Mi tío Cacho, que en paz descanse, era un tipo piola, muy porteño, tremendamente generoso y un poco cerrado en cuestiones de gustos musicales. Para mi tío Cacho, que había sido amigo de Troilo, la música se dividía en dos y lo decía así: “De un lado está el Gordo y del otro lado, todo lo demás”. Así de tajante. Me hacen acordar a mi tío Cacho los melancólicos futboleros enamorados de Maradona que no lo ven a Messi, que no lo quieren ver a Messi, que están al acecho de cualquier error para caerle encima. Lo ponen a Maradona de un lado y del otro lado todos los demás, incluido Messi naturalmente. No son pocos los que habitan de ese lado de la grieta futbolera. También son “ahijados” de mi tío Cacho los enfermizos adoradores de Messi que desprecian a Maradona y no quieren ni escuchar hablar de él. Unos y otros no saben lo que se pierden.
Que Maradona ganó un Mundial él solito; que Leo batió todos los records de títulos, balones de oro, goles y campeonatos, cosa que Diego no hizo; que antes se jugaba a otra velocidad; que Diego entraba a la cancha con el tobillo hecho pelota; que Messi tiene más continuidad; que si no fuera por Maradona nunca ganábamos nada; que si no fuera por Messi la Selección ni de casualidad llegaba a jugar la final del último mundial y de estas dos copas; que Maradona no hizo nada en el 82; que Messi jugó parado la final de Brasil; que a Diego no lo dejaron salir campeón en el 78; que a Alemania le ganábamos en el 2006 si a Messi no lo dejaban en el banco… se podría seguir un rato largo con la transcripción del repertorio de los argumentos que se esgrimen a favor y en contra de uno y el otro. Verdades algunas, exageraciones otras que recubren un dato irrefutable: en el mundo entero son valorados, reconocidos y distinguidos como los mejores de su tiempo.
El hincha común, el que logra sortear las comparaciones fanatizadas suele ubicarlo a Maradona, un peldaño más arriba, por el Mundial de México y fundamentalmente con el segundo gol a los ingleses. No habrá nada que emparde la emoción de aquellos días. Pero ese mismo hincha sabe también que Messi no será mejor que Maradona, pero es mejor que Messi que, con el paso de los años continúa la curva ascendente, perfeccionó la pegada, juega y hace jugar y mantiene su gambeta indescifrable, esa en la que avanza hacia el norte y ante la marca de uno o más rivales logra salir con la misma facilidad hacia el este y el oeste e incluso hacia el sur para girar y seguir su ruta.
No tiene mucho sentido negar a Messi ni desvalorizar a Maradona. Una buena receta para combatir esa patología es la de entrar a la Internet. Si uno va al youtube, deja al costado los prejuicios y escribe por ejemplo, “goles de Maradona”, o “lujos de Messi”, o “ Maradona en Boca”, o “Las mejores jugadas de Diego”, “Messi de pibe, y hasta hoy”, “Goles similares de Maradona y Messi” y referencias parecidas se deslumbrará una vez más. Es muy probable que haya visto todo eso o parte de eso antes, en vivo y en directo en la cancha o en videos, pero no importa; igual se sentirá atraído, subyugado. Alcanzará con salirse de la hermética cajita de los preconceptos y dejarse estar. Ya se sabe que hay videos de diez minutos, de cinco y compilados de menos. Se recomienda no abusar. Aunque es mejor empacharse que atragantase con el veneno fundamentalista de ciertas opiniones.
Ayer Messi no jugó bien, quiso siempre pero muy solo no pudo mucho. Y encima erró el penal de la definición para alimentar a sus detractores. Pero nada, nada cambia el sentido de estas líneas.
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