El multimedios Clarín utilizó ayer nuevamente la tapa de su diario para profundizar la inédita campaña de presión sobre la Justicia tanto en el caso de la muerte de Alberto Nisman como en el que sigue la insostenible denuncia que hizo el fiscal pocos días antes de morir. La base es otra vez la declaración prestada hace siete meses por el ex espía Jaime Stiuso, presentándola como si fuera una novedad y endiosando al otrora jefe de Operaciones de la central de inteligencia como si fuera palabra santa, un ingenuo y cándido testigo, en lugar de un funcionario echado de su cargo, ansioso por venganza contra el gobierno anterior, imputado por numerosos delitos por su actuación en la SIDE y alineado con las derechas de Estados Unidos e Israel. En esta oportunidad, agregó como condimento una supuesta “operación montada por Página/12” para “cubrir el asesinato”. En ese intento, utiliza partes de la declaración de Stiuso que a todas luces son infundadas para cualquiera, y sobre todo para el firmante de la nota, Daniel Santoro, que hace tiempo asegura que se ocupa del tema.
La campaña, con la figura de Stiuso en el centro, tiene como objetivo, en primer lugar, instalar la hipótesis de que a Nisman lo mató un comando iraní, venezolano, argentino sobre el que no se aporta ni un dato ni una prueba. Se busca –aunque suene descabellado, como suele suceder en Comodoro Py– echarle la culpa a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El otro objetivo de la campaña es presionar a la Sala I de la Cámara Federal que esta semana debe resolver si reabre la denuncia de Nisman contra CFK y el ex canciller Héctor Timerman por encubrimiento, a raíz de la firma del Memorandum de Entendimiento con Irán. Los camaristas Jorge Ballestero y Eduardo Freiler ya dijeron, hace un año, que la denuncia debía ser desestimada por inexistencia de delito, coincidiendo en un extenso fallo con el juez Daniel Rafecas.
Cuando Stiuso declaró durante ocho horas el 27 de febrero de este año prácticamente no hubo secreto alguno. Los abogados de todas las partes estuvieron presentes y después pudieron también leer lo que sostuvo el ex espía ante la jueza Fabiana Palmaghini. Ya entonces se hizo público que Jaime, como se lo conocía a Stiuso en la Side, hablaba de que a Nisman supuestamente lo mató un comando iraní-venezolano, apoyado por el gobierno kirchnerista. El problema es que Stiuso no pudo aportar una sola prueba de sus dichos, al punto que su abogado tuvo que salir al día siguiente a bajarle completamente el precio a la declaración: “no tiene pruebas directas de que a Alberto Nisman lo hayan asesinado. No tiene un testigo ni nada que se le parezca. Tiene una interpretación de los precedentes que pudieron llevar a que a Nisman lo mataran. No, tampoco sabe qué grupo intervino”, señaló Santiago Blanco Bermúdez.
Pero, además, en esa declaración, Stiuso cambió lo que había dicho un año atrás, en febrero de 2015. En ese entonces sostuvo que no sabía nada de la muerte del fiscal, que lo asombró y que no podía aportar nada. Toda su declaración se extendió a lo largo de cuatro fojas, o sea la transcripción de menos de diez minutos. No obstante, este año el espía argumentó que la fiscal Viviana Fein omitió cosas en su declaración anterior, pese a que el texto tiene su firma y la de su abogado. De forma asombrosa, por esas acusaciones de Stiuso, la fiscal fue denunciada por la jueza Palmaghini. Esto motivó una causa judicial en la que intervino el juez penal Ernesto Botto. El magistrado no solo sobreseyó a Fein, sino que en su fallo se pregunta por qué Palmaghini no imputó a Stiuso por falso testimonio. O sea que un juez distante del caso AMIA y de la muerte de Nisman dejó en claro que Stiuso mintió.
Esa declaración del ex espía, descartada por su propio abogado y por un juez, es el instrumento usado otra vez por Clarín, en su principal título de tapa, para marcarle la cancha al juez Julián Ercolini y al fiscal Eduardo Taiano, encargados desde esta semana por la Corte Suprema, y después de un sorteo trucho, de la investigación de la muerte del fiscal. La base de la ofensiva es el desopilante comando iraní-venezolano-kirchnerista, sobre el que no existe evidencia alguna: nadie vio entrar o salir a nadie del edificio, no aparece ninguna persona entrando al departamento ni entrando ni saliendo del baño en el que se produjo la muerte. La junta médica de 17 forenses sostuvo que no hay evidencia de homicidio y la junta de criminalistas fue aún más contundente: sostuvo que no había ninguna otra persona en el baño en el momento de la muerte. El balazo fue disparado a un centímetro de distancia, no hay pelea en el baño, no hay desorden, no hay sangre ni huellas ni ADN de ninguna otra persona y en la mañana de su deceso el fiscal entró a Infobae para leer un texto sobre el regreso de la muerte, posteado por Claudio María Domínguez.
La primera en dar a conocer el guión del comando iraní, venezolano, kirchnerista fue Elisa Carrió, quien sostuvo que agentes venidos de Teherán vigilaron la operación desde un barco de Buquebus en el que viajaron desde Montevideo a Buenos Aires. La fiscal Fein pidió todas las listas de pasajeros de aquel fin de semana y no aparece ni uno solo originario de Irán o de otros países de Medio Oriente. La fiscal también evaluó a quienes vivían en Le Parc: nadie se mudó ni desapareció después de la muerte del fiscal.
Menos pruebas todavía hay respecto de algún grado de participación de los mencionados por Stiuso: Luis D’Elía o Fernando Esteche. Ni la fiscal ni la jueza llamaron nunca a declarar a esos dirigentes ni aparecen involucrados de ninguna manera.
Uno de los puntos más llamativos de la campaña formulada por Clarín y Daniel Santoro es que se señala que Página/12 protagonizó una “operación” publicando que el informático Diego Lagomarsino, quien supuestamente le prestó el arma a Nisman, estuvo reunido con la jueza de Lomas de Zamora Silvia González para pedirle asesoramiento. Stiuso da a entender que el encuentro de Lagomarsino y la jueza no existió y que este diario armó una mentira para mejorar la situación del informático.
Hoy en día está claro en la causa judicial que efectivamente Lagomarsino fue a ver a la doctora González. Lo declararon públicamente y ante la justicia tanto el informático como la jueza. Así fue publicado en todos los medios y, sin lugar a dudas, Clarín lo sabe. Aun así, reprodujo lo dicho por Stiuso sin ninguna aclaración o contexto, en un claro intento de sembrar sospechas sobre la cobertura del tema realizada por este diario. Pero lo único concreto es que Página/12 publicó la verdad. Y todo lo que se escribió en este diario se verificó paso a paso luego: el ascensor por el que subió Lagomarsino, el ascensor por el que bajó, el café que tomaron y todos los detalles.
Otro dato asombroso que convalida Daniel Santoro es que Stiuso declaró que el kirchnerismo, a través de la Unidad de Información Financiera (UIF), que dirigía José Sbatella, inició una campaña destinada a desprestigiar a Nisman revelando la existencia de una cuenta del fiscal en Nueva York. Como todos los que cubren periodísticamente la causa, Clarín sabe perfectamente que fue la ex esposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, la que informó a la fiscalía que Nisman tenía la cuenta en el Merrill Lynch de Nueva York. Arroyo Salgado argumentó que notificaba la existencia de los dólares no declarados para que se investigue si a Nisman no lo mataron por un conflicto económico.
Desde la cuenta del Merril Lynch se pagaron las expensas de terrenos en Punta del Este y, además, en ella apareció un depósito de un empresario desaparecido, Damián Stefanini. Es decir que fue Arroyo Salgado quien abrió las puertas para que se conozca la existencia de una fortuna no declarada acumulada por Nisman. No fue la UIF.
Los repetidos viajes al exterior y la falta de trabajo de Nisman en la causa ya habían sido denunciados por los familiares de las víctimas del atentado, que pedían la remoción del fiscal. Las fotos de las modelos junto al fiscal en el Caribe sólo confirmaron lo que venían diciendo Memoria Activa y otras agrupaciones.
Llama la atención que Stiuso denuncie en su reflotada declaración la existencia de un aparato clandestino de inteligencia a partir de la empresa Dark Star Security. Y más llama la atención que Clarín lo transcriba sin hacer ningún comentario.
El fiscal Federico Delgado fue el encargado de investigar el caso Dark Star, a la que Stiuso denunció en su momento por hacer espionaje para el Reino Unido y por cuestiones referidas a Malvinas. Delgado dictaminó que fue una falsa denuncia y que Stiuso la usó para intervenir, durante tres años, los teléfonos de jueces, fiscales, periodistas, empresarios y dirigentes políticos. Todo el caso motivó una denuncia por espionaje ilegal, no contra Dark Star, como dice Stiuso y reafirma Clarín, sino contra el propio Stiuso. Nada se menciona tampoco de los más de 600 celulares que Jaime tenía a su nombre, lo que hablaría de un servicio de espionaje paralelo.
En la operación de santificación del ex espía no hay mención de los delitos por los que está imputado, entre ellos contrabando agravado, a raíz de que se pasaban por la Aduana toneladas de supuestos equipos de inteligencia que resultaron ser aparatos médicos, de odontología y hasta consolas de juegos.
La alianza Stiuso-Clarín la emprende ahora contra Página/12, cuya cobertura profesional, ajena a las presiones de los servicios nacionales e internacionales, fue una de las principales referencias en el país y el mundo frente a las delirantes teorías que se pretendieron instalar en torno de la muerte de Nisman. Intentan abrir sospechas sobre este diario usando los dichos de Stiuso que, nuevamente sin prueba alguna, como también lo sabe Clarín, sostiene que el gobierno de CFK utilizó a Página/12 en una supuesta campaña destinada a afirmar la hipótesis del suicidio.
Transcurrido un año y medio, a pesar de las abiertas presiones políticas y mediáticas, ni la fiscal Fein ni la jueza Palmaghini ni la Cámara del Crimen ni la Cámara de Casación ni aún la Corte pudieron encontrar “pruebas”, aunque sea mínimas y forzadas, para inclinarse hacia el homicidio. Los peritos oficiales produjeron, por abrumadora mayoría, dictámenes contrarios a la existencia de un asesinato en el departamento de Le Parc. Mal que le pese a Clarín, no fue este diario sino las investigaciones oficiales y las miradas de los más calificados especialistas jurídicos y criminalísticos las que marcaron el rumbo de la cobertura.
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