鈥淐on mi hermana Luchy, menor que yo, dec铆amos que los hermanitos Kogan eran tres: nosotros y Robertito J. Payr贸.鈥 Vale la pena rescatar esta frase de Diego Kogan para resumir el amor y cuidado que la actriz y directora Felisa Yeni prodigaba al teatro que condujo con su marido, el fallecido director y r茅gi-sseur Jaime Kogan, y luego con su hijo y un grupo de colaboradores. Enferma desde hac铆a tiempo, Yeni muri贸 ayer tras una vida ligada a la escena, tal como lo ejemplific贸 Diego al memorar aquellos celos de la infancia. Esa dedicaci贸n abarcaba tambi茅n la docencia y la defensa del teatro independiente. Algo natural en quien comparti贸 plenamente la historia del Teatro Payr贸, s铆mbolo de pelea (o si se quiere, de 鈥渆mpuje y alegr铆a鈥), pues tuvo que enfrentar a帽os econ贸micamente dif铆ciles y litigar con bur贸cratas y gobiernos autoritarios. Dificultades que nunca fueron nuevas. Eran ya motivo de lucha en 1952, cuando el predio de San Mart铆n 766 fue ocupado por Los Independientes, grupo que lider贸 el actor y director Onofre Lovero. Kogan y Yeni lo hicieron suyo en 1967, y con la urgencia de entonces: formar un grupo estable para asegurarse continuidad. De ah铆 el t铆tulo de Equipo Payr贸. Si bien abundaron los per铆odos de vacas flacas, Yeni no desfallec铆a. En 2003, y todav铆a en tiempos de escasez, dec铆a a P谩gina/12 que manten铆a la esperanza de que las dificultades no les comieran las neuronas.
Sin embargo, el equipo hab铆a logrado concretar ya, y con el aporte de numerosos artistas, una programaci贸n que alejaba cualquier tristeza. Entonces se public贸 incluso un libro de la investigadora Celia Dosio que resum铆a la historia del teatro. All铆 aparecen testimonios y an茅cdotas de quienes sostuvieron con su arte el Payr贸 y algunos comentarios de la actriz, a quien le complac铆a recordar hechos que supo tambi茅n transmitir en entrevistas a este diario. Uno de 茅stos, el referido a la puesta de El se帽or Gal铆ndez, obra de Eduardo Pavlovsky que dirigi贸 Jaime Kogan y fue invitada a festivales europeos y americanos. A Felisa le gustaba destacar de aquella experiencia el asombro que produjo en otros auditorios el abordaje del tema de la tortura. Nunca antes se hab铆a mostrado tan claramente a la tortura como 鈥渦na herramienta del sistema y no como un hecho aislado鈥, apuntaba, recordando adem谩s que por esa obra el Payr贸 sufri贸 un atentado de la Triple A, el 22 de agosto de 1974. Hecho que no arredr贸 a Yeni-Kogan, pues se sostuvo la programaci贸n 鈥済racias a un p煤blico fiel鈥. Esto sucedi贸 tambi茅n en otro a帽o oscuro, 1977, cuando se estren贸 Telara帽as, se prohibieron las representaciones y Pavlovsly tuvo que exiliarse.
Los di谩logos con Felisa eran siempre serenos, aun cuando se refer铆a a episodios nefastos. No demostraba ofuscaci贸n, pero s铆 temor o incertidumbre ante la indiferencia: 鈥淟os lazos sociales se han ido deteriorando 鈥揳punt贸 en di谩logo con esta cronista鈥, pero nos sucede que de pronto se abre una posibilidad de intercambio y entonces nos sentimos menos individualistas鈥. En realidad, quer铆a decir menos solos. Era cuando se acercaban al Payr贸 artistas nuevos y prestigiosos para montar all铆 sus obras. La actriz y directora Norma Aleandro estren贸 all铆 De rigurosa etiqueta y otros destacados artistas presentaron sus trabajos. Se vieron El retrato del pibe, dirigida por Miguel Guerberof; Umbral y Palabras de Borges; se estren贸 Maldita sea la hora, de Julio Ch谩vez, y Las razones del bosque, una dramaturgia de Patricia Zangaro, con puesta de Diego Kogan.
Cuando semanas atr谩s se la vio a Yeni en el Teatro Cervantes, acompa帽ada por sus hijos Luchy y Diego, fr谩gil pero atenta, consustanciada con aquello que en la escena expresaban los int茅rpretes de Todo verde y un 谩rbol lila, de Juan Carlos Gen茅; algo de un tiempo pasado volvi贸 al presente. Esa se帽ora fr谩gil era la que tiempo atr谩s hab铆a dirigido Calder贸n (Tragedia pol铆tica), una de las cinco producciones teatrales de Pier Paolo Pasolini y la primera que se estrenaba en Argentina. El Payr贸 hab铆a renacido de sus cenizas; emerg铆a de la catacumba a la que lo hab铆an confinado los trabajos de reciclado de las Galer铆as Pac铆fico. Estrenaba un escenario giratorio y se convert铆a en sala frontal y bifrontal, gracias a las artes del escen贸grafo e iluminador Tito Egurza. Tampoco aquel Calder贸n era el 煤nico t铆tulo: se avecinaban El balc贸n, de Jean Genet; La oscuridad de la raz贸n, de Ricardo Monti, y los ciclos de 贸pera de compositores j贸venes. Yeni se atrev铆a en ese a帽o de renacimientos con Pasolini (en una versi贸n esc茅nica de Javier Daulte) y con el mundo fantasmag贸rico del Segismundo de La vida es sue帽o, sosteniendo que lo fundamental en el artista italiano era su nivel po茅tico.
Aquel fue un hito en su trayectoria, nada sorprendente en quien supo destacarse tanto por su empecinamiento y resistencia a las hostilidades como por su actividad art铆stica. Fue actriz en Julio C茅sar, Visita, Historia tendenciosa de la clase media argentina, La oscuridad de la raz贸n, El se帽or Gal铆ndez, Marathon, Ivanov, Krinsky, Rayuela y Las razones del bosque; y directora, entre otras, de Un pa铆s muy verde, Cartas a Moreno, Proceso a la sombra de un burro y Paulatina aproximaci贸n a un teorema dram谩tico del miedo. Una obra que no dejaba de mencionar era La lista completa, de Jorge Goldenberg, donde el autor rescata a individuos vivos y muertos dispuestos a modificar alg煤n episodio de la propia historia. Felisa era all铆 la madre que escuchaba y acotaba de modo ocurrente, en tanto otro personaje, el bibliotecario Krinsky, los retrataba utilizando un vieja c谩mara. Al igual que aquella madre, a Yeni no se le escapaban detalles en las entrevistas, y se la descubr铆a fina e ir贸nica cuando, como presidenta de Artei (Asociaci贸n de Teatros Independientes), describ铆a las torpezas de inspectores y bur贸cratas.
(El velatorio de Felisa Yeni tiene lugar en el Teatro Payr贸, San Mart铆n 766, hasta las 10 de hoy. El entierro ser谩 en el Pante贸n de la Asociaci贸n Argentina de Actores, Cementerio de la Chacarita.)
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