto. Ser director de una compañía no significa ser su accionista y es posible que no fuera remunerado. Pero esto en sí mismo constituye un interrogante: ¿por qué era director de una compañía sin recibir ningún tipo de remuneración? ¿Qué hacía la compañía? ¿Cuál era el propósito concreto de su existencia? Es posible que los documentos corporativos ayuden a contestar estas y otras preguntas. Pero es muy posible que solo con el testimonio del Presidente o el de otros involucrados, se pueda profundizar en la respuesta de estos interrogantes”, dijo Lowe a Página/12.
Ni el Presidente ni el gobierno nacional han mostrado por el momento la documentación corporativa que respalde las explicaciones sobre Fleg Trading LTD y Kagemusha S.A., las dos empresas offshore en las que Macri aparece como director junto a su padre Franco y su hermano Gianfranco. En teoría, la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, tendría la documentación relevante, pero ya antes de recibirla expresó que no había nada que investigar.
Everet Stern, el whistleblower que denunció al HSBC en Estados Unidos, hoy director de Tactical Rabit, una organización que lucha contra el lavado de dinero, piensa que toda esta falta de transparencia apunta contra el Presidente.
En octubre de 2010, a poco de ingresar en el HSBC del estado norteamericano de Delaware (considerado por varios expertos el paraíso fiscal número uno del mundo), Stern descubrió que su banco hacía muchas “transacciones offshore sospechosas vinculadas con grupos del Medio Oriente como Hamas y Hezbolá” y denunció a la entidad ante la Justicia estadounidense. La investigación judicial terminó descubriendo una serie de operaciones de lavado de dinero que se extendía por Medio Oriente, México, Irán, Sudán y Corea del Norte, por la que el banco terminó pagando una multa récord de 1900 millones de dólares en 2012.
En términos de opiniones políticas, Stern no está lejos de Mauricio Macri, a pesar de lo cual no le cierran sus explicaciones. “Tiene que ofrecer una explicación razonable de por qué tenía una compañía offshore. Hasta ahora ha hablado de las razones por las que no tenía que declarar su participación. Y el problema que tiene es que resulta difícil explicar la formación de una compañía en un paraíso fiscal porque el propósito de estas compañías es ocultar activos”, señaló a Página/12.
Con un conocimiento interno de la operatoria de estos grupos en Sudamérica, Hernán Arbizu, ex vicepresidente de JP Morgan en Argentina, quien admitió haber ayudado a grandes grupos económicos a lavar dinero, explicó a MDZ radio el objetivo oculto que suelen tener estas sociedades offshore. “Macri dijo que la sociedad en Bahamas iba a ser la dueña de una sociedad inversora en Brasil. ¿Por qué no abrir una sociedad en Argentina y que sea dueña de la inversión que se hacía en Brasil? Yo deduzco que porque no pensaban pagar impuestos en Brasil o en Argentina. Todas estas sociedades se venden por 500 dólares, por 2 mil dólares, por sumas irrisorias. Lo que pasa es que como la sociedad no tiene actividad no vale nada. Porque supongamos que en mi sociedad tengo un yate, una casa en Miami y 10 millones en una cuenta, si yo vendo la sociedad, esos activos los saco y sólo muestro el papelito ese que usted ha visto por televisión”, dijo Arbizu.
Nadie sabe el número final de compañías offshore que tienen el presidente Mauricio Macri y su familia. Al cierre de esta edición hay tres del Presidente (dos confirmadas, Fleg Trading y Kagemusha, y una denunciada por el ex vicepresidente de Boca Roberto Digón), cinco de su hermano Gianfranco y dos de su padre Franco. Según la directora de la Financial Transparency Coalition, Porter Mc Connell, los paraísos fiscales arman redes de empresas difíciles de rastrear. “La pregunta inicial es siempre, ¿por qué era necesario crear esta compañía en un paraíso fiscal? El gran problema es que el hermetismo de los paraísos fiscales vuelve bastante complicado rastrear la ruta de estas compañías y llegar a la verdad. Este hermetismo los hace muy atractivos para las multinacionales, corporaciones o millonarios. La capacidad de usar un paraíso para hacer circular dinero de manera anónima y ocultar conflictos de interés, como en el caso del primer ministro de Islandia y cosas peores, es uno de los grandes problemas”, indicó Porter a Página/12.
Nada de esto es nuevo tanto en el caso del grupo Macri como en la dinámica operativa de los paraísos fiscales. Según Jorge Gaggero, miembro del capítulo latinoamericano de la red Tax Justice, las guaridas fiscales tienen hoy en América Latina y el Caribe el rol que en siglos anteriores jugaban la “Isla de la Tortuga” y otra similares del Caribe, donde los piratas y bucaneros ocultaban el producto de sus fechorías. La única diferencia es que en los últimos 50 años “los piratas y bucaneros son los grandes empresarios locales, las empresas multinacionales y los bancos y ricos globales”, y el producto oculto son las múltiples formas modernas del dinero. Gaggero indicó a este diario que el grupo Macri ha aprovechado al máximo estas guaridas fiscales a lo largo de su existencia. “Los Macri usan estas facilidades offshore desde los orígenes de sus negocios en Argentina. Resulta sabido que en los 70 y los 80, que fue la década de oro para la familia, el destino preferido de los fondos evadidos y fugados del país era la banca del cantón italiano de Suiza, ubicada en Lugano. Su conducta no era excepcional –sostuvo Gaggero–. Todas las empresas italianas actuantes en Argentina tenían similar preferencia, así como la FIAT de Italia y muchos otros grupos económicos peninsolari. Por esta razón no me causa ninguna sorpresa lo que comienzan a revelar los Panama Papers.”
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