La presentación del Presidente que hizo la titular del Instituto Nacional de las Mujeres, Fabiana Tuñez, en la mañana del 8 de marzo, durante el acto oficial por el Día Internacional de la Mujer, generó indignación, incredulidad y burlas en redes sociales. Tuñez, quien llegó al Gobierno con las credenciales de haberle puesto números a los femicidios en la Argentina y contribuido así a visibilizar el grave problema de la violencia machista, llamó a Mauricio Macri “el feminista menos pensado”, luego de que anunciara su decisión de promover el debate por el aborto e impulsar una ley para lograr la equiparación salarial entre mujeres y varones. ¿Broma de mal gusto? ¿Provocación? ¿Operación del llamado pinkwashing (lavado rosa)? ¿Oportunismo? ¿O sincera convicción? Cuatro referentes feministas del Derecho, la academia y la sociedad civil, consultadas por Página/12, reflexionan sobre la incorporación incipiente de una agenda de género desde el Gobierno.
--¿Puede ser feminista Macri? –le preguntó este diario a Nelly “Pila” Minyersky, presidenta del Parlamento de las Mujeres, de la Legislatura porteña, y una de las abogadas más prestigiosas de la Argentina, en cuestiones de Familia y Derechos Humanos, además de feminista.
--No en absoluto. Su historia lo demuestra. Su forma de aparecer en los medios con su esposa e hija menor como si fuera la única es lo contrario de una familia real democrática, esencia del feminismo. Hasta ahora nunca se pronunció a favor de nuestros derechos. No olvidamos sus largos años como jefe de Gobierno porteño, cuando vetó el protocolo de aborto no punible, votado por la Legislatura, y desconoció la obligación de cumplir con la ley de Educación Sexual Integral en las escuelas de la Ciudad. No creo que devenga feminista. Los derechos de las mujeres son derechos humanos y son indivisibles, y el Gobierno de Macri está en contra de ellos. Además, por mencionar apenas un ejemplo, la reforma del sistema previsional, afecta fundamentalmente a las mujeres--respondió Minyersky, también activista de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Al borde de los 90 años da clases en la universidad, litiga y sigue militando por los derechos de las mujeres. Ayer dio una charla en una escuela evangélica sobre el aborto. Y el jueves, marchó también con su pañuelo verde en la multitudinaria manifestación del 8M.
Para la doctora en Ciencias Sociales Eleonor Faur, si el presidente fuera feminista, difícilmente tendría un Gabinete de veinte ministros y solo dos ministras. Pero Macri como tantos políticos –dice Faur--, sabe que las demandas populares requieren “mostrar” atención. “Macri apenas modifica su discurso. Su mal llamado feminismo lo lleva al cauce neoliberal. Habla de la igualdad salarial pero omite señalar las causas más profundas de esa desigualdad, causas que reproduce cuando arma su gabinete”, apuntó la autora del libro El cuidado infantil en el siglo XXI. Mujeres malabaristas en una sociedad desigual (Siglo XXI, Editores, 2014). De hecho las mujeres ganan menos porque acceden a los trabajos más precarizados y peores pagos –y no a los puestos de poder—y dedican menos horas que los varones –en promedio-- al trabajo asalariado porque se ocupan mayoritariamente –casi el doble de horas por día que ellos—a las tareas domésticas y de cuidado. Faur a la vez marcó las contradicciones del discurso presidencial en relación al debate por el derecho al aborto: El 1 de marzo se posiciona contra la legalización pero el 8 de marzo habla de la necesidad de que las mujeres vivan sus vidas en libertad. “Lo que veo es que el clamor popular y feminista golpeó a la puerta de la Casa Rosada. El feminismo que pide igualdad, que se planta contra el ajuste y que se vuelve verdaderamente masivo, pone en jaque, quizás más que ningún otro movimiento, el discurso presidencial. Habrá que ver cómo responderá efectivamente frente a estas demandas. Todavía es una incógnita”, agregóFaur.
La antropóloga feminista Mónica Tarducci, directora del Instituto de Género de la Facultad de Filosofía y Letras, de la UBA, advirtió que en los anuncios de Macri, que aluden a algunos temas que reclama el movimiento de mujeres, puede haber una operación del llamado pinkwashing (lavado rosa), que caracteriza al Gobierno de Israel, que levanta las banderas LGBT, como una forma de “lavar” su imagen, en el marco de un Estado represivo, condenado mundialmente por la violación de los derechos humanos del pueblo palestino. “Hay que recordar, por otro lado, que muchos países de América Latina dieron el derecho al voto a las mujeres bajo dictaduras. No hay relación directa entre gobiernos progresistas y derechos de las mujeres. Y menos, con los derechos sexuales y reproductivos. Si no, miremos lo que ha pasado con los gobiernos de la región, como el de Chávez que produjo una auténtica revolución cultural en su país y redistribución del ingreso importante, no dio el derecho al aborto. En términos de Nancy Fraser, podría haber una justicia de reconocimiento y no de distribución. Nosotros no nos imaginábamos ni como feministas, ni como mujeres del campo de la política, ni como intelectuales, que Macri iba a largar una cosa así. Obvio que está enmarcado en un primerear, como se dice en política, sobre un tema donde la mayoría de los partidos políticos –salvo los de izquierda—han sido tremendamente conservadores, temerosos y cobardes. Ahí había un nicho, que él y su grupo de asesores, ---obviamente Macri no piensa--, consideraron que era un tema importante, con el que se podía salir al ruedo, entretener pero a la vez quedar en la historia como el Gobierno que dio el derecho al aborto. Después de todo, ¿en Francia cuando se dio?: en un Gobierno de derecha”, recordó Tarducci.
Para la abogada Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), la incorporación incipiente de una agenda de igualdad de género en el discurso del Poder Ejecutivo Nacional y en algunas iniciativas tiene que ver con responder a una demanda social sostenida del movimiento de mujeres. “Esto –añadió-- se combina con un sentido de oportunidad que brinda el contexto en un año en que Argentina preside el G-20 y por lo tanto aspiran a mostrar una agenda moderna, sumando al proceso de incidencia que hicieron dirigentes del oficialismo para incluir ciertos temas en agenda”. En relación a la regulación de las licencias parentales que trascendió en el proyecto de reforma laboral de 2017, “la que se propone ahora incluye mejoras importantes, que se deben seguramente a ese trabajo interno que es importante reconocer”, consideró Gherardi.