La cultura libresca no cantó el hit del verano en La Noche de las Librerías. Ganas no faltaron –admiten algunos que prefieren preservar el anonimato y se quejan de “los pruritos burgueses” con ironía– y las quejas, más allá de las buenas ventas, aparecen como una necesidad de catarsis de quienes intuyen que no están todavía en el fondo del pozo. Pero que otean en el horizonte un futuro cada vez más estrecho e incierto. “Si no nos agarra la lluvia, va a estar movidito”, augura Pablo, de Sudeste Libros (Corrientes 1773), una librería de ofertas y saldos. “Se vende diez veces más que en un día común, aunque las ventas cayeron un veinte por ciento. Te salvan diciembre y el Día del Padre –explica el librero con el gesto contrariado de los salvados que saben que la amenaza continúa–. No aumentamos los libros, tuvimos que bajarlos un veinte por ciento para poder venderlos: los que estaban 100 pesos a 80, los que estaban 80 a 60”.
Cada vez circula más gente en la librería, tentada por el cartel “Solo por hoy”, que invita a revolver en los estantes de la entrada. “A principios de 2017, pagábamos 800 pesos de luz, hoy pagamos 7000. Y aunque tenemos un aire acondicionado, no lo usamos. El año pasado pagábamos 40.000 pesos de alquiler por mes, ahora pagamos 72.000. Los primeros 3000 pesos por día que recaudamos van para pagar el alquiler. Pero hay días que vendemos sólo 4000 pesos”, aclara Pablo de Sudeste.
–¿Cómo hacen para seguir?
–Resistimos... Y tratamos de participar de muchas ferias de la provincia de Buenos Aires, que se hacen en septiembre, octubre y noviembre.
Alexandra es una médica colombiana de 31 años que está haciendo la cola en la caja de Edipo Libros (Corrientes 1686). Casi no se puede caminar por los pasillos. Tiene en la mano una bolsa con tres libros que compró en otra librería: El lobo estepario y Siddhartha, de Herman Hesse, y 1984, de George Orwell. “Me los recomendaron y me los compré. Me salieron 300 pesos los tres”, cuenta Alexandra con el entusiasmo de haber hecho una buena compra. Rolando, librero de Edipo, celebra que esté “remontando” la afluencia de personas. “A las seis de la tarde no había nadie”, recuerda, dos horas después. “Un día como hoy vendemos tres veces o un poco más que un sábado común. Lo que más salen son los libros usados y los de saldo. Un libro nuevo cuesta 500 pesos promedio contra 250 del usado. Enero y febrero fueron meses terribles”, subraya Rolando y agrega que las ventas en 2017 bajaron entre un 20 y un 30 por ciento.
Las faunas se mezclan en la noche del sábado. Varios chicos se juntan en la puerta del teatro Belisario, que está justo al lado de La Cátedra (Corrientes 1622), con su cartel: “Liquidación total. 100.000 libros hasta agotar stock”. Gastón, uno de los libreros, calcula que la gente gasta un promedio de 100 pesos por cada compra. Hace 35 años que Horacio trabaja en librerías. En Antígona (Corrientes 1585) se presta al desafío de ver cómo evolucionaron los precios de los libros que le propone PáginaI12. Lecciones de cine, de Laurent Tirard, costaba 259 pesos en enero de 2016. Desde enero de 2018 está a 419 pesos, un aumento del 60 por ciento en dos años. El Aleph, de Jorge Luis Borges, en una edición de bolsillo en 2015 estaba 129 pesos, hoy sale 229, un aumento del 56 por ciento. “Los aumentos de precios frenan la demanda. Antes alguien se compraba dos o tres libros y no preguntaba el precio. No le importaba. Ahora todos preguntan por el precio”, compara Horacio. Una madre con su hija de 9 años se acerca para preguntar los precios de El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, y La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, dos libros que le pidieron en el colegio. La variación de ediciones y precios la confunde. “Pregunto a las madres por Whatsapp a ver qué van a comprar”, revela mientras espera y de a ratos consulta el teléfono en busca de alguna novedad.
Las editoriales independientes Eloísa Cartonera, Milena Caserola, Madreselva y La Periférica también coparon la avenida Corrientes con sus libros. “Hace cuatro años que me vengo con los caballetes de casa en subte, de Angel Gallardo hasta Callao. Lo que siempre me falta es una tabla, que trato de buscarla en algún volquete porque viajar con una tabla es difícil. Caballete y valija con libritos me la banco”, reconoce Matías Reck, editor y agitador cultural de Milena Caserola. “Nuestra estrategia es estar en todos lados. Tenemos un pedido concreto: hagan Noches de las Librerías todos los meses. Una vez por mes corten Corrientes, que se llena de gente y está buenísimo. Habría que recuperar esa vieja calle Corrientes de amplia circulación, como las presentaciones de los libros de Oliverio Girondo de los años 20. El tema es que, cuando ven que hay baja de venta de libros, te meten una Noche de las Librerías. El año pasado se improvisó una a fin de noviembre. La realidad es que hay una baja notable en las ventas en librerías”.
Reck advierte que “esto es una especie de FLIA (Feria del Libro Interdependiente y Alternativo), auspiciada por este amarillo y fantástico Gobierno de la Ciudad”. Una mujer toma un ejemplar de la novela El paraíso de los solos, de Agustín Romero, y pregunta cuánto cuesta. “200 pesos”, responde Reck. “Está bueno copar espacios en esta suerte de ilegalidad. En noviembre vinieron los de la Guardia Urbana y nos dijeron: ‘Muchachos, levanten la mesa’... Hay algo un poco ficticio en los livings, con los sillones amplios, que creo que viene de las políticas afrancesadas de Jorge Telerman, que después las continuaron todos”, ironiza el editor sobre las charlas en las que han participado Darío Sztajnszrajber, Claudia Piñeiro, Mariana Enriquez, Reynaldo Sietecase y Agustina Bazterrica, entre otros, y revela que la biografía de Cris Morena –Cris Morena. La mujer que transformó la adolescencia argentina, de Pablo Méndez Shiff– es el modesto best seller de Milena Caserola con 400 ejemplares vendidos.
“No venimos a sacarles ventas a las librerías, que son nuestras aliadas, ni a competir ni a vender nuestros libros más baratos que en las librerías. Nosotros aumentamos un veinte por ciento los precios de los libros en 2016 y 2017, es decir un 40 por ciento en dos años. Pero las ventas cayeron entre un 20 y un 40 por ciento en las librerías. Esto nos obliga a ir a más ferias que hace unos años. No podemos relajarnos y decir que los libros están distribuidos. Uno como editor independiente hace el laburo de estar en ferias”. Reck resume lo que implica participar en La Noche de las Librerías: “En un mes de ventas en librerías recaudamos entre 10.000 y 12.000 pesos el año pasado. En una noche acá vendimos 8000 pesos. Casi hago un mes en un día”.