El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano Kim Jong-un se reunirán en mayo. Desde la Casa Blanca, el jefe de seguridad surcoreano, Chung Eui Yong, provocó la sorpresa mundial al confirmar que el gobierno estadounidense había aceptado el convite para discutir el fin del plan nuclear de Corea del Norte que obsesiona a Washington. La Casa Blanca confirmó la noticia pero sin precisar cuándo y dónde se realizará el encuentro.
La portavoz de Trump, Sarah Sanders, aseguró que “aceptará la invitación para encontrarse con Kim Jong-un” y reiteró que Washington “busca la desnuclearización de Corea del Norte. En tanto, todas las sanciones y la máxima presión continuarán”.
Los funcionarios surcoreanos llegaron ayer a Washington, luego del encuentro con Kim Jong-un, con el objetivo de “hacer que Estados Unidos y Corea del Norte se sienten a dialogar”, según anticipó Chung Eui-yong, jefe de la Oficina de Seguridad surcoreana. Según Seúl, Kim les había transmitido su deseo de negociar con Estados Unidos la desnuclearización de su régimen a cambio de que se garantice la supervivencia del mismo.
Las posibilidades de acercamiento se habían vislumbrado ayer cuando China llamó a Estados Unidos y a Corea del Norte a iniciar pronto las conversaciones que anunciaron. Las partes deberían iniciar el diálogo “más temprano que tarde”, dijo el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, ante la prensa en los márgenes del Congreso del Pueblo en Pekín. El acercamiento entre Corea del Norte y Corea del Sur supone un “paso importante en la dirección correcta”, afirmó Wang. Ahora depende de todas las partes demostrar su sinceridad y trabajar en un mecanismo de paz, añadió.
El Gobierno surcoreano anunció el martes que el presidente Moon Jae-in y el líder norcoreano, Kim Jong-un, celebrarán una cumbre en abril, en lo que será la tercera reunión entre los líderes de los dos países desde la Guerra de Corea (1950-53). China ha venido proponiendo que Estados Unidos y Corea del Sur suspendan sus maniobras militares conjuntas a cambio de que Corea del Norte suspenda su programa nuclear y balístico.
China “recomienda y apoya totalmente” los pasos que han dado las dos Coreas y urge a Estados Unidos y Corea del Sur a “entablar un diálogo, más temprano que tarde”, y crear un mecanismo para el establecimiento de paz, indicó Wang. “China continuará realizando esfuerzos incesantes en aras de ese objetivo”, agregó.
En vista de los miedos azuzados por su creciente poder en el mundo, Wang negó constituir una amenaza internacional y rechazó cualquier tipo de rivalidad con Estados Unidos. “China no ve necesario y no tiene el deseo de reemplazar a Estados Unidos”, señaló en su conferencia de prensa anual con motivo del Congreso Nacional Popular que se celebra en Pekín. “La senda de China es completamente diferente de la de las potencias tradicionales”.
Quien no mida con dos varas de medir, no verá en China “una amenaza, sino posibilidades muy ricas”, señaló. China no se ve ni como “rival” ni como competidor estratégico de Estados Unidos”. Con ello se refirió especialmente a la nueva estrategia de Defensa presentada en enero por el Pentágono, que considera a China como “competidor estratégico” y ve al país asiático y a Rusia como los principales desafíos militares para el país, en lugar del terrorismo, como ocurría hasta ahora. Además, atribuye a China una “política económica depredadora” y de acoso a sus vecinos, así como el impulso de la militarización en el mar de la China Meridional.
Wang Yi describió a su país además como “defensor del libre comercio” en el mundo que aspira a un desarrollo pacífico, y dijo que, de haber competencia económica, debe ser “sana y positiva”. Sin embargo, en el marco de la disputa comercial abierta por el anuncio de Washington de introducir aranceles a las importaciones de acero y aluminio, Pekín amenazó con tomar represalias. “En caso de que surja una guerra comercial, China tomará las medidas necesarias y justificadas”, señaló.
“La historia enseña que una guerra comercial nunca es la solución correcta”, afirmó Wang. Las economías de las dos mayores potencias económicas, Estados Unidos y China, están estrechamente vinculadas y los dos países “deberían esforzarse por ser socios en la cooperación”, agregó el jefe de la diplomacia china.
Con más del 30 por ciento, China contribuye al comercio global más que Estados Unidos, Japón y la Eurozona juntas. Además, China es el país miembro del Consejo de Seguridad que más soldados envía en las misiones de paz de la ONU. “Es el momento de enterar la teoría de la amenaza que supone China”, dijo Wang Yi.
En su discurso, el ministro también negó las objeciones o críticas respecto al corredor económico para unir China con Europa, África o Latinoamérica, el gran proyecto geoestratégico del presidente Xi Jinping, conocido como la “nueva Ruta de la Seda”. Los planes suponen una “iniciativa transparente”, alegó. Además, el diplomático chino rechazó las críticas de Europa en lo que respecta al cumplimiento de estándares internacionales, transparencia, garantías medioambientales, condiciones de competitividad y concursos públicos, en los que los europeos denuncian que apenas tienen acceso y que se ven favorecidas en su mayoría las empresas estatales chinas.
Sobre la disputa por el control de las islas en el mar de la China Meridional, el ministro de Exteriores criticó duramente a Estados Unidos, rechazando la intervención de la Marina estadounidense, que se acerca continuamente a las islas. Algunas potencias extranjeras intentan demostrar su fuerza. “Esa militarización es el mayor factor de desestabilización de nuestra región”, señaló.