La apuesta del presidente estadounidense, Donald Trump, por políticas económicas nacionalistas provocó una grieta adentro mismo de la Casa Blanca. Con la renuncia del asesor económico del presidente, Gary Cohn, quedaron al mando los representantes la facción proteccionista. En consecuencia, las acciones de la bolsa de Wall Street se lanzaron a una venta masiva. Por su parte, Europa amenaza con poner aranceles a productos estadounidenses.
Cohn rechazó reiteradamente las políticas económicas que les han amargado la vida incluso a los parlamentarios republicanos, especialmente el plan de Trump de arancelar productos importados y desbaratar tratados de comercio multilaterales. Como asesor económico, Cohn quedó muchas veces solo llevando la bandera del libre comercio contraatacando la postura de otros consejeros que impulsaban políticas más proteccionistas.
Así, Wall Street veía a Cohn como la última voz fuerte en la Casa Blanca en contra de las tarifas al acero y al aluminio y las amenazas del mandatario de romper el Tratado de Libre Comercio del América del Norte (NAFTA). Su renuncia fue vista como una derrota del grupo pro libre comercio, entre ellos, agricultores y líderes de negocios globalizados,según informó el diario The Washington Post.
La llamada facción proteccionista que se erigió en el Capitolio está liderada por Wilbur Ross, el Secretario de Comercio, y Peter Navarro, quien aconsejó al presidente que tome una postura proteccionista durante la campaña en el 2016. Trump tuiteó ayer que pronto cubrirá nuevamente el puesto del principal asesor económico: “hay muchos que quieren el puesto. Voy a elegir sabiamente”, agregó.
Ayer, Estados Unidos dejó en claro que mantiene su plan de adoptar esta semana pesados aranceles al acero y el aluminio, en clara ruta de colisión con la Unión Europea, cuyos dirigentes advirtieron sobre los riesgos de una guerra comercial y ya alistaron sus medidas de represalia. “Aún estamos en ritmo para hacer un anuncio sobre esto al fin de esta semana”, dijo a la prensa la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, sobre el plan de adoptar aranceles por hasta 25% a las importaciones de acero y de 10% a las de aluminio.
Por su parte, el bloque europeo mostró los dientes y presentó un detallado plan que incluye aranceles a productos emblemáticos de Estados Unidos, la adopción de medidas de salvaguardia y una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, dijo tener la esperanza de se pueda evitar una escalada de tensiones comerciales que, según ella, perjudicaría a las relaciones transatlánticas. Sin embargo, desplegó el abanico de opciones para responder a Washington.En tanto, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, apuntó que las guerras comerciales son malas y fáciles de perder, en una referencia directa al presidente Donald Trump, quien el viernes había afirmado que esas disputas son buenas y fáciles de ganar. “Nadie gana en una guerra comercial”, dijo Tusk, quien también formuló una alerta a los políticos de ambos lados del Atlántico a actuar con responsabilidad.
Ante la escalada de tensiones, el secretario norteamericano de Comercio, Wilbur Ross, justificó ayer la adopción de esos aranceles alegando que el país desea aumentar su producción de acero, pero que no busca una guerra comercial. “Noso- tros no buscamos una guerra comercial. No será una gran guerra comercial. El presidente no habría exteriorizado su voluntad de ser flexible ante Canadá y México si sólo buscara medidas extremas”, dijo Ross. Por su parte, el Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo a la cadena Fox Business que los aranceles al acero y el aluminio deberían ser aplicados muy rápidamente.
Con relación a la enérgica reacción de la Unión Europea, Mnuchin apenas comentó que es tarea del gobierno estar del lado de las empresas estadounidenses y de los trabajadores estadounidenses. “Por eso debemos hacer todo de una forma prudente y que sea benéfica a nuestra economía”, agregó.
Los europeos exportan cada año a Estados Unidos acero por unos 5.000 millones de euros (6.200 millones de dólares) y aluminio por 1.000 millones. Según la Comisión, las medidas estadounidenses podrían implicar pérdidas por al menos 2.800 millones de euros. Parte de la estrategia de represalia de la Comisión Europea se encuentra el imponer aranceles a productos de Estados Unidos, entre ellos: “algunos tipos de bourbon (...), crema de maní, arándanos, jugo de naranja”, indicó Malmström. Otros productos como los jeans, algunos tipos de acero, maquillaje, vehículos como motocicletas o yates, pilas, baterías, arroz y maíz, así como puros y cigarrillos, formarían parte de la lista de la UE. El objetivo de estas medidas llamadas de reequilibrio, adoptadas según la UE en base a las reglas de la OMC, es también maximizar el impacto político en Estados Unidos, al apuntar a productos procedentes de los territorios que más apoyan a Trump, minimizando también sus efectos en los consumidores europeos.
A preguntas de un periodista sobre las medidas de represalia de la UE el magnate republicano amenazó con imponer una tasa del 25% sobre los autos europeos.