La fiscalía federal de Lomas de Zamora pidió la detención y la declaración indagatoria del abogado penalista Rubén Carrazzone, de 62 años, por el femicidio de su esposa Stella Maris Sequeira, de 60, quien fue vista por última vez el 29 de diciembre de 2016 en la quinta que ambos compartían en Ezeiza. Inicialmente, la desaparición de la mujer fue investigada como un secuestro extorsivo, luego de que el ahora acusado denunciara que había recibido llamados exigiendo dinero para que la liberaran. Sin embargo, para el fiscal Leonel Gómez Barbella, las investigaciones dieron por tierra con la versión que intentó instalar Carrazzone y lo acusó de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber sido cometido mediando violencia de género”. La abogada Raquel Hermida Leyenda, quien representa a la hija de Sequeira, dijo a PáginaI12 que “estaríamos ante el primer femicidio dictaminado en sede Federal y sería un antecedente jurisprudencial importante”.
A más de un año y dos meses de la desaparición de Sequeira, el fiscal consideró que existen numerosas pruebas que evidencian que Carrazzone fue el autor del crimen y que luego, valiéndose de sus conocimientos jurídicos, orquestó un plan para procurar desviar la investigación y lograr su impunidad.
El requerimiento de detención que el fiscal 2 de Lomas de Zamora presentó ante el juez Federal, Carlos Santamarina, quien deberá resolver si ordena o no el arresto del abogado, está fundado en el peligro de que Carrazzone pueda continuar entorpeciendo la investigación.
La presentación del Ministerio Público Fiscal le adjudica al letrado “el haber dado muerte mediando para ello violencia de género a Stella Maris Sequeira, con quien mantenía una relación de pareja estable y convivencia desde inicios del año 2005”.
Tanto para Gómez Barbella como para Hermida Leyenda la falta del cadáver no impide acusar al abogado por el femicidio. El fiscal sostuvo en su presentación que la falta del cuerpo “no resulta ser un extremo que impida calificar a este hecho como un femicidio”, porque “el cuerpo del delito es el conjunto de elementos materiales cuya existencia induce en el juez la certidumbre de la comisión de un hecho delictuoso”, explicó.
En tanto, la abogada de Solange Ponzo, la hija de Sequeira, explicó que entre esos elementos están “los testigos que vieron días antes a Stella Maris demacrada y con golpes, sin pintar, cuando era una mujer muy coqueta que no salía a la calle sin arreglarse. Con marcas en los brazos. Además, hay otra testigo que certifica que Carrazzone le pegaba”. En lo que disiente la abogada con el fiscal es en que, para ella, Carrazone es el único autor del crimen, y que “después lo ayudaron a deshacerse del cuerpo”. Para la fiscalía, Carrazzone es uno de los autores del femicidio.
Stella Maris Sequeira desapareció el 29 de diciembre de 2016. Recién tres días después, Carrazzone denunció la desaparición de su esposa, y sostuvo que había recibido llamados extorsivos y que los captores le habían exigido el pago de 80.000 dólares. “Viejo hijo de puta, te estuvimos llamando, tenemos a tu mujer, andá buscando plata”, dijo el abogado que le dijeron. Por el tipo de delito, la causa quedó entonces dentro de la jurisdicción de la justicia federal.
Sin embargo, las investigaciones condujeron a la detención de Miguel Franco, de 61 años, un cliente del abogado, quien sostuvo que los llamados los había realizado a pedido de Carrazzone, tras lo cual el juez Santamarina ordenó que se investigue el caso como homicidio. Meses después, el único detenido en la causa, Franco, quedó sobreseído por el delito de secuestro extorsivo y el foco pasó al letrado.
Para el fiscal, Carrazzone “utilizó sus conocimientos técnicos del derecho, como también de la práctica judicial, mediante el despliegue de influencias sobre personas como Miguel Ángel Franco y a través de éste, sobre terceros que sirvieran de colaboradores para efectuar los llamados extorsivos en el marco de un secuestro inexistente”.
Además, la fiscalía sostuvo que el abogado no sólo entorpeció el accionar de la justicia y denunció un falso secuestro, sino que “de acuerdo a diversos elementos de juicio reunidos es posible arribar a un estado de sospecha bastante respecto de su autoría en el femicidio”, el que se habría cometido “el 29 de diciembre de 2016, en horas vespertinas”, en la casa que compartía la pareja en la calle El Ombú 786, del barrio La Unión, en el partido de Ezeiza. Tras el femicidio, “Carrazzone se deshizo del cuerpo de su víctima, procurando su desaparición, sin que hasta la fecha se haya logrado dar con él”, sostiene Gómez Barbella en su requerimiento de indagatoria.
No obstante, el escrito señala que entre las pruebas recolectadas, cuando se utilizó “el producto pulverizador ‘Blue Star’ (Luminol), se observó que en la ducha del baño de la vivienda principal, existía una sustancia que provocaba notoria fluorescencia, intensidad, color y persistencia similares a la sangre”. Y que hay “distintos indicios compatibles con la posible producción de lesiones, en virtud de la sustancia advertida a través del Luminol tanto en el baño, como en la habitación de dormitorio que la pareja compartía, en la manija de la mesa de luz ubicada en el lateral derecho de la cama matrimonial y en la puerta del ropero”.
Según explicó Hermida Leyenda, “el abogado no es un hombre de dinero como se intentó mostrar. La que tenía dinero era ella, y lo iba a abandonar ese día”. Según la abogada, Sequeira, quien se enteró que Carrazzone tenía como amante a una amiga de ella, “le había avisado a todos (los conocidos) que lo iba a dejar y lo amenazó con denunciar todos los chanchullos que cometía” y, dicho por un testigo, que “se iba a tener que ir con un bolsito como cuando vino”.
De acuerdo con los testimonios, Carrazzone mantenía una relación con una mujer a quien los testigos se referían como “Lourdes, la brasilera”, dueña de una parrilla del partido de Lomas de Zamora que, al igual que la vivienda y los autos de Carrazzone, fue allanada en el marco de la investigación.
Para el funcionario judicial, “resulta notorio que la conducta de Carrazzone contra Sequeira se enmarcaría en un contexto de violencia contra la mujer que se encuentra acreditada a partir del testimonio de personas que conocían muy de cerca la relación de pareja. Ello permite sospechar que el hecho investigado fue la consecuencia de una particular situación de vulnerabilidad de la víctima por su condición de mujer”.