Una de las personas más odiadas por la Liga Polaca contra la Difamación es el historiador polaco–norteamericano Jan T. Gross, autor de libros como “Vecinos, la destrucción de la comunidad judía de Jedwabne”, “La sociedad polaca bajo al ocupación alemana”, y “Miedo: el antisemitismo en Polonia después de Auschwitz”. Profesor de historia en la universidad de Princeton, Gross es especialista justamente en el período y en los eventos que la Liga y el actual gobierno polaco quieren borrar. En una conversación con Slawomir Sierakowski, director del Instituto de Estudios Avanzados de Varsovia, publicada poco antes de sancionada la ley que busca imponer una censura internacional, Gross desarmó los argumentos con que el partido Ley y Justicia trata de justificar la legislación.
- El gobierno dice que la ley castiga a quien diga o escriba la frase “campos de la muerte polacos”. Para Gross, “ninguna persona normal usa la frase para sugerir que los polacos construyeron y operaron los campos. Es evidente que los responsables fueron los nazis. Pero este problema comenzó antes de que Ley y Justicia llegara al poder, y la intención no es esa. El gobierno ni siquiera puso la frase en el texto de la ley”.
- ¿Cuál es el verdadero objetivo de la ley? Para Gross, claramente “el blanco son los historiadores que buscan la verdad sobre las diversas formas en que participaron en el Holocausto diferentes partes de la sociedad polaca. Ya lo hicieron cuando salió mi libro sobre Jedwabne, y lo hacen contra historiadores como Jan Grabowski, Barbara Engelking, Agnieszka Haska, Alina Skibinska, Joanna Tokarska-Bakir y Jacek Leociak. El gobierno dice que la ley no se aplica a artistas e investigadores, pero el gobierno es el que decide quién es un artista y quién es un investigador.
- ¿Funcionó la ley? “Antes de este escándalo, la frase sobre campos de la muerte polacos se publicaba a lo sumo cien veces en los medios internacionales. Ahora se publicó un millón de veces y se dice en todo el mundo que la legislación es un intento de cubrir la participación polaca en el Holocausto. La manera en que este gobierno arruinó la reputación de Polonia no tiene precedente”.
- ¿Por qué lo hacen, entonces? “Quieren criminalizar la verdad. Es parte del estilo del partido gobernante, con sus slogans suaves y atractivos. Dicen que así se combate la ‘pedagogía de la vergüenza’ y que bajo la guía del gobierno vamos a dejar de castigarnos, vamos a ver que somos valientes y buenos, que sólo hay héroes entre nosotros. Y se lo vamos a enseñar a todos en el exterior”.
- ¿Cómo se equivocaron tanto? La respuesta es por ignorancia: “Los autores de la ley no deben haber leído nunca un testimonio de algún judío que sobrevivió el Holocausto en Polonia. La historia es siempre la misma, que antes de que esos pocos afortunados encontraran a alguien decente que los ayudara, sufrieron traiciones, chantajes, violaciones, robos a manos de otros ciudadanos polacos. El hecho es que los judíos no podían caminar por una calle de Polonia durante la ocupación no porque los alemanes se iban a dar cuenta, sino porque algún polaco los iba a denunciar. Por eso los sobrevivientes reaccionan ante esta ley como ante un ataque a sus propios testimonios. La imagen de Polonia estaba mejorando, antes era considerado un país maldito, una frase con la que no estoy de acuerdo pero que escuchaba mucho. Hay tanta gente que considera que los polacos fueron peores que los alemanes, porque no eran extranjeros, invasores, sino vecinos. Hay testimonios en que sobrevivientes se refieren a los asesinos por el sobrenombre, hablan de Marito, de Tito. Mi opinión sobre los polacos fue empeorando a medida que aprendía más sobre lo que pasó”.
- ¿Por qué existen grupos dedicados a tratar de borrar esta historia? “Porque es un retrato aterrador de la sociedad polaca de la que las nuevas generaciones no saben nada. La mayoría de los polacos creen que sufrieron más que los judíos durante la guerra. Masacraron a tres millones de ciudadanos polacos con una brutalidad nunca vista y la sociedad polaca no lo sabe. Las escuelas ya no llevan los alumnos a los campos. Toda esta temática es difícil de procesar, porque contiene dramas. Por ejemplo, que los polacos mataron muchos, muchos más judíos durante la guerra que mataron alemanes. Desde la invasión en septiembre de 1939 hasta la insurrección de Varsovia, mataron a lo sumo 30.000 alemanes. Nadie que estudie el tema duda que los polacos mataron muchos más judíos que eso”.