Laura Malosetti Costa comienza el prólogo de Visión y diferencia: feminismo, feminidad e historias del arte celebrando que finalmente se haya traducido al español, de manera completa, este texto de Griselda Pollock, que no sólo es un hito decisivo en la trayectoria de la autora, sino que se ha convertido en una herramienta fundamental para la crítica feminista de la historia del arte occidental. Es un dato sugestivo, por no decir evidente, que hayan tenido que pasar treinta años para que este libro despertara interés dentro del mercado editorial local. Pollock es una de las historiadoras críticas del arte más influyentes del siglo XX y si hubo fragmentos disponibles en español ha sido gracias a la traducción llevada a cabo desde la revista Mora (publicación del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires) y en el año 2007 (también dentro del ámbito académico de la UNAM y de la Universidad Iberoamericana de México) cuando Inda Sáenz y Carmen Cordero Reiman coeditan un volumen colectivo donde traducen varios artículos, algunos de los cuales forman parte de Visión y diferencia. Recién en 2010 se traduce en España un libro completo de Griselda Pollock, aunque –como anota Malosetti Costa– los primeros libros, fundamentales dentro del trabajo de Pollock, eran todavía inaccesibles en español. El canon de la historia del arte –dice Pollock– es uno de los más virulentos y “virilentos”. Asimismo, el dato de la divulgación, aún hoy marginal de esta mirada a contrapelo sobre los problemas de la representación y de la crítica en el campo de la historia del arte, trae el eco de la famosa pregunta que en 1971 Linda Nochlin lanza en su ensayo ¿Por qué no han existido grandes artistas mujeres?: ¿Por qué la crítica con mirada de género es tan poco difundida –y aplicada– tanto en el ámbito académico como en los suplementos culturales?
Como anota Pollock en Visión y diferencia, la respuesta a la pregunta de Nochlin no iba a ser ventajosa para las mujeres si se mantenían las ataduras de las categorías establecidas dentro de la historia de arte; no alcanzaba con una historización nueva que diera a conocer el nombre y la obra de cientos de artistas mujeres que merecían entrar en el canon. Había que proponer un cambio de paradigma, había que disparar contra el canon al poner en evidencia la relación que se establece entre las mujeres y el mundo del arte. Sacando provecho de la revolución teórica e historiográfica que representa la tradición marxista, en Visión y diferencia Pollock adscribe al materialismo histórico feminista que “no se limita a sustituir la clase por el género, sino que busca descifrar la intrincada interdependencia entre clase, género y raza, en todas las formas de la práctica histórica”. De esta manera, el trabajo de Pollock a lo largo de esta compilación de ensayos da cuenta no sólo de qué manera se ha escrito –y escribe– la historia del arte (de Occidente), sino que también cuestiona en su dimensión política al resto de las disciplinas existentes. Es en ese sentido que la publicación y difusión de este trabajo es hoy fundamental, ya que su lectura es del tipo que viene a modificar indefectiblemente la mirada del lector de a pie: ya no sólo de aquel que proviene del ámbito artístico, intelectual, académico y/o activista que se ocupa de los estudios de género, para quienes los conceptos y debates levantados en este libro no son en absoluto nada nuevo (Visión y diferencia fue publicado en el año 1988 y muchos de los ensayos que lo componen datan de la década anterior). Cabe entonces la celebración propuesta en el prólogo de esta decisión editorial llevada a cabo por Fiordo, ya que como acierta Pollock en el ensayo que cierra el libro, “por mucho que consideremos que la condición posmoderna es nuestro horizonte ineludible, los temas planteados en la década del ’70 no han sido superados”.
Los ensayos reunidos en Visión y diferencia trazan un recorrido de la intervención feminista en la historia del arte teniendo en cuenta las condiciones de producción, los condicionamientos de género, clase y raza consolidados desde las instituciones donde estas prácticas artísticas y críticas se han realizado. Así, las sucesivas preguntas que se desprenden en cada ensayo son en sí mismas generadoras de ruptura. Al analizar la pintura del artista prerrafaelista Gabriel Rosetti, Pollock plantea interrogantes sobre el proceso de producción, consumo y uso de las obras realizadas: por qué y para quién fueron hechas, qué placeres producen y qué miedos administran estos retratos de mujeres que son analizados por el modernismo basándose únicamente en la materialidad sensual de la factura. Los ensayos elaboran una lectura entramada desde el análisis de la obra, de la crítica escrita sobre esa obra en cada época y de los procesos sociales que determinan las formas de representación en los diferentes períodos históricos: Es la historia de las relaciones sociales burguesas y sus formas ideológicas dominantes las que necesitamos analizar y subvertir, con el objetivo de identificar las configuraciones específicas de la feminidad burguesa y las formas burguesas de mistificación que enmascaran la realidad de los antagonismos sociales y sexuales y que, al negarnos visión y voz, nos privan de poder. Acto seguido, en Modernidad y espacios de la feminidad, Pollock se plantea averiguar por qué el territorio del modernismo se disputa sobre el cuerpo desnudo de la mujer, representado dentro de los espacios cerrados del burdel, el atelier o el bar; qué relación existe entre sexualidad, modernidad y modernismo. Asimismo, cuando se detiene a estudiar las obras de las artistas Berthe Morisot y Mary Cassatt, Pollock rápidamente apunta que este análisis de las mujeres artistas en la París de finales del siglo XIX no puede efectuarse dentro de los esquemas existentes. Siendo la libertad de circulación por la ciudad privativa del hombre –encarnada literariamente en la figura del flaneur– la autora decide analizar sus obras a partir de la matriz del espacio y desde ahí lee de qué manera esa experiencia de “puertas adentro” estructuró las obras que ellas produjeron. Y no sólo. Visión y diferencia es un libro que cambia el cristal con que se mira el mundo y de ahí que no pierda vigencia por más que pasen los años y las olas feministas: “La modernidad aún está entre nosotros, de manera incluso más marcada a medida que nuestras ciudades se vuelven el mundo exacerbado de la posmodernidad, cada vez más convertidas en un lugar de extraños y de espectáculo, mientras las mujeres cada vez se ven más vulnerables a la agresión violenta cuando están en público y se les niega el hecho de moverse con seguridad en esas mismas ciudades. Los espacios de la feminidad aún regulan la vida de las mujeres: desde tener que soportar las miradas indiscretas de los hombres en la calle a sobrevivir agresiones sexuales casi letales”.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.