Sin el ¿cha-cha-cha? de Uma Thurman, ni la locución de Juan Alberto Badía, este tema conserva el sentimiento de encierro letárgico que tuvo “Yendo de la cama al living”, sólo que en versión rápida y furiosa. García hoy dice que este tema “es la segunda parte de ‘Cerca de la revolución’”, pero también parece una secuela de “No toquen”. Originalmente supo decir que era una canción contra su amiga, la actriz Leticia Brédice, pero en el sentido competitivo del asunto: “Lo que era más fuerte, ganaba”. Buen solo del Negro García López y mejor final que en el original, en un estilo “I am the Walrus”.
También conocido como “La novia o el rehén”, una confesión de parte con respecto a la naturaleza de sus relaciones amorosas. Lo grabó con María Eva Albistur, que vio cómo se quedaba dormido en medio de la toma... y seguía tocando. Quizá la gran canción de amor del álbum. Otra referencia alude a cómo Charly entendió el software Pro-Tools: “Hacer un disco con eso es como King Kong moviéndose cuadro por cuadro”.
En el tracklisting debería ir en la décima posición, y así figura en el DVD. En la versión CD aparece tercera. “En la ciudad que nunca duerme, yo duermo solo.” Un ejercicio menor de Charly sobre sus problemas de insomnio.
De acuerdo con la gacetilla, Charly asegura que la canción “es para el hijo del personaje central y es todo lo contrario de lo que un padre le diría a su hijo”. Da la impresión que fuera para su propio hijo: “El tiempo que no viví, el tiempo que me perdí y todo lo que fue, es como un sueño que no es”. Vuelve sobre el insomnio (no por nada las “pastillas”) al afirmar que “la gente que nunca duerme es más real”. Musicalmente tiene un contorno de vibratos pseudo psicodélicos.
El primer tema compuesto por Charly en su vida. Dedicado a la supuesta dureza de su madre, cantado por Palito Ortega en voces multitrackeadas. Tiene una melodía retro (perteneciente al tiempo en que compuso la canción) y ultrapegadiza. El tratamiento de voces es inspirado por la técnica de la “pared de sonido” de Phil Spector. Originalmente, Charly la escribió para Miranda!, y el grupo hizo una versión. Pero “en ese torbellino donde nada importa” hubo un teléfono descompuesto y nunca se juntaron las partes.
Es un tema de Seru ’92, aquel disco con el que el grupo intentó su regreso. Hay un fondo de batería electrónica en plan tropical, y de fondo una guitarra rabiosa, una melodía que no tiene mucho que ver, y por último un bajo que digita una frase de candombe. La letra no tiene desperdicio y vuelve a hablar del encierro: “No insistan en ponerme cerraduras, no pienso desistir”. Esta frase es clave aún hoy para entender algo de lo que supuestamente pasa en este nuevo tiempo. Hay cosas que no cambian.
Uno de los mejores momentos del disco. García muestra su buen estilo para adaptar del inglés al castellano sin que la canción sufra. Lennon la compuso cuando estaba exiliado por voluntad propia. García la retomó cuando estaba exiliado porque no había otro remedio: le costaba mucho poder tocar en circunstancias acordes con un artista de su estatura, al que contrataban en malas condiciones y pésima paga. La canción conoce un fade temprano e inexplicable que la mutila, como históricamente ha hecho Charly con sus mejores frutos.
García siempre estuvo orgulloso de este poderoso riff, que Andrew Oldham le elogió. Pero es lo único que tiene la canción, que no justifica la mutilación de la anterior. Charly asegura que Andrew Oldham le dijo que “es el mejor riff que escuchó después de ‘Satisfaction’”.
Originalmente fue una canción hecha a modo de hit para Miguel, pero la pelea padre/hijo hizo que Charly se la quedara. Andante, vivaz, tiene algo de las canciones del lado B de Cómo conseguir chicas, que no es de lo más memorable. “Podés vivir en mí, podés vivir en un fantasma”, parece dirigida a los ultrafans. “Estás borracho y a tu alrededor giran los fantasmas, transmitiendo moco verde”, no tiene explicación.
Es una canción que formó parte de Si, el disco en vivo de Sui Generis, que terminó siendo un mejunje de cosas. Aquí la canción tiene un mejor pasar, está más condensada y sólo es arruinada por algunos coros desafinados.
García insiste con este tema de Tango 4, que es un ejercicio de acordes de canción de jazz de los años ’40. Funciona a modo de bonus track, en reemplazo de “Play with Fire”. Esta canción sólo podría haber quedado lograda por alguien que cante muy bien, al estilo de Ella Fitzgerald. La voz de Charly en 2007 realmente no podía cumplir con ese plan.
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