La jueza Patricia Bilotta consideró legal la detención de tres jóvenes que sufrieron un brutal episodio de violencia institucional; pero, ordenó que se investigue a los policías involucrados por excesos y abusos de poder. La magistrada sí hizo lugar al recurso de habeas corpus para que las víctimas no sufran más amenazas, persecución ni restricción a su libertad ambulatoria. El planteo fue presentado por el Servicio Público de la Defensa Penal, que irá a la Cámara para insistir con que la detención y allanamientos en las viviendas de dos de las víctimas se declaren ilegales y arbitrarios. El varón del grupo de detenidos fue sometido a un "simulacro de fusilamiento", en Uriburu y el río; y lo amenazaron con que terminaría "como Franco Casco".

El hecho tuvo lugar alrededor de las 3.30 del viernes 2 de diciembre, cuando Matías R. se encontraba en el bar Olimpo, de Mendoza y Corrientes, y observó una situación de violencia de género contra Natalia S.. Ella manifestó luego que el agresor es su ex pareja, agente de la Policía Federal. Matías se acercó para intervenir y el sujeto se fue corriendo del bar. Una vez fuera del local, Matías fue interceptado por dos policías de la Brigada Motorizada de la Policía de Santa Fe, quienes lo pusieron contra una pared, según denunció.

En tanto, a Natalia, que estaba en medio de una crisis de nervios, intentó golpearla un oficial. Nuevamente, Matías pretendió ayudarla pero agentes del Comando Radioeléctrico lo golpearon, le pusieron las esposas y lo subieron al móvil. La víctima denunció que en el auto le propinaron golpes en la cara y contra la puerta del auto, por lo que le quedó su nariz hinchada con permanente sangrado.

En el suceso, no solo fue detenido Matías, sino también Natalia y Regina, otra chica que se encontraba con Matías en el bar. Todos fueron llevados hasta la comisaría 2ª; pero los policías solo ingresaron a las dos mujeres; mientras que Matías, fue trasladado al Hospital Provincial, por la gravedad de los golpes. Allí le hicieron una radiografía que constató la fractura del tabique nasal.

Todavía no había sucedido lo peor. Tras ser revisado, Matías fue nuevamente subido al móvil del Comando que en lugar de ir a la seccional, tomó el camino hacia la zona sur. En Uriburu y el río Paraná fue bajado del auto a los gritos. Allí le dijeron que le sucedería lo mismo que a Franco Casco, el joven que en 2014 fue hallado sin vida en el río, tras haber estado alojado en la Comisaría 7ª. Además, volvió a ser golpeado salvajemente y un policía le dijo que se arrodillara. Matías se resistió y le dieron un golpe con la escopeta en la pierna, que lo tumbó al suelo. Una vez en el piso, los policías lo azotaron a golpes de puño --agrega la denuncia--. Uno de los efectivos sacó una pistola y disparó dos tiros que pasaron muy cerca de su oreja. El joven manifestó haber quedado aturdido por un rato. Con esa misma arma, recibió un culatazo en la oreja. Alrededor de las 6 de la mañana, volvieron a subirlo al móvil, donde siguieron golpeándolo, y lo llevaron a la seccional.

La denuncia agrega que cuando Matías llegó a la comisaría, Natalia y Regina empezaron a gritar desesperadas por cómo lo vieron. En la guardia, los efectivos volvieron a pegarle, en los ojos y la mandíbula. Después lo metieron a un calabozo con las mujeres.

El planteo de habeas corpus sostuvo que a las 9 de la mañana, los policías de guardia fotografiaron y ficharon a las tres víctimas. Incluso, Natalia y Regina fueron víctimas de apremios ilegales durante su estadía. También les armaron causa por resistencia a la autoridad y daños.

Pasado el mediodía y con minutos de diferencia, los tres fueron liberados. Pero antes, fueron allanadas las viviendas de dos de ellos, lo que la policía corrigió como una constatación de domicilio.

El secretario privado de la Defensa Pública insistirá en la Cámara Penal para que se declare ilegal la detención y posteriores allanamientos. Las víctimas estuvieron acompañadas por militantes del PTS, que se manifestaron en la puerta del Tribunal.