Fantasmas de Malvinas
Federico Lorenz
Eterna Cadencia
207 p谩ginas
La paradoja suele marcar los sue帽os, el imaginario y las reflexiones de toda una generaci贸n 鈥搚 m谩s de una, hablando en sentido estricto鈥 sobre Malvinas, sobre la guerra, las islas y los soldados que fueron a pelear a Malvinas. La paradoja, entonces, no pod铆a sino marcar el comienzo de este 鈥渓ibro de viajes鈥, cr贸nica fantasm谩tica, ficci贸n de lo real, de Federico Lorenz, uno de los m谩s originales historiadores que hayan surgido en nuestro medio. Fantasmas de Malvinas orbita alrededor de la paradoja de 鈥渧olver a un lugar en el que nunca estuve鈥. Todo lo conocido previamente, todo aquello sabido y aprendido desde la escuela primaria hasta la especializaci贸n docente, todo lo que en el caso de Lorenz ha cristalizado en un libro anterior sobre el tema (Las guerras por Malvinas), todas las estructuras de sentimiento elaboradas a partir del contacto directo con ex combatientes vendr铆an a establecer ese humus de la tierra a la que se va a explorar por primera vez pero como ya visitada, ya conocida. Cuando ir es regresar, se tiene la sensaci贸n de que haber estado en Malvinas no vendr谩 a modificar la visi贸n de las cosas sino a confirmar, refrendar, actualizar el pasado, el sentimiento, la historia.
A lo largo del libro, Lorenz insiste en conectar Malvinas al continente.
鈥淟as islas son hermosas. Agrestes, v铆rgenes, tan propias en la memoria porque son tan parecidas a Tierra del Fuego que podr铆a confundirme...鈥. 鈥淓l viento, sin alturas que lo detengan, corre con mucha fuerza por aqu铆. Es igual que en San Juli谩n, sopla igual que en Lapataia.鈥 鈥淎 la izquierda, las casas de techos tan coloridos de la poblaci贸n, tan parecidas a sectores de Ushuaia o San Juli谩n.鈥 Y si es que nos han transmitido desde siempre que las Malvinas son argentinas, este libro insiste en una idea que busca ir m谩s all谩 de lo aprendido y lo inculcado: las Malvinas son Argentina. Con frases tan expresivas como esenciales, Lorenz va cribando su versi贸n de Malvinas: Malvinas es la guerra, dice. Malvinas es una de las entonaciones de la patria, dice. Malvinas es un lugar de la Argentina donde el orgullo y el dolor se confunden casi hasta ser lo mismo, dice. Y esto va m谩s all谩 de la disputa por las islas, la del pasado, la de la disputa b茅lica o un futuro de reclamos diplom谩ticos. Y sin negar cierta declinaci贸n brit谩nica en las islas: en Malvinas hay veh铆culos ingleses, y los malvinenses tienen la misma pasi贸n por las cartas y la filatelia que los ingleses. Antes les dec铆an kelpers, ahora les dicen Bennies porque, seg煤n dicen los ingleses, los malvinenses se parecen todos a Benny Hill. Pero de la visi贸n de Lorenz se desprende que en cierta forma la Argentina ha desterritorializado a las islas, las ha convertido en parte de su imaginario, ocup谩ndola con sus recuerdos, sus 鈥渟ouvenirs鈥 de guerra y sus fantasmas, sus cruces y sus sombras, lo que muchas veces en este libro se menciona como 鈥渕arcas鈥. Como una forma de victoria simb贸lica.
De la mano de Lorenz, entramos a Malvinas por el cementerio argentino y es como ingresar a Comala, con sus voces, con su viento, con sus huecos de ausencia infinita, y la nostalgia por ese lugar en el que nunca se estuvo porque siempre estuvo en nosotros, vaya otra vez la paradoja.
Pero no todos los t贸picos de Fantasmas de Malvinas se quedan atrapados en el juego de la paradoja. Paradoja valiosa, cabe aclarar, por productiva, pero no hegem贸nica. Hay otras v铆as, nuevas rutas. Hay vida por afuera de la paradoja. Y si bien Lorenz hab铆a abierto algunas propuestas en Las guerras por Malvinas (buscar una especificidad del conflicto y de las v铆ctimas de la guerra, descifrar el papel de la escuela p煤blica y del servicio militar obligatorio, reconectar Malvinas a los debates del progresismo argentino, etc茅tera), aqu铆 ensaya una v铆a literaria notable (m谩s interesante a煤n cuando con cierta perspectiva que da el tiempo y el canon, algunos hacedores de ficciones sobre Malvinas tienden a negar a Malvinas en sus ficciones) para el physique du rol de un historiador; hay textos como Aqu铆 estamos o Cartas marcadas, est茅ticamente notables, y en general se destaca la austera belleza de su escritura, totalmente ajustada al respetuoso tono de duelo de sus p谩ginas.
Federico Lorenz cuenta al principio de su libro que viaj贸 a Malvinas junto a su hermano Germ谩n. 鈥淗ace muchos a帽os que no pasamos una semana juntos y solos, porque 茅l vive en R铆o Grande y yo en Ramos Mej铆a. A esta altura del partido, ya tenemos tambi茅n una cantidad de chistes que nos hicieron al respecto. El infaltable:
鈥撀縔 ten铆an que ir a Malvinas a encontrarse?
鈥揈s que nos queda a mitad de camino.
Y m谩s all谩 del chiste, con la verdad de los chistes, para Germ谩n, para Federico y para muchos otros, Malvinas es el remoto y ut贸pico lugar de cruce, el lugar para encontrar y encontrarse, a pesar del tiempo y la derrota. Fragmento de esa historia a la que el dolor, la ignominia, los ingleses y los militares 鈥搉os guste o no nos guste鈥 ya nunca ser谩n ajenos.
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