Una niña salteña de 10 años que estaba internada en un hogar materno infantil de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, luego de que su madre biológica la echara de su casa, fue entregada a una tía que vive en Tartagal, por decisión de la Justicia provincial tras un largo proceso de restitución internacional. De ese modo se puso fin a la triste historia de Y.A.M., quien había sido criada por una de sus abuelas, en ausencia de sus padres biológicos, hasta que la mujer falleció. Hace más de un año, la madre biológica la había ido a buscar a Salta y la llevó consigo a Bolivia, luego de obtener un permiso que le puso un plazo de 90 días para traerla de regreso. Además de no cumplir con esa autorización temporal, en la casa materna, como Cenicienta, la pequeña era obligada a realizar las tareas domésticas, además de cuidar a sus hermanastros, menores que ella. Esta vez no hubo príncipe salvador, sino una tía que con gran esfuerzo logró restituirla al seno de una familia que quiere cuidarla.
En la historia tuvo un rol fundamental la jueza en lo Civil de Personas y Familia número 1 de Tartagal Claudia Yance, quien pidió la intervención de la Cancillería argentina, del consulado en Santa Cruz de la Sierra y de la Justicia boliviana, sobre la base de lo que establece la Convención Interamericana sobre Restitución Internacional de Menores. La jueza recordó que esa norma “reconoce derechos en beneficio de los infantes, les impone a los Estados parte una concreta obligación de protección en beneficio de los niños”, motivo por el cual reclamó la restitución, que “tiene como finalidad restablecer el equilibrio roto por quienes han contribuido a producir un desarraigo abrupto e ilegítimo de la niña respecto del ámbito social donde se desarrolló y realizó su primera formación”.
El camino de retorno a su lugar de origen comenzó cuando la niña fue echada de la casa por su madre. Su primer contacto externo fue un policía a quien le contó lo que le estaba pasando y quien solicitó la intervención de la Defensoría de la Niñez y de la Adolescencia. Cuando la madre fue consultada sobre lo ocurrido, ella dijo que no estaba en condiciones de cuidarla ni criarla, por lo que manifestó su decisión de entregarla al cuidado del Hogar de Niños Main, de Santa Cruz de la Sierra.
La información llegó a los familiares de la niña en Tartagal, quienes iniciaron las acciones judiciales de restitución internacional apelando a la Convención Interamericana. La denuncia se fundó en el hecho de que la madre biológica retuvo a su hija más allá del plazo estipulado para su permanencia fuera del país. Luego de un largo proceso, la jueza Yance ordenó, el 30 de diciembre pasado, la restitución internacional, que recién se concretó a fines del mes de febrero. La doctora Yance insistió en que se agilizara el trámite judicial porque “el tiempo es fundamental en todos los asuntos humanos y lo es de manera relevante en el desarrollo de los niños”.
Antes de ser llevada por su madre, la niña estaba a cargo de su abuela; nada se dice sobre el padre de la criatura. Al morir la abuela, la madre decidió llevarla a Bolivia, su lugar de residencia, con una autorización por noventa días, plazo que se venció sin que se produjera el retorno. La jueza argumentó en su fallo que la única solución para “la niña turbada por el traslado a un país extraño” era lograr “el retorno inmediato a su lugar de residencia habitual”.
En el fallo se puntualizó que es la tía de la criatura “la persona más importante en su vida”. El proceso judicial finalizó con una audiencia, en Tartagal, con la restitución de Y.A.M. en la sede del juzgado. La jueza dispuso que la tía deberá iniciar las acciones destinadas a regularizar todos los aspectos legales de la tenencia, que se dio en los hechos apenas finalizada la audiencia. La jueza le recomendó a la tía que desarrolle “un fuerte sostenimiento” de la niña para revertir los efectos “del tiempo de institucionalización” que tuvo que soportar, alejada de su familia.