El gobierno nacional convocó a la cúpula de la UIA a una reunión para este lunes en la Casa Rosada. El encuentro se da en medio de un clima enrarecido por la detención preventiva del ex titular de la central fabril Juan Carlos Lascurain y los cruces entre industriales y funcionarios nacionales, en el marco de un derrotero de la actividad manufacturera que se explica por la debilidad del consumo, el ingreso de importaciones, los tarifazos que elevan los costos y las tasas de interés que restringen el crédito.
Un primer llamado de atención quedó al descubierto a fines del año pasado en la Conferencia Anual de la UIA. En ese momento, una serie de temas tensionaron la relación entre la central fabril y el Gobierno. El primero de la lista era la reforma fiscal, que contemplaba suba de impuestos internos a las bebidas azucaradas, entre otros rubros. En su carácter de presidente de aquel convite, Eduardo Nougués, de Ledesma, también mencionó la reducción de la línea de financiamiento productivo por parte del Banco Central. En tercer lugar, los industriales miraban con mucho recelo (y lo siguen haciendo) la marcha de las negociaciones con la Unión Europea. En este último punto, las principales quejas provenían del sector de laboratorios, metalmecánica, textiles y sustancias y productos químicos.
Por debajo de aquellos temas siempre presionó en la agenda el problema de la debilidad del consumo junto al mayor ingreso de importaciones. Sin embargo, el predominio de grandes empresas exportadoras en la UIA junto a la sintonía ideológica con el Gobierno permitía moderar esa parte de la agenda de quejas. De todos modos, a fines de febrero en la primera reunión de Junta Directiva del año, los popes de la UIA dejaron entrever su preocupación por “el crecimiento de las importaciones” y la “fuerte caída en el consumo”. La respuesta no se hizo esperar.
El ministro de Producción, Francisco Cabrera, dijo que “el Presidente –Mauricio Macri– es muy realista y conoce, como todos nosotros, los procesos, las razones y la historia de la producción y la industria en la Argentina. Creemos que hay que tener una agenda positiva y dejarse de llorar. Hay que ganar nuevos mercados y competitividad. Desde el Gobierno no se va a castigar a todo el pueblo argentino para enriquecer empresas grandes. Algunos dirigentes empresarios se quejan en lugar de tener una agenda seria y adulta de competitividad. Lo único que no puede pasar es que los argentinos paguen la ropa más cara del mundo”.
El titular de la UIA, Miguel Acevedo, le contestó que “nos generó un poco de sorpresa, nos llamó la atención. Por ahí están un poco susceptibles”. Se refirió a la frase de Cabrera “como un tropezón. Hay que poner paños fríos y volver a tener discusiones más profesionales porque si no volvemos a la dicotomía empresa chica-empresa grande e industria contra campo. Eso no existe hoy en la Argentina”. Macri se metió en la disputa al felicitar a Cabrera por sus declaraciones y mencionar en una reunión de ministros que “–Guillermo– Moreno les rompió la cabeza a los empresarios”.
“No me gusta descalificar ni las bravuconadas”, criticó José Urtubey, directivo de la UIA. “Las líneas crediticias se discontinuaron y las tasas de referencia del Banco Central son muy caras. No hay una política piola en términos industriales. Hay importaciones desmedidas en algunos sectores. El combo es lo que vivimos hoy: falta de competitividad”, agregó.
En el medio de estos cruces, el ex titular de la UIA Juan Carlos Lascurain fue detenido de forma preventiva en el marco de una causa por una supuesta falta de contraprestación en una obra pública que fue pagada (ver nota aparte). “Están cayendo los viejos empresarios corruptos, socios del régimen kirchnerista”, tuiteó la aliada del macrismo Elisa Carrió.
Este lunes, los empresarios de la UIA acudirán a la Casa Rosada para reunirse con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los ministros del área económica. Se espera que la tensión disminuya no sólo porque la dirigencia fabril históricamente mantiene un vínculo cordial con el oficialismo de turno sino también porque el gobierno de Cambiemos cuenta con un sesgo en favor de las grandes empresas que la dirigencia de la UIA, entidad que es liderada por Techint y Arcor, no desconoce.