Una investigación de la Facultad de Ciencia Política de la UNR analiza la reproducción y vida sexual de las mujeres trabajadoras en los años 30, para encontrar respuestas a los silencios, las políticas y prácticas de la época. En la actualidad, la reivindicación del lugar y los derechos de la mujer es un tema prioritario en la agenda de la sociedad. La deconstrucción del aparato histórico machista recién está viendo la luz y es necesario conocer cómo eran las vidas de las mujeres en otras épocas del país.
La temática se desarrolla dentro del proyecto "Intervenciones estatales, trabajo y relaciones de género en Argentina (1930‑1943)", dirigido por la docente Maricel Bertolo junto a un amplio equipo de investigación. "La idea fue introducirnos en la vida privada pero que se transforma en un problema público a partir de la década del 20, cuando las mujeres comienzan a irrumpir más en el mundo del trabajo, sobre todo en el fabril, pero también aumentan las labores a domicilio", introdujo Valeria Venticinque.
La investigación se dedica a analizar las relaciones sexuales en esta época, cómo se llevaban a cabo, cómo eran las técnicas reproductivas, la idea de maternalismo y mujer‑madre como un binomio inseparable. "Es interesante descubrir por qué se transforma a la maternidad en una cuestión de Estado, que tiene que ver con la búsqueda del ideal de Nación: la madre como ese símbolo que tiene por su biología la posibilidad de reproducir esa raza con determinadas características", reconoció Venticinque.
La elección del tema surgió del interés por analizar cómo comienza a gestarse la idea de familia y a institucionalizarse por afuera de la Iglesia, que era la entidad que regulaba la vida privada hasta el momento. En esos tiempos, también se potencia la eugenesia como forma de regular las prácticas sexuales reproductivas y afectivas desde la ciencia. "Es un elemento muy interesante que nace en Inglaterra y es importado a Argentina en 1909. Tiene una relación muy estrecha con el positivismo que reinaba en ese momento, que buscaba el progreso", sostuvo la investigadora.
La noción del perfeccionamiento de la raza comenzó anteriormente al fenómeno del nazismo y fascismo y tiene una estrecha relación con la búsqueda de excelencia. Surge a partir de la idea de eliminar lo que comunmente se calificó en nuestro país como "barbarie" y de un control de aquellas personas con ciertas perversiones que eran producto de prácticas sexuales consideradas inmorales para la época. "Existe una concepción de doble moral, ya que los hombres eran valorados desde un parámetro y las mujeres desde otro. Por ejemplo, había prácticas sexuales toleradas para los varones que en las mujeres eran mal vistas", reflexionó la docente.
Es justamente en este período donde más se fundan instituciones higienistas en el país que le dan una nueva significación a la lactancia y a la maternidad porque hasta el momento la forma de parir era en los hogares o en espacios brindados por sociedades civiles. La institucionalización de lo público le da una notable impronta a esta concepción del cuerpo de la mujer como el reproductor de la sociedad en crecimiento.
La prostitución en esa época era moneda corriente, ya que en este período funcionaba legalmente en muchas ciudades de Argentina, entre ellas Rosario. La maternidad era tan importante para la realización de la mujer que la vida se llegaba a plantear con una dicotomía muy fuerte: ser madre o prostituta. "En muchos casos se solía asemejar a una mujer que deseaba fogosamente a un hombre como una mujer infértil, lo que generaba temores entre las que querían formar una familia. La única corriente que trabajaba por desmantelar esta lógica de mujer‑madre eran los anarquistas que pensaban que la maternidad era una obstáculo para lograr la emancipación", planteó Venticinque.
En cuestiones de empleo, el trabajo a domicilio era visto como una buena opción ya que lograba conciliar la actividad laboral con el desarrollo de la familia. Las mujeres eran las encargadas de educar a los niños y atender al marido, que era el pilar de la familia patriarcal, y es por eso que las tareas realizadas fuera del hogar no debían obstaculizar el desarrollo de la vida cotidiana. Este elemento fue utilizado por las feministas de la época, ya que el maternalismo político fue la carta para poder luchar por el sufragio femenino. Las feministas apoyaron la concepción de mujeres‑madres en tanto eso conllevaba el derecho al sufragio porque eran las que debían inculcar la idea de ciudadanos libres a sus hijos. Esta concepción proliferó en la época y, aunque no se logró el sufragio universal, fue un antecedente importante.
Todos estos hallazgos detallan con exactitud las políticas públicas de la época, pero sobre todo las destinadas a la familia. "Analizar esos años permite entender el diseño de algunas políticas o instituciones por sobre otras, como también la razón del fortalecimiento de las relaciones inequitativas que luego se sostendrán en el tiempo", reflexionó la investigadora.
La introducción de la eugenesia en el panorama nacional no es un detalle menor porque describe el imaginario de la época. Por ejemplo, los exámenes prenupciales se instalaron por estos años con la intención de demostrar el grado de sanidad psíquica y física de los contrayentes. Si alguno había tenido una enfermedad infecto contagiosa o un trastorno psicológico era causa para no contraer matrimonio. Las uniones arregladas por la familia tenían una tarea previa para establecer si los pretendientes gozaban de una salud integral porque implicaba poder tener hijos sanos o no, situación que colocaba a las mujeres en situaciones complejas e invasivas. "La virginidad era vista como un valuarte preciado y las que no contaban con esta situación eran mal vistas o debían contraer matrimonio con quien le impongan", comentó Venticinque.
El aborto era una práctica normal entre los sectores medios y trabajadores. En el primer caso, para preservar la moral y las buenas costumbres, mientras que en el segundo, por no poder mantener una familia numerosa. Los higienistas entendían que las madres solteras eran aquellas mujeres que tenían un instinto maternal tan fuerte que habían decidido hacerse cargo de sus hijos. La sociedad de la época era totalmente pronatalista, tal es así que se denunciaban muchas veces a mujeres por abortos naturales.
Dora Barranco dice que cuando las mujeres comienzan a inundar más el mercado laboral, se comienza a romper con algunos tabúes, como por ejemplo en el ámbito de las relaciones sociales. Otros argumentan que a partir del peronismo, a causa de distintas conquistas sociales y la apertura de las opciones de empleo, se hicieron más llanas las relaciones entre hombres y mujeres, aunque todavía las políticas estaban arraigadas al mandato de la mujer‑madre.
"Podemos establecer que a partir del movimiento feminista, recién entrados los años sesenta, las mujeres comienzan a desarrollar más sus habilidades y romper con el famoso techo de cristal, no sólo en el mercado laboral sino también en el académico. Se comienza a controlar la natalidad con procesos anticonceptivos y se abre una etapa donde las mujeres pueden hacerse cargo de su cuerpo, rompiendo con mandatos", concluyó la investigadora. Participaron del proyecto Maricel Bertolo, Valeria Venticinque, Verónica López, Jorgelina Bernasani y Santiago Bogione.