El Gobierno volvió a cargar contra el obispo de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín, por su apoyo público a las protestas de estatales y docentes. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, dijo que la actitud del obispo era “imprudente”. “No tiene sentido que los religiosos asuman posiciones que tienen que ver con reclamos sectoriales. La Iglesia no está llamada a ser ni oficialismo ni oposición”, aseguró. En tanto, su homónimo y jefe de Gabinete, Alberto, consideró que el reclamo de los docentes de Santa Cruz es “insólito”, porque cobrarían, dijo, “un 80 por ciento más de lo que se percibe en el resto del país”. El secretario general de la Asociación de Docentes de Santa Cruz (Adosac), Pedro Muñoz, contestó las críticas. “Cualquiera que visitó la provincia sabe que el costo de vida aquí es más alto”, replicó. “Hay que revisar qué relación hay entre los sueldos de Santa Cruz y la canasta familiar de la provincia. Este sueldo en otro lugar posiblemente sea un buen sueldo. Pero acá, en Santa Cruz, no. La canasta familiar aquí es muy alta”, dijo. Desde Río Gallegos también salió a opinar el ministro de Gobierno de la provincia, Daniel Varizat. “Que el obispo acompañe una marcha opositora es que no tiene noción de su investidura. Puede ser una presión para determinado sector o directamente que esté militando políticamente en la oposición”, aseguró. Allegados al obispo consultados por la agencia DyN dijeron que el religioso había decidido mantener silencio para “evitar profundizar la polémica”.
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