Página/12 :: El país :: La guerra nuclear

La movilización que convocaron para el miércoles Pablo Micheli y Hugo Moyano ha causado divisiones en los segmentos sindicales que cada uno de ellos conduce. Según el matutino La Nación, luego del masivo festejo popular del 7D, Mi y Mo temen que la Plaza de Mayo deje en evidencia su menguada capacidad de convocatoria. La elección de la fecha desnuda la carencia de pensamiento estratégico de esta alianza: el contraste con lo que ocurría hace once años realza los logros del gobierno. Esta vez, no contarán con los piquetes que al impedir el acceso a la Capital maquillaron el débil paro del 20N, día en el que no descendió el consumo de energía. El 19D es una fecha que la paleoizquierda considera propia y algunas de sus agrupaciones amenazan con impedir que se apropie de ella y de su escenario “la burocracia sindical”. Diversos gremios de la CGT rechazan el discurso incendiario de Micheli, inversamente proporcional a su representatividad. Derrotado en un plenario de ATE Capital, que resolvió no adherir al paro del 20N, sólo sobrevive en la incubadora de las luces de la televisión, ávida de frases estrepitosas, como su desatinada declaración de “guerra nuclear” al gobierno. Antes había perdido la conducción de las seccionales de ATE en el Litoral. El mentor de Micheli en ATE y CTA, Víctor De Gennaro, advierte que todo esto fortalece a Moyano, con quien se disputa la simbólica denominación de El Lula Argentino. El camionero puede simular así que conduce un dispositivo complejo, con un ala izquierda a cargo de Micheli y un ala derecha encarnada por Gerónimo Venegas y Luis Barrionuevo, remedo caricaturesco del peronismo de hace cuatro décadas. El jueves, Moyano viajó a Mendoza para inaugurar un hospital de su gremio en Guaymallén. Sus custodios impidieron la libertad de circulación de los fotógrafos a quienes sacaron a los empujones cuando intentaron llegar a la primera fila para hacer las fotos. Uno de ellos, Axel Lloret, de Edición Cuyo, fue golpeado en el rostro. En solidaridad los periodistas decidieron no ingresar a la conferencia de prensa, salvo las complacientes señales de cable del Grupo Clarín y de Alberto Pierri.