El origen del hombre americano fue un tema de debate casi desde que Cristóbal Colón llegó a “Las Indias” y descubrió el continente para los europeos. Pero el dilema científico no llegó hasta después de un buen tiempo.
Cuando en Europa estaba en auge el estudio del Hombre Paleolítico –esto se produjo con el descubrimiento del Hombre de Neandertal en 1856 y otros fósiles en años posteriores–, aquí en América se vivían tiempos turbulentos, con guerras civiles regadas en cada país, incluso en Estados Unidos.
Pero para fines del siglo XIX y principios del XX –en costas norteamericanas, pero también en las nuestras–, se comenzó a pensar y problematizar en torno de la antigüedad del hombre americano. Enseguida apareció, también, una camarilla de científicos estadounidenses que rechazaban de plano la menor sugerencia sobre la existencia de un hombre paleolítico americano. Para ellos el continente se había poblado en tiempos históricos.
Sin embargo, en 1929 todo comenzó a cambiar. Un joven descendiente de indígenas descubrió uno de los yacimientos más emblemáticos de la prehistoria americana, el de Blackwater Draw, al Este de Nuevo México, cerca de una localidad llamada Clovis. Allí se encontraron herramientas de piedra tan refinadas que terminaron por convencer a los escépticos de que el poblamiento de América había sido antiguo.
No fue fácil, sin embargo. Durante varios años los antropólogos que osaban decir que existía una cultura lítica antigua podían llegar a perder su trabajo. ¿Qué razones se daban antes para rechazar incluso restos humanos antiguos? Decían que si fuesen hombres prehistóricos con una industria lítica, tendrían que parecerse a los neandertales, no a nosotros.
Uno de los más férreos opositores de la teoría sobre la antigüedad del hombre en América fue Alex Hrdlicka. Florentino Ameghino fue uno de los personajes que desacreditaron y sepultaron en el olvido porque, a fines del siglo XIX, creía que el hombre americano era muy antiguo, y que se había originado nada menos que en Argentina (teoría que, como se demostró después, no era sino un craso error).
A pesar de los cuestionamientos, la llegada de Clovis cambió todo. Pronto se transformó en Cultura Clovis, al descubrirse otros yacimientos con una tecnología similar, y sus hipotéticos habitantes pasaron a ser los primeros americanos. Su cultura se asoció enseguida a la caza mayor, nada menos que de la fauna gigante que paseaba por América del Norte por esos tiempos.
La tecnología Clovis se caracterizaba por las puntas de lanza de sílex de forma aflautada. Se descubrió pronto que se había expandido por casi todas las grandes planicies de lo que hoy es Estados Unidos.
Así Clovis se transformó en una cultura para los arqueólogos, una cultura que habría poblado todo el continente en un único proceso migratorio. Este es el modelo conocido como “Clovis First” o “Clovis primero”.
Pero hasta hoy permanece poco claro el criterio para definir a la Cultura Clovis, y muchos arqueólogos, principalmente los que no son estadounidenses, sólo ven a Clovis como un conjunto de lugares donde los cazadores de grandes animales descuartizaban a sus presas, y algunos campamentos que compartían un estilo de tecnología lítica similar.
Los defensores de “Clovis Primero” fueron conocidos como “la mafia de Clovis”, porque no sólo no aceptaban, sino que además de rechazarla, desacreditaban a cualquiera que dijera que había encontrado pruebas más antiguas que los Clovis. Por eso es que durante décadas se ignoraron los yacimientos de Chile y Argentina, que son más antiguos. ¿Cómo podía ser esto si es que los Clovis eran los primeros?
Pero antes de adentrarnos en las luchas teóricas del poblamiento de América, veamos quiénes eran estos Clovis y qué los define.
Cuando se habla de Clovis, la referencia es hacia la tecnología lítica, una técnica especial y cuidadosa de tallado de puntas de piedra, relacionadas con un estilo de subsistencia basado en la caza mayor.
Los yacimientos arqueológicos englobados con el mote de Cultura Clovis se caracterizan por aportar esas puntas de piedra y por estar repletos de restos de animales descuartizados. Principalmente de la fauna gigante que habitaba América hace más de 10 mil años: los mamuts y bisontes gigantes. Estos animales se extinguieron junto con los Clovis mismos.
¿Qué tenían de especial estas puntas Clovis? Eran delgadas y aflautadas, con una base cóncava, de bordes estriados o acanalados. Eran creadas utilizando una técnica de percusión sobre la roca que le iba quitando trozos delgados de cada lado. Luego, mediante presión, se terminaba de dar forma y sacar filo. Se cree que eran colocadas en lanzas arrojadizas y tenían tal filo que podían atravesar la piel gruesa de los grandes animales de esa época y llegar hasta su corazón.
Este tipo de tecnología lítica apareció hace unos 13.200 años y desapareció hace 12.800 años. Durante este período las puntas Clovis se encuentran por casi todo el sudeste de América del Norte. Al desaparecer fueron reemplazadas por muchos estilos diferentes, cada uno localizado en una pequeña región.
Eran tan perfectas estas puntas de piedra que se declaró que pertenecían a una cultura –¿cómo, si no se habían esparcido por todos lados?– que debía haber sido la primera cultura americana, llegada desde Asia.
Según el modelo “Clovis Primero”, habrían llegado cruzando el estrecho de Bering, que por aquellos tiempos no estaba cubierto de mar, ya que el frío era tal que el agua de los océanos se había acumulado en los continentes formando increíbles capas de hielo.
Dos de esos inmensos bloques ocupaban casi todo lo que hoy es Canadá. Pero este modelo defiende la existencia de un paso entre esos dos bloques por donde pasaron los Clovis luego de cruzar Bering.
El asunto es que ya en los años ‘70 comenzaron a aparecer yacimientos más antiguos. Pero los defensores del modelo Clovis siempre tenían algo para decir que los desacreditaba, estuviesen en Estados Unidos, Chile, Argentina o donde fuere. No podía existir nada más antiguo de Clovis.
Sin embargo, arqueólogos como Tom Dillehay, lucharon durante décadas para que se aceptasen sus trabajos. Dillehay excavó el yacimiento chileno Monte Verde, uno de los más antiguos de América, con 14.000 años de antigüedad aproximadamente.
Aceptar este yacimiento más antiguo que Clovis hacía destartalar todo el modelo de población. Según palabras de Dillehay, el modelo Clovis forzó a los arqueólogos a pensar el pasado de una forma monolítica y esencialista, haciendo que ignorasen la variabilidad cultural y adaptativa que se veía en toda América, tanto en el presente como en el pasado.
Los Clovis fueron una adaptación cultural al medio en el que vivieron esos seres humanos. Incluso hoy en día ya se acepta que no eran sólo cazadores de megafauna, sino que explotaban todo tipo de alimentos, ya sea pequeños animales y recolección de vegetales y frutos.
Tampoco está claro si la dispersión de las puntas Clovis en tan amplia región fue por la dispersión de una cultura, o sólo por la difusión de una tecnología de una población a otra.
Uno de los enigmas más intrigantes sobre Clovis, sin embargo, es su desaparición. Hace 12.800 años casi todos los campamentos y mataderos utilizados por los Clovis fueron abandonados. Algunos volvieron a ser utilizados más tarde, pero por gente que utilizaba una tecnología lítica diferente y ya no las estilizadas puntas Clovis.
Para esa época se inició una mini edad de hielo conocida como Dryas Reciente. Hasta hace poco se creía que ese frío polar que cambió totalmente el clima, la flora y la fauna de la región había llegado de forma lenta, y luego había durado por casi 1300 años. Pero ahora se sabe, como ya se contó aquí en Futuro, que esa mini era de hielo fue drástica. El clima se volvió helado en tan sólo cuestión de meses.
Es casi imposible adaptarse a un cambio climático tan rápido. Muchas especies animales y vegetales se extinguieron en Norteamérica, y entre ellas estaban aquellos hombres que utilizaban las estilizadas puntas Clovis y que probablemente se habían especializado en cazar mamuts.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.