Desde el sábado pasado se puede visitar la flamante exposición Moderno y Metamoderno con la cual el Museo Moderno (Av. San Juan 350) inauguró su programa 2024. Se trata de una muestra monumental que traza la historia de la institución, destaca 300 de las más grandes obras de su patrimonio (que asciende a más de 9000 piezas en total), desde su inauguración hasta el día de hoy. En una puesta ambiciosa, ofrece al mismo tiempo un panorama del arte –sobre todo el argentino- de los últimos sesenta años y propone un modo de entender las artes visuales. La muestra se alinea con el lema del Moderno, que este año reza “Arte es Educación”. En ese punto, en las cinco salas que ocupa la exposición y prácticamente en todas las obras hay algún código QR (en ocasiones dos) que lleva a distintos portales y minisitios del museo en los que se puede ampliar la información, acceder a catálogos de antaño digitalizados, entrevistas en video y diverso material de archivo. “Casi se puede hacer un master sobre arte moderno a partir de estos QRs”, celebró Victoria Noorthoorn, directora del Moderno y co-curadora de la muestra junto a Francisco Lemus. Además, el Museo también inauguró La trama sensible, una sala dedicada a obras que la Fundación Supervielle (el banco es uno de los principales apoyos del Moderno) dejó en comodato al museo ubicado en el barrio de San Telmo. En este caso se trata de obras mayormente de artistas emergentes y con un especial énfasis en el dibujo y su potencial para desplegar la imaginación.
En cuanto a MetaModerno, la directora expocó que “en los últimos años el Moderno inició el proceso de catalogar y digitalizar los documentos vinculados a sus exposiciones históricas y puso a disposición del público los resultados de este trabajo en su sitio web. Moderno y MetaModerno se despliega como una ‘meta-exposición’ donde cada obra o conjunto de obras exhibidas, se abre literalmente como un portal a la información sobre las exposiciones históricas del Moderno en las que participó cada pieza o artista o sobre las investigaciones realizadas y plasmadas en libros y registros audiovisuales”. A través de esos QRs también se accede a distintas investigaciones que realizó a lo largo de los años el equipo de curadores e investigadores de la institución. Noorthoorn destacó que la idea de este año es considerar al arte “como vehículo para el conocimiento sobre la realidad y sobre nosotros mismos y la imaginación como motor para el desarrollo humano y educativo”.
Durante la recorrida que ofreció a la prensa, la coyuntura tampoco escapó a las palabras de la directora del Moderno. “Es un momento para apoyar las instituciones públicas de la cultura del país, y es importante entender el esfuerzo que implica sostenerlas, hacerlas crecer y dar lo que tienen para ofrecer a la sociedad”, destacó en varias oportunidades. Aunque el Moderno pertenece a la órbita del Ministerio de Cultura de la Ciudad, lo de Noorthoorn fue en clara alusión a la situación que atraviesan otros organismos públicos del ámbito cultural, especialmente los vinculados a la Nación.
Metamoderno se erige como una exposición especialmente ambiciosa que, según explicaron sus curadores, les demandó más de dos años de trabajo a gran parte de los equipos del Museo. El resultado está más que logrado y el público tiene a disposición algunas obras que tuvieron exposición frecuente en tiempos recientes (Greco, algún León Ferrari, alguna Minujín), o jóvenes emergentes como la Chola Poblete) pero también joyas que por volumen o requerimientos hace rato no se exhibían, como una importante instalación de Liliana Maresca dedicada a la conquista del continente americano. No sólo eso, sino que tanto Noorthoorn como Lemus prometieron que será una exposición dinámica, que renovará las obras exhibidas. “Quizás vengan la semana que viene y se encuentren con cosas nuevas que querramos resaltar, así que sugerimos que vengan a verla seguido”, anticiparon.
De las salas, la central está dedicada a los dos movimientos que el Moderno alberga con más celo: el de arte abstracto y el informalismo. “No seguimos en esta muestra un criterio cronológico, porque además queríamos mostrar que tanto estos movimientos como otros que son importantes para nosotros ocurrieron casi en paralelo”, apuntó la directora. “Eso habla de una escena de arte poderosa, de una reflexión sobre una ciudad que crece creando y cuyos artistas hablaban de igual a igual con el resto del planeta”, planteó. “Creo que hoy se produce con igual vigor que ayer, ¿hace falta más apoyo? Por supuesto, pero no hay escena del mundo que reúna 700 portfolios de primera línea en tres semanas como hicimos nosotros hace poco”, destacó.
Moderno y MetaModerno es una excusa, reconocieron, para exhibir también algunas de las adquisiciones más recientes del Museo. Algunas llegan como corolario de otras exposiciones del pasado, “completándolas”, en cierto modo y a posteriori, con la adquisición de obras o su donación por parte de los artistas o sus allegados, una muestra de cómo la institución contruyó su vínculo con el arte. Todo Moderno.