En estos días, los años superiores de las 1200 escuelas técnicas van a recibir en comodato computadoras portátiles. Será en el marco del Plan de Inclusión Digital Educativa del Ministerio de Educación de la Nación, que la presidenta Cristina Fernández presentó con bombos y platillos hace tres semanas. “Me siento como Sarmiento”, dijo. ¿Cimbronazo académico o megademagogia? Con las 144 netbooks que se repartieron el martes en Florencio Varela, la tecnología puso un pie en Buenos Aires. El NO recogió el guante, pidió evaluar las netbooks, y el marco teórico que engloba la decisión de llevar 3 millones de computadoras a las escuelas, con una inversión de 750 millones de dólares. Aquí, una impresión sobre el método y algunas conclusiones apresuradas.
Las netbooks que empezarán a usarse son de 10 pulgadas, 1 giga de ram, athlon 450, 160 gigas de disco duro, 46 programas educativos instalados, con dos sistemas operativos (Microsoft Windows y GNU/Linux), un pendrive, pero sin mouse. Si el software es un lenguaje, muchos deberán aprender a “hablar” ese idioma. En primera instancia, el impacto directo ocurrirá entre los profesores, que tendrán que acondicionar sus clases. De arranque, muchos deberán aprender a usar computadoras. “No es un reemplazo de la currícula educativa. Tiene que haber momentos especiales, actividades para que hagan en el aula y en sus casas”, dice el ministro de Educación, Alberto Sileoni, al NO, en su inmenso despacho.
¿Cómo será la instrumentación? Primero, el aspecto paranoico: los alumnos van a recibir las computadoras “esclavas” de un servidor instalado en la escuela. Para el caso, un administrador de redes y un administrador pedagógico –dos puestos que el Ministerio de Educación está creando para tal fin– organizarán los cronogramas, el material pedagógico y las tareas. Los administradores decidirán cuánto tiempo podrá estar una netbook fuera de la escuela. En caso de que la computadora no se conecte (por robo o pérdida), el sistema Theft Deterrent inhabilitará la computadora (para seguir andando tiene que conectarse al servidor), y un componente instalado en el hardware hará la computadora inservible. Esto asegurará una cierta fidelidad del alumno/usuario, que concluirá con el premio de llevarse la compu a casa en caso de aprobar el secundario. “De todos modos, se toman precauciones para que la computadora no llegue al daño físico irreparable”, dice el asesor del ministerio Mariano Prilukka.
La sola presencia del artefacto/chiche/fierro implicará un cambio paradigmático en el rol del docente (que tendrá un perfil motivador, más abierto). Estimulará el trabajo en red con objetivos comunes, e inducirá al uso de foros, blogs, wikis. Cambiará el rol de los alumnos, quienes serán también productores de información que podría llegar a escala planetaria. El objetivo, según los manuales redactados por el ministerio, será formar sujetos competentes en “búsqueda y selección, evaluación y validación, procesamiento, jerarquización, crítica, interpretación y comunicación”. Ya lo dijo Umberto Eco: “Es la época del arte de buscar”.
Según Prilukka, “el ministerio provee los equipos, los fondos, el piso tecnológico y la conectividad. Pero el sistema educativo sigue siendo provincial. Los alumnos podrán incorporar software, pero en caso de que quieran incorporarlo al servidor escolar, requerirá una homologación entre el ministerio y Pixart para que no se desconfigure la red escolar”. Pixart es la empresa argentina que da soporte al ministerio, y que desarrolló la versión de software libre GNU/Linux.
Según la versión elegida para trabajar (GNU/ Linux o Windows) se usarán programas administradores de clases (ver “Licencias abiertas”). Para GNU/Linux se usa el Italc y para Windows el E-Learning Class. Estos serán algo así como el Gran Hermano de la clase: permiten monitorear equipos, controlarlos remotamente, distribuir archivos, mostrar el trabajo de algún alumno en particular, y también apagar las computadoras remotamente.
Con la proliferación del copy/paste extendido por el claustro (lo que produce un alumno, pueden tenerlo todos), algunas consignas históricas comenzarán a ser perimidas (“Los fenicios”, “La vaca”), y finalmente triunfarán –desde el punto de vista del aprendizaje, claro– los trabajos grupales y por objetivos. Se propone, por ejemplo, armar grupos, leer material diferente en cada grupo, cambiar los integrantes de los grupos (un experto por grupo) para armar presentaciones power point o impress, y luego enviar la presentación al alumno y, una vez aprobado, al resto de los integrantes de la clase.
Además, los cuadernillos de Estrategias pedagógicas para el uso de las computadoras portátiles en el aula proponen el uso de material on line para el desarrollo de webquest y cacerías. Para las webquest, el profesor podrá delimitar los sitios donde buscar información para producir material propio (alguna webquest podría ser parte de Wikipedia), mientras que las cacerías se limitan a búsquedas específicas en la web. Es demasiado temprano como para saber la influencia del uso de las netbooks en la escuela, pero sí se puede adelantar que habrá un cambio de sistema.
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