Hace cinco años que Jorge Bergoglio se convirtió en el papa Francisco. Eligió su nombre por San Francisco, el pastor de los pobres.
En ese momento que nos sorprendió a todos, empecé a seguir sus pasos, sus homilías y sus viajes y medí cuenta de que elegía siempre lugares en conflicto. Colaboró para conseguir la paz entre países enemigos, apoyó en cada lugar al que más lo necesita, no le tiene miedo a las balas: Francisco ha hecho en poco tiempo lo que no hizo ningún otro Papa.
Cinco años en un mundo lleno de guerras, de hambre, de armamentos sofisticados y él sólo con la palabra, su figura vestida de blanco haciéndose lugar con mucha decisión, entre las balas, los discursos xenófobos, amenazantes y siempre con la misma sonrisa, con su gesto pacífico y sus palabras audaces.
El papa Francisco enfrenta con sabiduría problemas muy serios dentro de la Iglesia y fuera de ella, y si se equivoca, lo reconoce.
Sabemos que faltan cambios muy grandes dentro de la Iglesia Católica, pero este Papa nos permite tener esperanzas.
* Presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.