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Viernes, 9 de enero de 2009
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CUCUZA CASTIELLO, UNA DE LAS VOCES DEL MOMENTO

Noches a puro tango

Por Carlos Bevilacqua
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Cucuza y Moscato Luna siguen hoy con El tango vuelve al barrio.

En los confines de Villa Urquiza, donde Constituyentes se cruza con La Pampa, el bar El Faro es más o menos el mismo desde 1931. Estanterías repletas de botellas, una larga barra donde acodarse, paredes revestidas en madera, enormes ventanas adornadas con filetes y, claro, muchas mesas cuadradas donde arreglar el mundo. En ese ámbito de porteñidad explícita el tango más sincero reina una vez al mes, cuando Hernán “Cucuza” Castiello canta afinado y expresivo junto al guitarrista Maximiliano “Moscato” Luna como número central del ciclo “El tango vuelve al barrio”. Los encuentros, que surgieron a mediados de 2007, se transformaron a poco de andar en un ritual de fervorosos habitués. Cucuza prolonga su buen gusto al invitar en cada edición a cantantes afines a su estética. Para la de hoy, prevista para las 21.30, fueron convocadas Analía Sirio, Viviana Scarlassa y Marilina Mozzoni bajo la consigna de una “Noche Cajetilla”.

Hernán empezó a cantar a los 5 años en clubes de barrio, donde llegó a compartir micrófono con figuras históricas como Floreal Ruiz, Alberto Marino y Roberto Rufino. A los 14 las actuaciones nocturnas empezaron a chocar con los entrenamientos matutinos que le imponía otra gran pasión: el fútbol. Llegó a jugar en la reserva de Argentinos Juniors, pero el sueño de primera se complicaba demasiado cuando una severa lesión lo empujó a tomar otros rumbos laborales. Como nostálgico resabio, todavía hoy calza ante el público un par de botines embarrados. Por alguna misteriosa razón, el tango reapareció con fuerza en su vida tras la muerte de su padre, un tanguero de ley. Con 39 años pero apenas cinco de rodaje continuo por los escenarios, Castiello es una de las voces más convincentes del momento y sabe usar su carisma personal para relacionarse con el público. Entre sus lauros, hay uno insólito: es el único artista que ganó el Certamen Hugo del Carril en dos categorías; en 2005 como autor del tango “Tibieza” y en 2007 como mejor cantante masculino. Sólo grabó un demo pero para este año baraja dos propuestas discográficas. Tiene que caminar apenas tres cuadras para ir desde su casa al lugar de la entrevista, el mismo de los shows.

–¿Cuáles son los objetivos del ciclo?

–El inicial fue rescatar el espíritu barrial del tango con un ciclo de homenaje a Luis Cardei. Pero además quise armar un espacio para compartir con colegas y músicos de diferentes generaciones. Aquí han actuado Rubén Juárez, A punto fijo, Fernando Bitter, Carlos Rossi, Lidia Borda, Ariel Ardit. En definitiva, quisimos darnos un gusto y lo conseguimos. Para mi sorpresa, está siempre lleno.

–¿Qué características tienen los recitales?

–Nuestro eslogan es “Una noche con mucho tango”, algo que se cumple porque entre una cosa y otra las presentaciones duran alrededor de tres horas. A Moscato se le suma a veces Diego “Dipi” Kvitco y hacen unas zapadas instrumentales increíbles. Otras veces intervienen cantantes profesionales o aficionados que están entre las mesas.

–¿Cómo definiría su estilo?

–No sé. Sé que no me gusta cantar derechito como un cantor de orquesta, trato de distinguirme en los fraseos y de no ser gritón. A su vez, uno siente algunas influencias. Mis cantores de cabecera son Roberto Goyeneche y Rubén Juárez. Creo que inconscientemente voy para ese lado.

–¿Luna es su único acompañamiento instrumental?

–Sí, y es el 50 por ciento de esto porque, más allá de la química personal, toca bárbaro y es un personaje muy gracioso. Más que un cantor con acompañante, siento que somos un dúo. Y eso que venía tocando con grandes violeros, como Hernán Reinaudo, Ariel Argañaraz y Gabriel Genlote. El es muy humilde y no te lo va a decir, pero ya tiene un nombre en el ambiente.

–¿Qué tienen en común los tangos que elige?

–No hay un hilo. Eso es algo que puede jugar a favor o en contra. Podemos hacer “Viejas alegrías”, “Mariposita”, o temas que cantaba Edmundo Rivero y, por otro lado, temas contemporáneos del Tape Rubín, de Acho Estol o míos. Seguimos mucho nuestras preferencias. En esta Noche Cajetilla pensamos retomar algunos tanguitos que durante un tiempo no hicimos, como “Recordándote”. A diferencia de tantas veces en que el invitado es un músico, va a haber mucho canto porque las chicas también van a ser protagonistas.

–¿Comparte la visión de que hay poco espacio para el tango no comercial?

–Más o menos. Obviamente, tendría que haber más, pero algunos lugares hay. Es verdad que los lugares del circuito turístico son los que mandan en cuanto a números, pero también es cuestión de generar espacios y tener paciencia, porque a veces los lugares menos esperados pueden ser los más receptivos. En mi caso decidí no vivir sólo de la música, porque si tenés que andar detrás del mango es más difícil manejar tu carrera con libertad.

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