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Sociedad|Lunes, 15 de marzo de 2010
Un especialista explica alianzas y enfrentamientos entre Microsoft, Google, Yahoo y Apple

Guerra real entre gigantes virtuales

El especialista Roberto Di Cosmo, autor de Microsoft, el asalto planetario, revela las nuevas debilidades del monopolio de Bill Gates y la guerra que entabló con el gigante Google. Las alianzas con Yahoo y Apple y la aparición del Vista 7.

Por Eduardo Febbro
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Roberto Di Cosmo describe las debilidades de Microsoft pero también su dominación mundial.

Desde París

Los gigantes del sector informático, Microsoft, Yahoo, Google y Apple, se enfrentan entre sí al tiempo que los actores secundarios que se aliaron con Google en contra de Microsoft empiezan a romper sus lazos con una empresa cuyas prácticas se asemejan a la del Gran Satán, la firma de Bill Gates. Hace unos diez días, en el curso de una reunión con miembros de su empresa, el presidente de Apple, Steve Jobs, lanzó un duro ataque contra Google, el amigo de antaño. Según narró el portal Wired, Jobs criticó a Google por su Nexus One, el último objeto del buscador con el cual se introduce en el mercado de la telefonía. “Nosotros no entramos en el negocio de los buscadores. Ellos han entrado en el negocio de los teléfonos. No es un error, quieren matar al iPhone. No los dejaremos”, dijo Jobs. Las tensiones en el seno del trío Microsoft-Apple-Google son tanto más densas cuanto que Apple está negociando con Microsoft para usar el buscador Bing por defecto en el iPhone. La batalla se ha trasladado a las más altas esferas con una serie ininterrumpida de alianzas y pactos que borran los anteriores y que, a su vez, modifican la naturaleza misma de las estructuras que existían hasta ahora. Canonical, el editor del sistema de explotación libre Ubuntu, anunció que Yahoo reemplazaría en adelante a Google como motor de búsqueda por de facto. Simultáneamente, Yahoo se puso de acuerdo con Microsoft para desarrollar el motor de búsqueda Bing, con lo cual, una de las empresas emblemáticas en la producción de programas libres termina asociada con el peor enemigo de esa filosofía, Microsoft.

Las evoluciones han sido tan rápidas que el pasado 1º de febrero, Alexis Kauffman, presidente fundador de la red Framasoft especializada en el desarrollo de programas libres, explicó al diario Le Monde el alcance de las rupturas en curso: “Culturalmente, estábamos en un universo donde había un chivo expiatorio: Microsoft simbolizaba todo lo que iba en la mala dirección. Hoy, la situación es más compleja”. En el corazón de esa complejidad están las prácticas monopólicas de Google y su política discutible de conservación de datos personales, de la que todos los usuarios de Internet son víctimas. Google, sin embargo, aún no reemplazó a Microsoft en el trono de “diablo”. La firma de Bill Gates sigue siendo el demonio que todo se traga, que destruye, compra o aniquila a sus adversarios y cuyos beneficios no encuentran ejemplos semejantes en la historia. Pese a todo, Microsoft, presionado por la llegada de actores inesperados, ha tenido que modificar uno de sus productos faros, el sistema de explotación Windows. Según explicó a Página/12 uno de los más conocidos críticos de Microsoft, el informático y profesor Roberto Di Cosmo, autor del libro Microsoft, el asalto planetario. El lado oculto de Microsoft, la última versión del sistema operativo de Microsoft, Windows 7, ha integrado en puntas de pie algunas de las demandas de los usuarios. Para el autor, la empresa que domina el mercado de los programas pagos sigue encerrada en una estrategia que los nuevos actores y los programas libres tarde o temprano terminarán por vencer.

–La aparición de Windows 7 marca una inflexión en la estrategia de Microsoft pero no implica aún un cambio rotundo de cultura.

–Lo primero que me parece positivo es que, por lo menos, Microsoft hizo el esfuerzo de reemplazar esa catástrofe que fue Vista por algo que corresponde un poco más al pedido de los usuarios, es decir, menos complicado de usar, menos proclive a encerrar la computadora en los intereses de Hollywood y nada más. Entre los desastres de Windows Vista la gran mayoría venía del hecho de que parte de su estrategia consistió en asegurarse de que si se miraba una película bajada de Internet sin pagar los derechos de autor esta película no podía visualizarse en buenas condiciones. Ahora, con Windows 7, Microsoft escuchó a los usuarios y dio marcha atrás con eso. Por otra parte, también se puede constatar que, por primera vez en la historia y luego de un largo período de monopolio en el mundo, a Microsoft no le queda otra opción. Versiones de Windows que no le gustaban a la gente vimos muchas. Esas versiones no ofrecían ni calidad, ni estabilidad. Pero en ese momento no había otra alternativa comercial viable, el sistema venía instalado en la computadora y los usuarios no podían hacer nada. Pero la situación del mundo cambió masivamente.

–¿Cuál es ese cambio fundamental?

–Para todo el mundo es relativamente claro que la parte esencial de la computadora radica en que ésta es como una ventana para acceder a ese mundo tan importante que es Internet. Pues bien, ahí se encuentran aplicaciones de calidad como Google o Firefox. Las aplicaciones en Internet hacen que ya no sea importante que usemos Windows u otra cosa. La gente usa la computadora esencialmente con aplicaciones ligadas a Internet. Hoy, son pocas las veces que necesitamos saber qué sistema operativo está trabajando. Y si un sistema operativo se vuelve molesto y nos complica la vida, la gente busca otra cosa. Un operador de telefonía francés sacó hace un tiempo una oferta de minicomputadora cuyo sistema operativo no era Windows sino Linux. Ese Linux tenía todo lo necesario para funcionar, navegador, skype, etc. Al final se vendieron más de 200 mil ejemplares y nadie se enteró de que la computadora funcionaba con Linux. Eso le dio mucho miedo a Microsoft porque fue la primera vez que le ocurrió una cosa así, es decir, que en el mercado de masa ingresen productos que ellos no pueden controlar.

–Con todo, las ganancias que Microsoft saca con Windows son aplastantes.

–¡Sí, claro! Microsoft es una empresa que aún obtiene márgenes de ganancia vislumbrantes con sus aplicaciones faro como el Office y el sistema operativo. El margen de ganancia de Microsoft es del 80 por ciento. Es un caso único. Las compañías telefónicas trabajan con un margen beneficiario del 30 por ciento. Por consiguiente, Microsoft es una empresa que necesita mantener su monopolio de manera absoluta. Pero Microsoft continúa estableciendo su monopolio con los viejos métodos. Por ejemplo, ahora que ya salió el Windows 7 intente ir a un comercio francés a comprar una PC que no tenga Windows encima. Imposible.

–Los revendedores actúan como agentes de Microsoft. No promueven ni ofrecen los otros sistemas operativos. Se ha logrado convencer a la gente de que sólo Windows funciona.

–Así es. Entre la gente común y la tecnología hay ese filtro masivo que es el sistema de distribución. Vivimos en un mundo donde nos hacen creer que el usuario es el rey, que es él quien elige lo que quiere. Eso no es cierto porque solo podemos elegir lo que nos ofrecen. La cadena de distribución tiene un poder increíble porque es esta cadena la que decide lo que el usuario final puede ver o no puede ver. Hoy, con el sistema actual, es imposible ver la existencia de otra cosa que no sea Windows. Aunque esto está cambiando brutalmente, el mundo de la informática se resume, por ahora, en miles de computadoras con Windows. La gente tiene la impresión de que elige pero no es así. Hay que comprar una pc con Windows o comprar una Mac, y en este caso aún eligen menos. Si a alguien se le ocurre elegir un modelo X de computadora pero con otro sistema de explotación el usuario se las tiene que arreglar solo.

–Esto continúa el título de su libro, es como un secuestro planetario del usuario.

–Sí, el usuario sigue estando cautivo porque no tenemos tiempo de hacer lo que el sistema de distribución debería hacer por sí solo: darnos a nosotros la posibilidad de elegir, es decir, industrializar la elección. No. Sólo me ofrecen una cosa pre preparada.

–Ahora, frente a este encierro del consumidor han ido apareciendo otros actores que intentan abrir el juego.

–La gran evolución del mundo del secuestro es la aparición de actores con estructuras como Microsoft no imaginaba. Microsoft logró destronar el monopolio de IBM y después se quedaron paranoicos con la idea de que a ellos les ocurra lo mismo. Ahora les apareció el soft libre, que no pueden controlar, y están desesperados. Pero claro, ahora también aparecieron monstruos como Google, que tienen un poder financiero impresionante. Además, en los diez años que transcurrieron los sistemas operativos libres, tipo Mandriva o Ubuntu, se volvieron muy fáciles de instalar y son mucho más estables que un Windows.

–¿Cuál es la evolución que usted vaticina?

–Hay mucho movimiento. IBM anunció una operación conjunta con Ubuntu. El hecho de que IBM presente una oferta semejante era impensable hace cinco años atrás porque IBM estaba atada de pies y manos a Microsoft. Después apareció Google con su propia plataforma, construida a partir del núcleo de Linux y con una oferta simple y estable para hacer funcionar una máquina. Habrá lo indispensable para hacer funcionar el navegador, la webcam y otras cosas. Van a salir al mercado con máquinas económicas y un sistema donde habrá, obviamente, Google Chrome y las Google aps. La revolución está en que ambas cosas no hubiesen podido ocurrir hace cinco años porque en ese entonces lo importante era tener Windows. Hoy ya no es así. Para ampliaciones de empresa y para la vida cotidiana no hace falta tener Windows. Este es un punto crucial de la estrategia de Microsoft y ese punto se está volviendo obsoleto. La gente se ha dado cuenta de que lo esencial de su vida en la computadora no pasa con el sistema operativo que corre en la computadora sino con el programa que le permite ir a la red.

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