Las columnas parecÃan interminables. Cuadras y cuadras --más de 15-- de personas que cantaban sus propias consignas, atrás de las banderas que eligieron, pero todas juntas, como cada año, para repudiar el golpe cÃvico-militar-clerical del 24 de marzo de 1976. Aquella madrugada, cuando tomaron el control operacional del paÃs, las Fuerzas Armadas prohibieron las manifestaciones públicas. Ayer, 37 años después, unas 20 mil personas salieron a las calles de Rosario para exorcisar el olvido. Muchos de los manifestantes ni siquiera habÃan nacido entonces. Llegaron y coparon el Monumento a la Bandera. "El objetivo de acallar para siempre la voluntad popular no lo pudieron cumplir", decÃa el documento que se turnaron para leer varios militantes, y que fue consensuado por organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y polÃticas, con excepción de partidos de izquierda que participaron de la marcha, pero se fueron del acto en desacuerdo con el documento.
La reivindicación de la militancia de los 30 mil desaparecidos, la exigencia de aceleración de las causas por delitos de lesa humanidad que "duermen en los cajones" de la justicia, el pedido para acumular la causa contra Pedro "Pili" RodrÃguez en curso con el resto de los casos de desaparecidos del cordón industrial de San Lorenzo y la inmediata búsqueda de los represores prófugos fueron algunos de los reclamos leÃdos a viva voz por ex presos polÃticos y militantes de derechos humanos. El pedido de justicia por Jorge Julio López y Silvia Suppo también tuvo lugar en ese documento. "Nos alarman las denuncias por espionajes de GendarmerÃa contra integrantes de las organizaciones populares", decÃa también el documento, en el que se reseñó el momento histórico que vive América Latina. "Hemos alcanzado un piso más alto pero nuestros sueños son ambiciosos como los que desvelaron a nuestros compañeros desaparecidos", fue la parte del documento consensuado que le tocó leer a Andrés Destefani, hijo de la testigo de la causa Brusa Silvia Suppo, asesinada el 29 de marzo de 2010, pocos meses de la sentencia de ese juicio.
"Tenemos la satisfacción de ser el primer paÃs del mundo en juzgar a genocidas dentros de sus fronteras y con juez natural", leyó RocÃo, la nieta de Potongo Camuglia, desaparecido de San Lorenzo, cuya causa exigen acumular con la de Manuel Casado, iniciada el viernes pasado en el Tribunal Oral Federal número 1. Era también parte del documento leÃdo al final de la marcha, que salió poco antes de las 18 de la plaza San MartÃn y llegó al Monumento a la Bandera al grito de "Madres de la Plaza, el pueblo las abraza". Las Madres Norma Vermeulen y Elsa Chiche Massa estaban allÃ, con sus pañuelos blancos. "Estoy muy emocionada por tanta demostración de cariño", dijo Vermeulen, una de las pocas Madres que todavÃa está en condiciones de continuar con la ronda de cada jueves en la plaza 25 de Mayo. Una de las fundadoras, Esperanza Labrador, que murió en noviembre de 2011, estaba presente con su foto en la pancarta que portó su hija, Manuela.
En la pantalla instalada sobre el escenario del Monumento, las imágenes de los desaparecidos Marta Bugnone y Jorge Ayastuy llevaban la leyenda: "Vos podés ser quién buscamos". MatÃas Ayastuy, que tenÃa nueve meses cuando se llevaron a sus padres, busca a un hermano que pudo haber nacido entre marzo y agosto de 1978 en el centro clandestino de detención El Banco, en Buenos Aires. Otras imágenes mostraban a Raquel Negro y Tulio Valenzuela, los padres de Sabrina Gullino Valenzuela, que recuperó su identidad en 2008. Ella busca a su hermano mellizo, nacido con ella entre febrero y marzo de 1978 en el hospital Militar de Paraná. Ella fue "abandonada" por los represores y entregada en adopción pero de su hermano nada se sabe, sólo que le dieron el alta en el Instituto Privado de PediatrÃa de Paraná el 27 de marzo de ese año. En el acto, se recordó que esos niños --hoy adultos-- apropiados "son los hermanos de todos".
La manifestación la encabezó, como siempre, la bandera de los organismos de Derechos Humanos. Ana Moro y otras históricas luchadoras llevaron esa primera bandera con las fotos de los desaparecidos. Detrás estaba la de Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, con una cuadra de manifestantes. La bandera de Hijos congregó también a una importante columna. Después el heterogéneo abanico de organizaciones polÃticas, sociales, gremiales, universitarias y de todo tipo. La Bancaria y Empleados de Comercio se sumaron en San Luis y España. Sitratel (gremio de telefónicos), Amsafé y la Central de los Trabajadores Argentinos estuvieron presentes.
De la larga marcha participaron desde la presidenta de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, Angélica Gastaldi, hasta los fiscales federales Mabel Colalongo y Federico Reynares Solari. Una presencia inesperada fue el arquero de Ñúbel, Nahuel Guzman. Más previsible fue que estuvieran los diputados nacionales AgustÃn Rossi y Marcos Cleri, asà como los concejales Norma López, Roberto Sukerman y Alberto Cortés. La abigarrada columna de Unidos y Organizados cantó de manera intermitente la marcha peronista. En la columna del Partido Socialista, el senador provincial Miguel Lifschitz fue la figura destacada.
Al llegar al Monumento, una muy nutrida columna de Amsafé y CTA Rosario, como asà también el Partido de los Trabajadores Socialistas, Pan y Rosas y Partido Obrero, entre otras organizaciones de izquierda, se separaron de la manifestación. Con las consignas de la aparición con vida de Julio López y la derogación de la ley antiterrorista, entre otras, decidieron no participar del acto. También un grupo de organizaciones sociales --Caleidoscopio, Causa y Efecto, el Frente Popular DarÃo Santillán, entre otros-- se fue Córdoba, para terminar en un pequeño acto en la plaza frente al Concejo.
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