Las posibilidades de la educación popular para dar cabida a la autoestima y a la fortaleza polÃtica de los sujetos sociales, como son los movimientos surgidos en la etapa del neoliberalismo en Latinoamérica; son analizadas por el periodista uruguayo y analista internacional, Raúl Zibechi. Este miembro del consejo de redacción del semanario Brecha de Uruguay y columnista de La Fogata Digital y del diario La Jornada, de Méjico, estuvo en Rosario para dar un seminario intensivo, justamente sobre el papel de la educación en los movimientos sociales que fue organizado por la Asociación del Magisterio de Santa Fe, seccional Rosario, la Asociación Trabajadores del Estado y el sindicato que nuclea a los docentes universitarios, COAD, junto a la Escuela de CiudadanÃa de Rosario y al Centro de Apertura Multicultural en Pichincha. Las experiencias del Movimiento de los Sin Tierra (Brasil) y de los zapatistas (Méjico).
Zibechi piensa en los movimientos sociales a los que considera "de nuevo tipo", es decir "aquellos que nacen en el perÃodo neoliberal, en los últimos 20 años, y que tienen, según explica, una impronta diferente a los del perÃodo anterior para los que la formación venÃa, o bien de la academia o de los partidos polÃticos. "Se trataba de una formación externa a los movimientos, en cambio hoy tenemos un conjunto de experiencias", entre las que enumera a la Central de Trabajadores de la Argentina, y a Madres de Plaza de Mayo, "que buscan una formación propia, dirigida por sà mismos y no dependiente, aunque en relación, con la academia o los partidos polÃticos".
Cuando Zibechi habla de la educación en los movimientos menciona desde los más desarrollados en Latinoamérica, tal el caso de los Sin Tierra en Brasil o los zapatistas, en Méjico, hasta las acciones que pueden emprenderse en colectivos más pequeños, casi barriales. "Entiendo la educación popular más allá de lo que fue en su inicio el trabajo de Paulo Freire y tiene un sentido más amplio como la formación de la gente activa y organizada en movimientos. Una formación autocentrada y destinada a fortalecer al propio colectivo, a permitir que los saberes ya existentes, individuales y colectivos, se expresen, se expliciten y sirvan para darle cuerpo, autoestima, fuerza polÃtica e identidad al propio movimiento. La educación popular, después de tres décadas, se ha vuelto casi de un sentido común en la mayorÃa de los movimientos de nuevo tipo. Es difÃcil encontrar espacios en los que las reuniones no tengan algún sentido formativo, pedagógico", dijo a Rosario/12 .
Sobre la educación popular también se abre la nómina de algunos problemas, entre ellos uno al que Zibechi considera importante, que es el de la institucionalización. "Hoy encontramos educación popular en los ministerios sociales, asà es en Uruguay y supongo que en el que está a cargo de Alicia Kirchner también. El estado asumió explÃcitamente, o no, la educación popular". La del Programa Juana Azurduy es una de las formas del Estado partiendo de las premisas de la educación popular.
-En el marco de esta alternativa educativa ¿todo es creatividad o se presentan dificultades?
-Cuando un movimiento polÃtico y social como la educacion popular triunfa, y hasta se instala como sentido común, surgen problemas nuevos y también interrogantes. ¿Hasta qué punto hoy la educación popular es un elemento que contribuye a la formación, organización y concientización de los sectores populares, o también contribuye al disciplinamiento?
-Como que se reprodujeran prácticas autoritarias...
-SÃ, las lógicas disciplinantes. Es una pregunta con final abierto para la cual no hay una respuesta acabada, ya que hay que ver las prácticas concretas. Lo que se debe analizar es que no se agote esta forma de educación que es el empoderamiento, la autoestima y el fortalecimiento de un sujeto social. También hay que decir que la educación popular puesta en movimiento, en el seno de los movimientos, produjo, y sigue haciéndolo, un desarrollo de nuevas pedagogÃas. Esto es muy claro en experiencias como la de los Sin Tierra, que hace 25 años empezaron a trabajar el tema educativo en base a la pedagogÃa de Paulo Freyre, y luego desarrollaron otras nuevas pedagogÃas y formas educativas que la superan, profundizan, enraizan y dan pie a lo que ellos denominan una pedagogÃa de la tierra. Asà no hay una técnica ya prevista, sino la apropiación del conjunto de las concepciones y experiencias existentes para ponerlas en circulación, en movimiento y en cada situación adaptar aquellas que más sirven para fortalecer a un sujeto social.
-¿El destinatario es el sujeto social con todos los integrantes del movimiento?
-Yo dirÃa que son las y los oprimidos organizados en colectivos del más variado tipo, rurales, urbanos en general, los pobres que asumen la educación popular y la hacen girar. También la profundizan y en las mejores prácticas tienden a modificar el rol del coordinador hasta convertirlo en uno más del colectivo, al punto que cuando la experiencia es potente, la relación sujeto-objeto en ese colectivo se diluye y hay un autoaprendizaje entre todos y circular. Cuando la formación y la educación son profundas, tienen un resultado no previsto. Por eso pueden verse algunos asentamientos de los Sin Tierra, como en el caso de la zona de RÃo Grande, donde hay instancias de evaluación colectiva y circular, unos van evaluando a otros. El rol del maestro, casi por encima, desaparece.
Zibechi señaló a este diario que hay que distinguir los conceptos y acciones que tienen que ver con la educación y con la formación. La primera está dedicada a los niños, en cambio la formación es, en general, la de los activistas, adultos.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.