En una votación histórica, la Asamblea Nacional Popular de China (ANP) aprobó ayer la posibilidad de que el presidente Xi Jinping pueda permanecer en el cargo de forma indefinida. El Partido Comunista chino (PCCh) ya había puesto al actual jefe del Estado al nivel de los máximos líderes del país, además de inscribir su pensamiento y teorías en la Carta Magna.
Sin sorpresas y con respaldo casi total, la sesión plenaria del Parlamento chino aprobó en una sola votación el conjunto de 21 enmiendas constitucionales propuestas, entre las que figura la eliminación del límite de dos mandatos consecutivos de cinco años cada uno para los presidentes del país. El resultado fue de 2.958 votos a favor, 2 en contra y tres abstenciones, informó la agencia oficial de noticias china, XInhua.
Xi, de 64 años y presidente desde 2013, podrá ser el líder del país más allá de 2023 y el que logre más años de servicio al frente de la primera magistratura. La movida no tuvo en cuenta las críticas de algunos sectores de la sociedad, mucho menos del extranjero.
En las últimas décadas y para el PCCh la edad de retiro o jubilación para sus líderes es de 68 años, aunque nunca fue letra escrita. Los dos anteriores presidentes dejaron el cargo tras diez años repartidos en dos mandatos: Jiang Zemin (1993-2003) y Hu Jintao (2003-2013). La actual Constitución china, que entró en vigor en 1982, había sido enmendada por última vez en 2004.
El retorno a un liderazgo indefinido es una ruptura con el sistema creado por el ex presidente Deng Xiaoping, que establecía un poder con límites temporales para los altos cargos, a fin de evitar la acumulación del poder personal de la época de Mao (1949-1976).
Otra de las enmiendas aprobadas convierte a Xi en un presidente con un poder comparable al del Gran Timonel chino al incluir en la Carta Magna china las tesis políticas de Xi sobre el desarrollo del “socialismo con características chinas en una nueva era”.
En sólo cinco años, Xi logró un nivel de poder y reconocimiento comparable sólo al del fundador de la China comunista.
“La Constitución siempre ha sido muy clara y consecuente con el liderazgo del PCCh. Al escribir la nueva oración en la Constitución, el principio se fortaleció, profundizó y amplió”, dijo ayer Shen Chunyao, presidente de la Comisión para Asuntos Legislativos del Comité Nacional del 12° Congreso Nacional del Pueblo, en una rueda de prensa.
“La revisión refleja la naturaleza fundamental, integral y contemporánea del liderazgo del partido, que lo ejerce sobre todas las áreas de actividad en cada parte del país”, aclaró Shen.
En octubre pasado, durante el 19º Congreso Nacional del Partido, se elevó el estatus de Xi al incluir en la carta del partido su herencia ideológica, algo que sólo había sucedido con Mao y Deng.
Ahora su “Pensamiento sobre el Socialismo con Características Chinas para una Nueva Era” quedó inscrito en la Constitución y, además de estudiarse en las escuelas, cualquier crítica a Xi podría ser considerada anticonstitucional.
Tras la votación, el presidente de la ANP, Zhang Dejiang, destacó la importancia de “defender el liderazgo centralizado y unificado” con Xi Jinping “en su núcleo”, tal como lo consideran en el partido.
La aprobación de las enmiendas constitucionales supone una consolidación aún mayor del poder de Xi, que justo termina su primer mandato de cinco años.
La Asamblea también anunció que habrá un aumento del 8,1% de su presupuesto de Defensa para el 2018, una aceleración de un punto respecto al año pasado y que responde a los vientos de rearme de Estados Unidos y Rusia. Serán 173.000 millones de dólares, según el informe del Ministerio de Finanzas.
También ayer se aprobó una nueva agencia anti-corrupción, la Comisión Nacional de Supervisión, que ampliará los poderes para vigilar a todos los empleados públicos, desde funcionarios y gerentes de empresas estatales hasta docentes, médicos y periodistas.
Según el diario hongkonés, South China Morning Post, los críticos la etiquetaron como una suerte de “cobertura legal” para seguir investigando y deteniendo sospechosos sin darles acceso a abogados, una práctica condenada por expertos legales y defensores de los derechos.
En los últimos años, Xi comandó una campaña contra la corrupción que castigó a más de 1,3 millones de funcionarios en cinco años, entre ellos algunos de sus adversarios políticos, según expusieron los medios extranjeros.
Xi está moldeando el orden mundial para colocarse como referente en medio de una Europa desunida, un Estados Unidos cerrado al mundo y una Rusia con nostalgia imperial. El objetivo de Xi a nivel mundial fue y es elevar a China como superpotencia y aumentar su poder económico con iniciativas como La Franja y la Ruta de la Seda, un corredor de comercio e infraestructura que unirá los continentes.