“El arte de la portada de un álbum es un arte preciso. El músico debe elegir a un fotógrafo que transmita exactamente lo que su disco busca comunicar, y confiar que desarrolle un concepto, estilo y mensaje que se ajusten sin problemas a la música que contiene. Involucra, en resumen, gran cantidad de decisiones importantes. Sin embargo, con grandes tapas de discos en la mira, se pregunta un diseñador gráfico ruso lo que esconde cada encuadre...”, anota la web Flavorwire al presentar el muy compartido, muy celebrado trabajo de Igor Lipchanskiy. Un descacharrante “detrás de cámaras” que imagina qué sucedía en el preciso instante en que algunas de las portadas más icónicas del siglo 20 y 21 fueron fotografiadas. Con excesivas licencias, sobra decir, en tanto el muchacho soviético se incluye en todos y cada uno de los detrás-de-la-escena: afinando la guitarra de Tom Petty mientras el artista posa para el largaduración Damn The Torpedoes, de Tom Petty & The Hearbreakers; a punto de depilar la axila del Jim Morrison de brazos extendidos de The Best Of The Doors; pronto a manchar a la prístina Lana Del Rey de Born To Die con una peligrosa gaseosa anaranjada; limpiando el despelote que los muchachos de All Time Low han dejado en Dirty Work. Drake, Adele, Moby, Shakira, U2, los Ramones, otros que han recibido la visita (digital) de Lipchanskiy. Un melómano que, cuando no entrena osos domésticos (una invención de su bio personal, vale presumir), gusta “mirar detenidamente tapas de discos, donde finalmente encuentro mi lugar”. Literalmente.
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