“¡Todo para todes!” irrumpió en clave feminista una de ellas, rodeada de amigas en la esquina de Bolívar y Diagonal Sur justo antes de empezar a marchar rumbo al Congreso. Y en esa frase, sin referirse directamente a la feminización de la pobreza, al acceso al trabajo, al trabajo doméstico no remunerado, a la precarización de las mujeres trabajadoras, a las desigualdades de género y a las distintas exclusiones que viven mujeres, lesbianas, travestis y trans, configuró las capas que aglutina la violencia machista y patriarcal. Como ella, tantxs caminaron las calles que desbordaron de fiesta feminista este 8 de marzo. Muchxs eran estudiantes, con los labios pintados de verde, los pelos de colores, moños violetas, glitter en las mejillas, lentejuelas en la cara y consignas en los brazos. La alegría del festejo colectivo se hizo cuerpo en cada unx y reveló el poder de una potencia joven que ocupó las calles. Así de potente es también la organización que lograron dentro y fuera de las aulas. Porque muchxs participaron de las tomas durante septiembre del año pasado para defender otro tipo de educación pública. La tarde empezó con una asamblea de secundarios frente al Ministerio de Educación de la Ciudad, sobre Paseo Colón, donde la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB) concentró para ir luego a Plaza de Mayo. Este año los estudiantes ponen un énfasis especial en la militancia por la legalización del aborto y la mayoría llevaba el pañuelo verde. Male, 18 años y estudiante del colegio de Bellas Artes Rogelio Yrurtia, espera su turno como oradora de la asamblea. Cuenta: “Son muchísimas las compañeras, en especial de barrios carenciados que terminan falleciendo por ir a abortaderos clandestinos, o muchas compañeras y personas gestantes que ni siquiera llegan a poder pagárselo y terminan teniendo un pibe o una piba a una edad que no lo pueden mantener. Y cada vez son más los casos que saltan de compañeras que fueron abusadas o violadas y que tienen que dejar los estudios o cursar con el mismo violador. Son situaciones que no podemos seguir aguantando. Es urgente el protocolo por el que venimos luchando, más que nada porque la violencia de género está muy latente”. Maia, de 17, también del Yrurtia suma: “Se visibilizaron varios casos de abuso. Por eso, la implementación real de la Ley de Educación Sexual Integral es una de las luchas que venimos teniendo, todas problemáticas de género que seguimos en conjunto con NiUnaMenos porque como mujeres nos afecta”. Male vuelve a intervenir: “Son muy pocos los y las docentes que dan educación sexual integral real, lo cual lleva a que se den muchas situaciones de violencia que se podrían evitar y no tendríamos compañeros que fueran machistas y terminan abusando o violando a nuestras compañeras”. León, del Centro de Estudiantes del Liceo 9, también anda por ahí y hace hincapié en la ESI: “Queremos una educación sexual integral laica, con perspectiva de género y que no sea heteronormativa. Y exigimos la eliminación de los códigos de vestimenta misóginos y machistas que no nos permiten vestirnos como queremos y que en algunos casos, inhiben el derecho a la identidad de género. También rechazamos totalmente el protocolo de antitomas que intenta aplicar la ministra Acuña, con el que busca criminalizar a lxs estudiantes que luchamos contra el plan de recortes que están llevando a cabo. Luchar no es un delito y queremos que se derogue”. Todos estos temas que traen al segundo Paro Internacional de Mujeres, reflejan una construcción desde los centros de estudiantes. Male agrega: “No quiero olvidarme de otra de las consignas: los centros de cuidados infantiles. Porque las compañeras que quedan embarazadas y tienen que dejar los estudios para cuidar al hijo o a la hija y salir a laburar, no están siendo contempladas dentro del sistema educativo”.
La bandera de Anahí
Lourdes tiene 18 años y participa del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal de Banfield (ENAM). Tiene a su cargo la presidencia de la Comisión de Cultura y ahí conoció a Anahí Benítez. Ella y sus amigas llegaron en tren a Constitución. Mientras marchaban al Congreso repartieron volantes con los siete puntos que se trataron en un comunicado inicial, después de que asesinaran a su amiga hace siete meses en la Reserva Santa Catalina, de Lomas de Zamora. Piden Verdad y Justicia por Anahí y lo dejaron expresado en las pintadas color verde que estamparon en la calle. Maju está en 5º año y compartió varias marchas con Anahí. Su voz expresa un desconsuelo que crece. “Más allá del dolor y de lo difícil que es esto, porque todo el tiempo nos matan, cuando te toca tan de cerca, duele, duele y duele. La lucha es larga y difícil. Decimos que el Estado es responsable y que desde la estructura del Estado revictimizaron a Anahí exponiendo su intimidad y juzgándola por su vida adolescente cuando ya no podía defenderse. Hay muchas cosas que no nos cierran. Nunca vamos a bajar los brazos”. Lourdes, emocionada, cuenta: “Anahí esparcía su luz donde estuviera. Hoy estaría acá cantando con nosotras, estaría diciendo NiUnaMenos, estaría marchando por el aborto legal. Sentimos que alguien nos falta. Se siente raro no tenerla. Cada mes se siente diferente, pero lo que siempre está presente es el dolor y la impotencia porque el caso no está esclarecido y eso nos preocupa. No podemos estar tranquilas si su femicidio no se esclarece. Al mismo tiempo, son siete meses que se ven atravesados por un paro de mujeres que nos hace acompañar a un montón de otras mujeres que sufrieron violencia y que tratan de decirle No a todos los estigmas que hay sobre nuestro sexo. Lo que nos da ganas de estar marchando hoy es eso: seguir. Seguir teniendo presente a más de una loca que hoy no está. Y la fuerza para esta lucha está intacta. Siempre ponemos lo mejor de nosotras para tener coraje y seguir reclamando por nuestra amiga y compañera. Por ella”.