“Hoy más que el supermercado del mundo tenemos el mundo en nuestros supermercados”, se quejó ayer el presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, por el ingreso de productos importados del rubro alimenticio. El directivo justificó las críticas de representantes industriales hacia la política económica oficial en la primera reunión de comité directivo del año porque “se produjo una catarsis” y planteó que las condiciones económicas no están dadas para que el empresario invierta. En tanto, José Urtubey, otra cara visible de la UIA, dijo que “la reunión del próximo lunes está muy buena porque confirma la voluntad de diálogo”, en relación a la invitación que recibieron los empresarios para asistir a la Casa Rosada.
De cara a la reunión con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el resto del equipo económico, la dirigencia de la UIA tiene números que respaldan su postura crítica. El indicador industrial de la entidad registró en 2017 una suba del 1 por ciento que quedó lejos de compensar la merma del 4,9 por ciento registrada en 2016. La lectura que los empresarios le van a transmitir a los funcionarios es que la industria presenta tres velocidades. En el tren delantero están los rubros asociados a la construcción, como los minerales no metálicos y la industria siderúrgica.
En el escalón del medio están los sectores que en 2017 quedaron más o menos en la misma línea que el año anterior, como es el caso de la industria química, metalmecánica, alimentos y bebidas, automotriz, edición e impresión y papel e impresión. En terreno definitivamente negativo siguen operando el sector textil y calzado. Incluso hacia adentro de los sectores de desempeño medio, insisten en la UIA, hay fuertes heterogeneidades. En metalmecánica, el segmento de maquinaria agrícola y autopartes crece a buen ritmo, pero caen los bienes de capital, equipos y aparatos eléctricos y fundición. En alimentos se recuperó el sector de carnes rojas y carne aviar, pero cayeron los productos lácteos y la molienda de soja.
“En la UIA tenemos todos los martes una reunión de comité y ahí están representadas las regiones y los sectores. La reunión de la semana pasada fue la primera del año y se produjo una catarsis”, justificó Miguel Acevedo las críticas de la entidad hacia el Gobierno. “De todas formas, me sorprendió la contestación del Gobierno porque fue un exabrupto”, dijo en relación a la declaración del ministro de Producción, Francisco Cabrera, de que los industriales deben “dejar de llorar y ponerse a invertir”. “El empresario invierte cuando tiene ganancia. Si acá se diesen las condiciones, claramente habría inversiones”, agregó Acevedo. Otro alto directivo de la UIA consideró que “parece que los muchachos de la Casa Rosada están nerviosos y agresivos porque suma en la opinión pública o porque la economía no da soluciones a la industria y se complica todo”.
Por su parte, José Urtubey pidió trabajar sobre “todo el capítulo de tasas de preferencia del Banco Central, que son desestimulantes para la producción y estimulantes para comprar Lebacs. El dólar se está encareciendo frente al peso y el tema del endeudamiento es limitado”. El ex titular de la UIA y actual diputado nacional por el Frente Renovador, José Ignacio de Mendiguren, dijo que “el problema no son las diferencias o el cruce de palabras entre dirigentes de la UIA y funcionarios. El problema es que no tenemos política industrial”. En paralelo a la difícil situación económica de la industria, Juan Carlos Lascurain, ex titular de la UIA, fue detenido y luego excarcelado bajo fianza por una causa abierta por presuntas irregularidades en las obras complementarias del yacimiento de Río Turbio. “Nos tomó por sorpresa”, dijo Urtubey en relación a este tema.
El director ejecutivo de la Fundación ProTejer, Ariel Schale, afirmó que “la declaración de Cabrera es desafortunada y errada también, no solamente en el tono sino en los conceptos, hay un error de diagnóstico y esto es lo que más nos alerta, más allá de una declaración enojada de parte del ministro. No lloramos. No paramos de invertir y de generar trabajo, de hacer lo que podemos hacer en un contexto muy difícil. El problema de Argentina es de competitividad sistémica, por eso echar la culpa de la falta de competitividad al industrial es un error de diagnóstico serio”, enfatizó.