“En la primera edición todavía estábamos con la contradicción interna de llamarnos o no ‘feministas’. Teníamos cuidado en el lenguaje, en cómo nos definíamos. ¡Hoy no tenemos ninguna duda!”, aseguran las actrices Claudia Quiroga y Sandra Posadino, quienes hace siete años, en conjunto con otras colaboradoras, crearon un ciclo que establecía un puente entre dos fechas: el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y el 24, Día Nacional de la Memoria, la Verdad y la Justicia. La multidisciplinaria propuesta activaba –y al día de hoy todavía lo hace– una serie de acciones de “formación, sensibilización, reflexión, representación y visibilización” relacionadas con ambos acontecimientos. La séptima edición comienza hoy, en el espacio público, con un despliegue artivista en el marco del paro internacional de mujeres y la marcha hacia el Congreso.
El ciclo es organizado por el Auditorio Kraft CCNV y la “colectiva” Mujeres de Artes Tomar (MAT), de la que Quiroga y Posadino forman parte. Este grupo surgió para hacer visible el trabajo de las mujeres en el ámbito de la cultura, como desprendimiento de la compañía de teatro Las Chicas de Blanco, de La Matanza. Actualmente organiza intervenciones de distinto tipo durante todo el año, vinculadas a temáticas de género. Las actrices se entusiasman cuando piensan en lo que ocurrirá hoy en 50 países: un escenario que, a lo mejor, era impensado cuando años atrás este ciclo daba sus primeros pasos, con Teresa Parodi como madrina. “La revolución es en las casas, las camas, las calles. En todo espacio tenemos que encontrar coherencia en cada una de nosotras, sabiendo que el camino incluye pasos en distintas direcciones, que no es lineal. Tiene sus devenires, pero el propósito es la coherencia en el sentir, el pensar, el decir y el hacer”, reflexiona Posadino.
“Marzo, mujer y memoria” no solamente se propone hacer visible el trabajo de mujeres artistas sino también ofrecerle a cualquier mujer la posibilidad de la expresión en conjunto, con acciones que se ensayan para luego desplegarse en la calle. “El artivismo es sinónimo de celebración y es facilitador para hablar de estos temas. Sin ser artista podés empoderarte y hablar de lo que te está pasando. Mucha gente empezó a marchar gracias a él. Buscamos que sea contagioso”, resalta Quiroga. Esta nueva edición inaugura justamente en el espacio público: a las 16, MAT y TUMmBanda –Tambores urbanos en manos de mujeres feministas– realizarán la intervención NOSParamos en la marcha de Plaza de Mayo a Plaza Congreso. Se trata de una performance que fue ensayada en la Casa por la Identidad de las Abuelas de Plaza de Mayo, ubicada en la ex Esma, donde se desarrollan las reuniones mensuales de MAT (la organización carece de sede propia). Se espera la participación de 200 personas.
En tanto, el 24, “la colectiva” realizará su tradicional Marcha de las escobas, que remite a la huelga de inquilinos de 1907 y se propone barrer las injusticias. “Las nuestras son acciones e invitaciones a sumarse. Empezamos a trabajar con un lema que es ‘el amor en acción es transformación’. Estamos convencidas de que tenemos que habitar el paradigma que queremos con nuestras intervenciones. Hay situaciones de lo real que generan una rabia inmensa, un dolor profundo, tristeza. Eso tiene que expresarse. El tema es cómo le vamos dando un canal que nos ayude para construir algo distinto, en lugar de reproducir las violencias y la rabia”, analiza Posadino.
El sábado a las 19 en el Auditorio Kraft (Florida 681) se desarrollará “Refugio de palabras II”, varieté de cuentos y poemas con la coordinación de Verdevioleta Cuentos, la colaboración de Claudia Stella y la presencia de Laura Devetach. Luego se presentará Fulanas de Nadie, murga cooperativa feminista de estilo uruguayo, surgida en mayo de 2017 en Caballito, y se podrá ver una videoinstalación de Florencia Levy y Carolina Tejeda. El sábado 17 será el momento de la Varieté degenerada (clown), con la dirección de Leticia Torres, a las 20.30, también en Kraft. El cronograma propone una serie de actividades descentralizadas: “Unidas NOS paramos”, música y narración en el Hospital Alvarez; Tembladeral, artivismo en el centro comercial de Villa Pehuenia, Neuquén; Historias que entreteje el viento, narración en una sala teatral de Comodoro Rivadavia, Chubut; Hambre de higos, obra de teatro que se presentará en una escuela de Junín. Son actividades que surgen cuando Mujeres de Artes Tomar responde al llamado de alguna organización que requiere de una acción. “Es novedoso. En distintos lugares nos piden adherir al ciclo. Damos asesoramiento y pautas e incluimos las propuestas en la programación. A veces, está presente alguna de nuestras compañeras”, cuentan las organizadoras.
Las propuestas artísticas que conforman el cronograma están unidas por una condición. El criterio de selección responde a la indagación teórica de MAT sobre los materiales que abordan la cuestión de género. “Venimos analizando un montón de espectáculos. Y hay muchos que trabajan el tema pero que, finalmente, reproducen la violencia. Es alarmante; se revictimiza otra vez el cuerpo de la mujer. Se percibe que no hubo un estudio previo”, dice Quiroga. “Confiamos en que esos proyectos parten de muy buenas intenciones, pero no está bueno reproducir la violencia siquiera en formato de ficción, porque todo va calando en nuestro inconsciente colectivo. Nos interesa ofrecer otro paradigma. Hablar de la potencialidad que en cada mujer late para salir de esa situación”, completa Posadino.
Una novedad de esta edición es que Mujeres de Arte Tomar se volcó al street art. La consigna fue “nosotras paramos, el mundo se mueve” y la coordinadora de esta iniciativa, Maca Von Gabbanavay. En algunas calles porteñas se puede ver un mundo dado vuelta y aquella leyenda, todo en violeta. “Entendemos al patriarcado como absolutamente ligado al sistema heterodominante, capitalista y colonialista. Como los varones, los territorios tienen que ceder sus privilegios. Creemos que con este despertar de las mujeres hay un movimiento para pensar nuevos mapas. El primer territorio que habitamos es nuestro cuerpo, y a partir de ahí se puede ir expandiendo una nueva identidad”, explica Posadino.
Esta edición, concluyen las artivistas –que se han formado en Géneros, Políticas y Participación en la Universidad Nacional de General Sarmiento–, estará atravesada por otros dos ejes temáticos: “A nivel mundial, el trabajo: posicionarnos y reclamar lugares de decisión y de producción. Y a nivel local, acompañar la campaña por el aborto legal”, puntualiza Quiroga. “Es un momento en el que hay que tomar la posibilidad del debate, pero no quisiéramos que fuera la cortina de humo tras la cual se ocultan los problemas de despidos y el ajuste. Lo que provocan las políticas neoliberales en nuestro país, que llevan a la feminización de la pobreza y el recrudecimiento de las violencias: cuando hay una situación económica de empobrecimiento, las violencias toman potencia”, asegura, por su parte, Posadino.